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Columnista - 25 abril, 2010

PERISCOPIO

Por: Jaime Gnecco Hernandez Vimos el debate de los presidenciables por Caracol y no me explico por qué sólo eran seis concurrentes, cuando todos sabemos que los candidatos son nueve. Es más, entre los que faltaron había candidatos con más puntaje en el producto de las encuestas dadas por veraces que muchos de los que […]

Por: Jaime Gnecco Hernandez

Vimos el debate de los presidenciables por Caracol y no me explico por qué sólo eran seis concurrentes, cuando todos sabemos que los candidatos son nueve. Es más, entre los que faltaron había candidatos con más puntaje en el producto de las encuestas dadas por veraces que muchos de los que sí asistieron. ¿Se negaron a ir,  o no fueron invitados?. Primera falla fundamental de la organización, que en general, puede calificarse como muy buena. Las discriminaciones son malas por lo ofensivas pues nadie debe sentirse con autoridad para propiciarlas, ya que entre los que faltaron, había quien podía decir cosas interesantes que los televidentes quieren escuchar. Ojalá no se repita este punto negro.
El debate fue organizado sobre la base de la opinión de los candidatos en casos hipotéticos de situaciones que ha vivido en forma concreta la población colombiana y sobre las cuales ya todos tenemos nuestra opinión tomada; ergo, se trataba de saber con qué televidente se identifica el candidato o viceversa cuando éste expresa su opinión. En términos generales, puede decirse que todos están empapados de la realidad nacional y el debate transcurría en forma casi apacible cuando saltó la liebre; un candidato se dirige a otro para reclamarle por una cuestión de tipo personal de hace cuatro años entre ambos, es decir, lo que nadie se esperaba pues la presentación no se organizó para ese tipo de cosas, y según se demostró, el incidente ya estaba zanjado, y  el mismo candidato, cuando fue interrogado por un periodista acerca de por qué permitió que la esposa de alguien preso por parapolítica interviniera como candidata al Congreso el 14 de marzo, contestó que dicha señora no estaba cuestionada ni por la Fiscalía ni la Procuraduría, que de estarlo, él no la hubiera avalado.
El candidato de marras mintió, pues él supo con la antelación debida de candidatos cuestionados por ambas entidades de control  y sin embargo no les negó el aval; más bien se lo negó sin ningún motivo a quienes le podían hacer sombra  y sin ningún motivo también, rellenó la lista con gentes anodinas en la seguridad que no le quitarían votos a su favorito. Eso sucedió en el departamento del Cesar, en la acción más inviril de un Jefe de Partido que además permitió que lo chantajearan de manera pueril. Si miente como candidato, qué no haría de presidente?
Y a propósito de mentiras, Noemí cuestiona a Santos y dice que ha ofrecido dádivas a conservadores para ganarse sus votos; Santos dice que renuncia a la candidatura si se lo prueba, ella dice que le ofreció el Mindefensa a Darío  Montoya Gerente del Sena, Santos lo niega y también Montoya y ahora le ha caído encima a Noemí toda la impía que acompaña a Santos, todo por decir una verdad, pues yo sí creo en el ofrecimiento después de todos los datos recogidos al respecto. Es más, creo en Noemí y no la creo capaz de mentir en escenario tan importante, y en quien no creo es en Santos y  Montoya, ya que sabemos cómo se las traen los funcionarios de éste gobierno donde el primero de todos da la tónica y porque, además, ésta es la manera más socorrida por ellos para conseguir respaldo; acordémonos de la Yidispolítica, caso insólito en el mundo de un co-hecho unilateral., el típico y clásico onanismo, y de las setenta y nueve notarías. Con razón los conservadores exigen a Santos que cumpla con renunciar, pero él dice que el caso ya está cerrado. Bonito así, pero el pasado, que igual que el Sida no perdona, le viene con Mancuso.
Esto demuestra que de Uribe hacia abajo ninguno de ellos tiene ideología ya que el lema que los identifica es el de hacer lo que sea necesario para conseguir lo que quieren, es decir, el fin justifica los medios, y ahora lo que quieren, de Uribe hacia abajo, es huir de la justicia tanto colombiana como de la internacional y Santos, de ganar, sería el encargado de salvarlos a todos, es decir, que mientras hay candidatos pendientes de salvar y ayudar al país y sus habitantes, a ellos sólo les interesa salvarse ellos.
Reconozcamos que sin proponérselo, el eje sobre el cual giró el debate fue el inefable Antanas Mockus,  y eso tiene varias explicaciones, entre otras porque contrario a los anteriores citados, el hombre no miente y ha hecho de eso su credo, y con otras virtudes, está donde está. De los cinco interlocutores, tres lo escogieron a él para preguntarle con la intención de rajarlo, el hombre paró los golpes como un mosquetero y a las buenas, con buena lógica y sana disertación, nos convenció a todos que conocía los temas y sus soluciones.
El colofón del debate son las repercusiones que ha tenido en  Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, donde el Coronel y sus amigos han interpretado las palabras de Santos como una amenaza para el hemisferio, así que el que quiera guerra que vote por él, porque si él no les declara la guerra, ellos nos la declararán a nosotros; aquí donde estamos, desde el primer día sufriremos las consecuencias.

Columnista
25 abril, 2010

PERISCOPIO

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

Por: Jaime Gnecco Hernandez Vimos el debate de los presidenciables por Caracol y no me explico por qué sólo eran seis concurrentes, cuando todos sabemos que los candidatos son nueve. Es más, entre los que faltaron había candidatos con más puntaje en el producto de las encuestas dadas por veraces que muchos de los que […]


Por: Jaime Gnecco Hernandez

Vimos el debate de los presidenciables por Caracol y no me explico por qué sólo eran seis concurrentes, cuando todos sabemos que los candidatos son nueve. Es más, entre los que faltaron había candidatos con más puntaje en el producto de las encuestas dadas por veraces que muchos de los que sí asistieron. ¿Se negaron a ir,  o no fueron invitados?. Primera falla fundamental de la organización, que en general, puede calificarse como muy buena. Las discriminaciones son malas por lo ofensivas pues nadie debe sentirse con autoridad para propiciarlas, ya que entre los que faltaron, había quien podía decir cosas interesantes que los televidentes quieren escuchar. Ojalá no se repita este punto negro.
El debate fue organizado sobre la base de la opinión de los candidatos en casos hipotéticos de situaciones que ha vivido en forma concreta la población colombiana y sobre las cuales ya todos tenemos nuestra opinión tomada; ergo, se trataba de saber con qué televidente se identifica el candidato o viceversa cuando éste expresa su opinión. En términos generales, puede decirse que todos están empapados de la realidad nacional y el debate transcurría en forma casi apacible cuando saltó la liebre; un candidato se dirige a otro para reclamarle por una cuestión de tipo personal de hace cuatro años entre ambos, es decir, lo que nadie se esperaba pues la presentación no se organizó para ese tipo de cosas, y según se demostró, el incidente ya estaba zanjado, y  el mismo candidato, cuando fue interrogado por un periodista acerca de por qué permitió que la esposa de alguien preso por parapolítica interviniera como candidata al Congreso el 14 de marzo, contestó que dicha señora no estaba cuestionada ni por la Fiscalía ni la Procuraduría, que de estarlo, él no la hubiera avalado.
El candidato de marras mintió, pues él supo con la antelación debida de candidatos cuestionados por ambas entidades de control  y sin embargo no les negó el aval; más bien se lo negó sin ningún motivo a quienes le podían hacer sombra  y sin ningún motivo también, rellenó la lista con gentes anodinas en la seguridad que no le quitarían votos a su favorito. Eso sucedió en el departamento del Cesar, en la acción más inviril de un Jefe de Partido que además permitió que lo chantajearan de manera pueril. Si miente como candidato, qué no haría de presidente?
Y a propósito de mentiras, Noemí cuestiona a Santos y dice que ha ofrecido dádivas a conservadores para ganarse sus votos; Santos dice que renuncia a la candidatura si se lo prueba, ella dice que le ofreció el Mindefensa a Darío  Montoya Gerente del Sena, Santos lo niega y también Montoya y ahora le ha caído encima a Noemí toda la impía que acompaña a Santos, todo por decir una verdad, pues yo sí creo en el ofrecimiento después de todos los datos recogidos al respecto. Es más, creo en Noemí y no la creo capaz de mentir en escenario tan importante, y en quien no creo es en Santos y  Montoya, ya que sabemos cómo se las traen los funcionarios de éste gobierno donde el primero de todos da la tónica y porque, además, ésta es la manera más socorrida por ellos para conseguir respaldo; acordémonos de la Yidispolítica, caso insólito en el mundo de un co-hecho unilateral., el típico y clásico onanismo, y de las setenta y nueve notarías. Con razón los conservadores exigen a Santos que cumpla con renunciar, pero él dice que el caso ya está cerrado. Bonito así, pero el pasado, que igual que el Sida no perdona, le viene con Mancuso.
Esto demuestra que de Uribe hacia abajo ninguno de ellos tiene ideología ya que el lema que los identifica es el de hacer lo que sea necesario para conseguir lo que quieren, es decir, el fin justifica los medios, y ahora lo que quieren, de Uribe hacia abajo, es huir de la justicia tanto colombiana como de la internacional y Santos, de ganar, sería el encargado de salvarlos a todos, es decir, que mientras hay candidatos pendientes de salvar y ayudar al país y sus habitantes, a ellos sólo les interesa salvarse ellos.
Reconozcamos que sin proponérselo, el eje sobre el cual giró el debate fue el inefable Antanas Mockus,  y eso tiene varias explicaciones, entre otras porque contrario a los anteriores citados, el hombre no miente y ha hecho de eso su credo, y con otras virtudes, está donde está. De los cinco interlocutores, tres lo escogieron a él para preguntarle con la intención de rajarlo, el hombre paró los golpes como un mosquetero y a las buenas, con buena lógica y sana disertación, nos convenció a todos que conocía los temas y sus soluciones.
El colofón del debate son las repercusiones que ha tenido en  Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, donde el Coronel y sus amigos han interpretado las palabras de Santos como una amenaza para el hemisferio, así que el que quiera guerra que vote por él, porque si él no les declara la guerra, ellos nos la declararán a nosotros; aquí donde estamos, desde el primer día sufriremos las consecuencias.