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Columnista - 19 octubre, 2023

Pedro Páramo en la Plaza Alfonso López

En Valledupar uno esperaría encontrar en ese lugar nombres como Rafael Escalona, ‘Alejo’ Durán, Alfonso López, Consuelo Araujo, Gustavo Gutiérrez, entre otros, pero no el de una novela de un escritor mexicano como Juan Rulfo.

Caminando por el viejo Valledupar y concretamente por la Plaza Alfonso López, que yo la prefiero como ayer, con los mangos viejos y paridos, con menos lozas relucientes o costoso mármol y más historia, con la tarima donde el negro ‘Alejo’ convenció a las encopetadas elites del Valle y Luis Enrique les enseñó los cánones de los aires que adoptamos y bautizamos como nuestros, en fin, esta plaza de hoy me dice muy poco, para lo que yo viví en la tres últimas décadas del siglo pasado en aquella que se quedó en mi mente, sin embargo, mirando la plaza de hoy y añorando la de ayer  me encontré con un establecimiento de comercio que me llamó poderosamente la atención, especialmente por su nombre: Pedro Páramo. 

En Valledupar uno esperaría encontrar en ese lugar nombres como Rafael Escalona, ‘Alejo’ Durán, Alfonso López, Consuelo Araujo, Gustavo Gutiérrez, entre otros, pero no el de una novela de un escritor mexicano como Juan Rulfo. Eso me hizo curiosear más y averiguar por su gestor y propietario, quien resultó ser un empedernido amante y estudioso de nuestro folclor, que hace años se fue a México a mostrar nuestra cultura y creó allá un festival vallenato, pero ahora regresó a su región a traer parte de la cultura y gastronomía mexicana.

Pedro Páramo, ubicado en una casa de conservación histórica y arquitectónica en plena Plaza Alfonso López, es una idea materializada por Eliecer Jiménez Carpio, un odontólogo nacido en Ariguaní, Magdalena, quien se considera un embajador de estas dos culturas hermanas, las que propaga con pasión desbordada y aplicando una reciprocidad impresionante.

Comparto con ustedes apartes del escrito que me hizo Eliecer en el que justifica el nombre de este bonito lugar:

“Aquel día, cruzando la plaza Alfonso López, me encontré con un letrero en rojo que decía “se renta”. Me asomé por una antigua ventana para observar el lugar. Fue amor a primera vista, así que al día siguiente lo renté. Como aprendiz de escritor que soy, he admirado al maestro Juan Rulfo, quien inició el movimiento del realismo mágico. Al igual que admiro el estilo de Gabo, decidí hacer un homenaje a quizás el libro que más veces he leído y aún no he logrado descifrar, “Pedro Páramo”.

Como no existe una imagen del personaje, me acerqué a un gran diseñador, Junior Castro, quien creó la imagen. Como todo emprendimiento, nos reunimos algunos familiares para llevar a cabo el proyecto. Abriríamos un restaurante colombo-mexicano en el centro histórico de Valledupar, lugar que incluso Dios visita de vez en cuando.

“…Habría que preguntar a nuestros juglares de quiénes aprendieron el uso de los elementos del paisaje y cuál era la música de su preferencia. La música mexicana era su preferida. Había una emisora AM, donde solo se escuchaba música azteca en los montes, sabanas y serranías. Lo mismo ocurría con el cine, se veían películas mexicanas. Todavía viven ‘Tijito’ Carrillo, Nafer Durán y varios músicos de estas tierras, quienes podrían contarnos algo del tema.   

Por la plaza se vieron desfilar los domingos personajes vestidos de Mariachi y con dos pistolas terciadas en el cinto. La música mexicana ejerció gran influencia en nuestra música llamada vallenato. Es la razón por la que existe un centro cultural dentro de la plaza que se llama Pedro Páramo y que vende comidas y bebidas.”  

COLOFÓN: Muchos vallenatos votarían a ojo cerrado por Julián Sánchez para la alcaldía de Soacha, Cundinamarca para que cumpla su promesa de devolver al Valledupar Fútbol Club a su tierra natal.   

Por: Jorge Nain Ruiz Ditta.

Columnista
19 octubre, 2023

Pedro Páramo en la Plaza Alfonso López

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain Ruiz Ditta

En Valledupar uno esperaría encontrar en ese lugar nombres como Rafael Escalona, ‘Alejo’ Durán, Alfonso López, Consuelo Araujo, Gustavo Gutiérrez, entre otros, pero no el de una novela de un escritor mexicano como Juan Rulfo.


Caminando por el viejo Valledupar y concretamente por la Plaza Alfonso López, que yo la prefiero como ayer, con los mangos viejos y paridos, con menos lozas relucientes o costoso mármol y más historia, con la tarima donde el negro ‘Alejo’ convenció a las encopetadas elites del Valle y Luis Enrique les enseñó los cánones de los aires que adoptamos y bautizamos como nuestros, en fin, esta plaza de hoy me dice muy poco, para lo que yo viví en la tres últimas décadas del siglo pasado en aquella que se quedó en mi mente, sin embargo, mirando la plaza de hoy y añorando la de ayer  me encontré con un establecimiento de comercio que me llamó poderosamente la atención, especialmente por su nombre: Pedro Páramo. 

En Valledupar uno esperaría encontrar en ese lugar nombres como Rafael Escalona, ‘Alejo’ Durán, Alfonso López, Consuelo Araujo, Gustavo Gutiérrez, entre otros, pero no el de una novela de un escritor mexicano como Juan Rulfo. Eso me hizo curiosear más y averiguar por su gestor y propietario, quien resultó ser un empedernido amante y estudioso de nuestro folclor, que hace años se fue a México a mostrar nuestra cultura y creó allá un festival vallenato, pero ahora regresó a su región a traer parte de la cultura y gastronomía mexicana.

Pedro Páramo, ubicado en una casa de conservación histórica y arquitectónica en plena Plaza Alfonso López, es una idea materializada por Eliecer Jiménez Carpio, un odontólogo nacido en Ariguaní, Magdalena, quien se considera un embajador de estas dos culturas hermanas, las que propaga con pasión desbordada y aplicando una reciprocidad impresionante.

Comparto con ustedes apartes del escrito que me hizo Eliecer en el que justifica el nombre de este bonito lugar:

“Aquel día, cruzando la plaza Alfonso López, me encontré con un letrero en rojo que decía “se renta”. Me asomé por una antigua ventana para observar el lugar. Fue amor a primera vista, así que al día siguiente lo renté. Como aprendiz de escritor que soy, he admirado al maestro Juan Rulfo, quien inició el movimiento del realismo mágico. Al igual que admiro el estilo de Gabo, decidí hacer un homenaje a quizás el libro que más veces he leído y aún no he logrado descifrar, “Pedro Páramo”.

Como no existe una imagen del personaje, me acerqué a un gran diseñador, Junior Castro, quien creó la imagen. Como todo emprendimiento, nos reunimos algunos familiares para llevar a cabo el proyecto. Abriríamos un restaurante colombo-mexicano en el centro histórico de Valledupar, lugar que incluso Dios visita de vez en cuando.

“…Habría que preguntar a nuestros juglares de quiénes aprendieron el uso de los elementos del paisaje y cuál era la música de su preferencia. La música mexicana era su preferida. Había una emisora AM, donde solo se escuchaba música azteca en los montes, sabanas y serranías. Lo mismo ocurría con el cine, se veían películas mexicanas. Todavía viven ‘Tijito’ Carrillo, Nafer Durán y varios músicos de estas tierras, quienes podrían contarnos algo del tema.   

Por la plaza se vieron desfilar los domingos personajes vestidos de Mariachi y con dos pistolas terciadas en el cinto. La música mexicana ejerció gran influencia en nuestra música llamada vallenato. Es la razón por la que existe un centro cultural dentro de la plaza que se llama Pedro Páramo y que vende comidas y bebidas.”  

COLOFÓN: Muchos vallenatos votarían a ojo cerrado por Julián Sánchez para la alcaldía de Soacha, Cundinamarca para que cumpla su promesa de devolver al Valledupar Fútbol Club a su tierra natal.   

Por: Jorge Nain Ruiz Ditta.