Kennedy, con su discurso de paz, inspiró a norteamericanos y soviéticos para adoptar, durante la “guerra fría”, un tratado de control de armas nucleares. Sus discursos son piezas magistrales, elaboradas con cuidado por Sorensen, con frases como: “Nunca debemos negociar por miedo, pero tampoco debemos tenerle miedo a negociar”. En Colombia hay que construir un proceso de paz […]
Kennedy, con su discurso de paz, inspiró a norteamericanos y soviéticos para adoptar, durante la “guerra fría”, un tratado de control de armas nucleares. Sus discursos son piezas magistrales, elaboradas con cuidado por Sorensen, con frases como: “Nunca debemos negociar por miedo, pero tampoco debemos tenerle miedo a negociar”.
En Colombia hay que construir un proceso de paz exitoso. Humberto De La Calle estuvo en Barranquilla invitado por el Diario El Heraldo y explicó que el fin del conflicto es una oportunidad para que, dentro del Estado Social de Derecho, lleguemos a un acuerdo que transforme esta sociedad. Hay que cambiar los fusiles por las ideas con el propósito deliberado de normalizar nuestra débil democracia. Hay que humanizar el conflicto para que haya verdad, justicia, reparación, y lo más importante: no repetición.
La justicia es la esencia de la discusión: Justicia sin sanciones parecería que no existiese. El balón está en la cancha de las FARC que deben dar señales claras de voluntad de paz. Vivir en paz y asegurar la democracia implica no utilizar la violencia para lograr reformas sociales.
La verdadera guerra ya fue ganada como confrontación militar, pero ahora falta un camino largo de reconciliación que nos puede causar sufrimientos. Tenemos que apoyar y entender la ética y la moral de esta etapa de negociación. Nuestro sistema político tiene vulnerabilidades porque hay corrupción, exclusión y mucha gente cree que no hay nada que cambiar. Podremos llegar a la paz, pero si los motivos del conflicto continúan intactos seguirá la guerra.
Se reconoce como victimaria a las FARC y eso no es suficiente, ha habido también grupos paramilitares y otras guerrillas.
Un punto álgido es la futura participación en política de las FARC. Hay que brindar canales para que sin armas pueda hacer política e involucrar a nuestras fuerzas militares.
Los acuerdos logrados respetan la Carta Interamericana de Derechos Humanos, los lineamientos de nuestro Estado Social de Derecho y no se ha pactado, según comentó De La Calle, ninguna entrega de aspectos básicos del manejo de nuestra sociedad.
Está en juego la vida campesina porque es en el campo donde ocurre la confrontación. Hay que acabar con la ampliación de la brecha económica y social entre el sector urbano y el sector rural.
El resultado debe ser un programa de desarrollo del campo que valide y justifique todo el proceso, por eso, el cese al fuego escalonado con reglas claras y una concentración de la guerrilla para irse reincorporando a la vida civil, es necesaria.
Las víctimas deben estar presentes, es el aprendizaje del año 91. Antes se hacían amnistías generales que después no funcionaban por la ausencia de las víctimas.
El “diseño del cese al fuego” y su verificación son claves. Hay que perfeccionar los detalles de este acuerdo complejo, técnico y difícil. Es un asunto militar, sin retóricas y sin mala fe entre las partes.
Por último, hay que pensar en el “mecanismo de refrendación” del acuerdo que, según lo explicado por el presidente Santos, no será un referendo.
Kennedy, con su discurso de paz, inspiró a norteamericanos y soviéticos para adoptar, durante la “guerra fría”, un tratado de control de armas nucleares. Sus discursos son piezas magistrales, elaboradas con cuidado por Sorensen, con frases como: “Nunca debemos negociar por miedo, pero tampoco debemos tenerle miedo a negociar”. En Colombia hay que construir un proceso de paz […]
Kennedy, con su discurso de paz, inspiró a norteamericanos y soviéticos para adoptar, durante la “guerra fría”, un tratado de control de armas nucleares. Sus discursos son piezas magistrales, elaboradas con cuidado por Sorensen, con frases como: “Nunca debemos negociar por miedo, pero tampoco debemos tenerle miedo a negociar”.
En Colombia hay que construir un proceso de paz exitoso. Humberto De La Calle estuvo en Barranquilla invitado por el Diario El Heraldo y explicó que el fin del conflicto es una oportunidad para que, dentro del Estado Social de Derecho, lleguemos a un acuerdo que transforme esta sociedad. Hay que cambiar los fusiles por las ideas con el propósito deliberado de normalizar nuestra débil democracia. Hay que humanizar el conflicto para que haya verdad, justicia, reparación, y lo más importante: no repetición.
La justicia es la esencia de la discusión: Justicia sin sanciones parecería que no existiese. El balón está en la cancha de las FARC que deben dar señales claras de voluntad de paz. Vivir en paz y asegurar la democracia implica no utilizar la violencia para lograr reformas sociales.
La verdadera guerra ya fue ganada como confrontación militar, pero ahora falta un camino largo de reconciliación que nos puede causar sufrimientos. Tenemos que apoyar y entender la ética y la moral de esta etapa de negociación. Nuestro sistema político tiene vulnerabilidades porque hay corrupción, exclusión y mucha gente cree que no hay nada que cambiar. Podremos llegar a la paz, pero si los motivos del conflicto continúan intactos seguirá la guerra.
Se reconoce como victimaria a las FARC y eso no es suficiente, ha habido también grupos paramilitares y otras guerrillas.
Un punto álgido es la futura participación en política de las FARC. Hay que brindar canales para que sin armas pueda hacer política e involucrar a nuestras fuerzas militares.
Los acuerdos logrados respetan la Carta Interamericana de Derechos Humanos, los lineamientos de nuestro Estado Social de Derecho y no se ha pactado, según comentó De La Calle, ninguna entrega de aspectos básicos del manejo de nuestra sociedad.
Está en juego la vida campesina porque es en el campo donde ocurre la confrontación. Hay que acabar con la ampliación de la brecha económica y social entre el sector urbano y el sector rural.
El resultado debe ser un programa de desarrollo del campo que valide y justifique todo el proceso, por eso, el cese al fuego escalonado con reglas claras y una concentración de la guerrilla para irse reincorporando a la vida civil, es necesaria.
Las víctimas deben estar presentes, es el aprendizaje del año 91. Antes se hacían amnistías generales que después no funcionaban por la ausencia de las víctimas.
El “diseño del cese al fuego” y su verificación son claves. Hay que perfeccionar los detalles de este acuerdo complejo, técnico y difícil. Es un asunto militar, sin retóricas y sin mala fe entre las partes.
Por último, hay que pensar en el “mecanismo de refrendación” del acuerdo que, según lo explicado por el presidente Santos, no será un referendo.