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Columnista - 22 mayo, 2019

Peligran 15 mil personas en la UPC

A punto de morir estuvo una estudiante de primer semestre de la Universidad Popular del Cesar por falta de asistencia médica oportuna, adentro de esta alma mater. El hecho ocurrió hace unos días cuando la joven de 17 años de edad, de la cual omito su nombre, se desplomó cuando se iba a subir al […]

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A punto de morir estuvo una estudiante de primer semestre de la Universidad Popular del Cesar por falta de asistencia médica oportuna, adentro de esta alma mater.

El hecho ocurrió hace unos días cuando la joven de 17 años de edad, de la cual omito su nombre, se desplomó cuando se iba a subir al ascensor del bloque H, en el quinto piso, y su cuerpo cayó inerme en el piso. Era como las siete de la mañana.

Mis estudiantes y yo nos dimos cuenta del delicado asunto por el estruendo que causó el colapso de la menor, cuyo cuerpo se desmadejó como una especie de convulsión. Quedó patitiesa, mientras varios de sus compañeros la asistían y trataban de echarle aire.Como el ascensor estaba abierto varios de mis estudiantes trataron de cargarla para llevarla al primer piso, pero el ascensor no servía. Todo era confusión: los jóvenes y compañeros de la estudiante no sabían qué hacer. Unos se quitaron sus suéteres y le echaban fresco, pero la muchacha no reaccionaba.

No había tiempo que perder. La joven parecía que se iba a morir, porque no volvía en sí. Uno de mis estudiantes, el más acuerpado, decidió echársela al hombro y pulso a pulso –junto a otros compañeros- la bajaron al primer piso.

Todo era carrera, todo mundo improvisaba. Yo requería a los estudiantes que la trasladaran pronto a la sala de la IPS de la Universidad. En medio del desespero la subieron a una camilla en el primer piso. Ya habían pasado 15 minutos. Lamentablemente, cuando llegaron a la IPS estaba cerrada. No había médico ni enfermera.

Pero los muchachos que socorrían a la joven desmayada no se dieron por vencidos y la sacaron –pulso a pulso- hasta la avenida Fundación, en busca de una ambulancia. Al final la joven fue auxiliada y gracias a Dios no murió, gracias también a sus compañeros que actuaron a la velocidad que se estima necesario en casos como este, muy solidarios y eso hay que destacarlo hoy aquí.

Pero esta no es la primera vez que ocurre esta anomalía. Varios compañeros docentes tienen historias a tutiplén de jóvenes y profesores que sufren colapsos y quedan a la misericordia de Dios, porque en la UPC si hay carros de alta gama para los directivos y hasta plumas (esferos) lujosos, oficinas suntuosas en donde deben apagar los aires acondicionados porque sus funcionarios se pueden hasta congelar, mientras que muchos salones de clases con 50 estudiantes, adolecen del servicio. La UPC no tiene una ambulancia en sus patios mientras 15 mil estudiantes, mil docentes, 100 funcionarios suben y bajan los pisos de los edificios y deambulan por los pasillos. ¿Qué hace una unidad de salud cerrada, a las seis de la mañana, cuando a esa hora están ingresando más de15 mil personas al campus universitario? Muy lamentable que hayan construido un edificio de cinco pisos, (creo que lo inauguraron dos veces los rectores Jesualdo Hernández y Carlos Oñate), sin terminar. En ese bloque H por donde trafican por los menos tres mil personas diarias, de 5 y 30 de la mañana a 10 y media de la noche, hay un ascensor con cupo para 5 personas. Por lo general está dañado.

También preocupa que de las 200 cámaras (aproximadas) de videos en las que la UPC ha invertido miles de millones de pesos, solo sirve una (1), pero está en precarias condiciones técnicas. Por Dios, ¿quién responde? Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro.

Columnista
22 mayo, 2019

Peligran 15 mil personas en la UPC

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

A punto de morir estuvo una estudiante de primer semestre de la Universidad Popular del Cesar por falta de asistencia médica oportuna, adentro de esta alma mater. El hecho ocurrió hace unos días cuando la joven de 17 años de edad, de la cual omito su nombre, se desplomó cuando se iba a subir al […]


A punto de morir estuvo una estudiante de primer semestre de la Universidad Popular del Cesar por falta de asistencia médica oportuna, adentro de esta alma mater.

El hecho ocurrió hace unos días cuando la joven de 17 años de edad, de la cual omito su nombre, se desplomó cuando se iba a subir al ascensor del bloque H, en el quinto piso, y su cuerpo cayó inerme en el piso. Era como las siete de la mañana.

Mis estudiantes y yo nos dimos cuenta del delicado asunto por el estruendo que causó el colapso de la menor, cuyo cuerpo se desmadejó como una especie de convulsión. Quedó patitiesa, mientras varios de sus compañeros la asistían y trataban de echarle aire.Como el ascensor estaba abierto varios de mis estudiantes trataron de cargarla para llevarla al primer piso, pero el ascensor no servía. Todo era confusión: los jóvenes y compañeros de la estudiante no sabían qué hacer. Unos se quitaron sus suéteres y le echaban fresco, pero la muchacha no reaccionaba.

No había tiempo que perder. La joven parecía que se iba a morir, porque no volvía en sí. Uno de mis estudiantes, el más acuerpado, decidió echársela al hombro y pulso a pulso –junto a otros compañeros- la bajaron al primer piso.

Todo era carrera, todo mundo improvisaba. Yo requería a los estudiantes que la trasladaran pronto a la sala de la IPS de la Universidad. En medio del desespero la subieron a una camilla en el primer piso. Ya habían pasado 15 minutos. Lamentablemente, cuando llegaron a la IPS estaba cerrada. No había médico ni enfermera.

Pero los muchachos que socorrían a la joven desmayada no se dieron por vencidos y la sacaron –pulso a pulso- hasta la avenida Fundación, en busca de una ambulancia. Al final la joven fue auxiliada y gracias a Dios no murió, gracias también a sus compañeros que actuaron a la velocidad que se estima necesario en casos como este, muy solidarios y eso hay que destacarlo hoy aquí.

Pero esta no es la primera vez que ocurre esta anomalía. Varios compañeros docentes tienen historias a tutiplén de jóvenes y profesores que sufren colapsos y quedan a la misericordia de Dios, porque en la UPC si hay carros de alta gama para los directivos y hasta plumas (esferos) lujosos, oficinas suntuosas en donde deben apagar los aires acondicionados porque sus funcionarios se pueden hasta congelar, mientras que muchos salones de clases con 50 estudiantes, adolecen del servicio. La UPC no tiene una ambulancia en sus patios mientras 15 mil estudiantes, mil docentes, 100 funcionarios suben y bajan los pisos de los edificios y deambulan por los pasillos. ¿Qué hace una unidad de salud cerrada, a las seis de la mañana, cuando a esa hora están ingresando más de15 mil personas al campus universitario? Muy lamentable que hayan construido un edificio de cinco pisos, (creo que lo inauguraron dos veces los rectores Jesualdo Hernández y Carlos Oñate), sin terminar. En ese bloque H por donde trafican por los menos tres mil personas diarias, de 5 y 30 de la mañana a 10 y media de la noche, hay un ascensor con cupo para 5 personas. Por lo general está dañado.

También preocupa que de las 200 cámaras (aproximadas) de videos en las que la UPC ha invertido miles de millones de pesos, solo sirve una (1), pero está en precarias condiciones técnicas. Por Dios, ¿quién responde? Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro.