Por Celso Guerra Es un gran logro que el vallenato sea reconocido como patrimonio inmaterial y cultural de la nación. Un folclor que ha venido haciendo un recorrido lento pero seguro, hacia su consagración, y este reconocimiento del Ministerio de Cultura, refuerza la convicción que el folclor del valle, es nuestro emblema nacional, y que […]
Por Celso Guerra
Es un gran logro que el vallenato sea reconocido como patrimonio inmaterial y cultural de la nación. Un folclor que ha venido haciendo un recorrido lento pero seguro, hacia su consagración, y este reconocimiento del Ministerio de Cultura, refuerza la convicción que el folclor del valle, es nuestro emblema nacional, y que se está metiendo poco a poco, en el ámbito internacional.
Es una extraordinaria exaltación a los grandes juglares, que trasegaron en aquellas épocas, inhóspitos caminos de herraduras, viajaban a lomo de bestia o a pie, en condiciones infrahumanas bajo sol, viento, agua, muchas veces con hambre y sed, porque la música en épocas pretéritas, no daba para subsistir, pero ellos bajo esas condiciones adversas, seguían insistiendo en nutrir con canciones y melodías,este épico folclor, por el cual se la jugaron toda, promocionándolo por toda la región, a pesar del escepticismo de la mayoría ,que no miraban con buenos ojos esta manifestación, a la que calificaban como música para borrachos y baja ralea.
Valió la pena tanto sacrificio, se están recogiendo frutos de ese esfuerzo, no se aró en el desierto, vendrá ahora la enseñanza folclórica vernácula en escuelas y colegios y otros escenarios de la región, a través de diferentes métodos, hasta donde lo permita la corte constitucional.
Ojalá esta decisión del Ministerio de Cultura, no se duerma en la madeja de la burocracia y del papeleo, porque además de obtener este logro para el folclor, ahora viene lo más importante, que las personas que están al frente de tan importante reconocimiento, consigan que éste se haga realidad pronto y no dormirse en los laureles.
Gustavo Gutiérrez, comentaba que estaba sumido en una tristeza terrible, al escucharle a las nuevas generaciones las interpretaciones que vienen haciendo bajo el formato de vallenato, desdibujando totalmente, nuestro más caro acervo, al creer, que por el simple hecho de hacer sonar el acordeón en una canción, se le puede dar este rótulo.
“El Flaco de Oro”, hoy avizora el futuro de nuestra esencia musical, con más optimismo, con esta exaltación hecha por el gobierno y el trabajo denodado de la fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, en beneficio del folclor, se despejan un tanto los nubarrones, de la voracidad mercantilistas de las disqueras con la complicidad de algunos cantantes, que egoístamente no le dan valor al acordeonero, lo niegan lo esconden, ellos son responsables que la música vallenata haya dado este extraño giro, y así se lo muestran a Colombia y al resto del mundo, usurpando un nombreo marca, que no les pertenece.
El legendario Juglar, Francisco “Pacho” Rada Batista, rey del son, expresó, que los músicos de su generación cuando creaban un ritmo, le daban un nombre, ejemplo: paseaito, Calixto Ochoa; poloson, Juancho Polo; duranson, Alejo; sucreñito, Lisandro Meza; los de hoy simplemente están desorientados con tanta mezcla y fusión que incluyen a sus cantos, los que no logran identificar rítmicamente.
Con esta ayuda del gobierno, esperamos seguir mostrándole a las nuevas generaciones el vallenato de raíz, para que lo divulguen al mundo.
Por Celso Guerra Es un gran logro que el vallenato sea reconocido como patrimonio inmaterial y cultural de la nación. Un folclor que ha venido haciendo un recorrido lento pero seguro, hacia su consagración, y este reconocimiento del Ministerio de Cultura, refuerza la convicción que el folclor del valle, es nuestro emblema nacional, y que […]
Por Celso Guerra
Es un gran logro que el vallenato sea reconocido como patrimonio inmaterial y cultural de la nación. Un folclor que ha venido haciendo un recorrido lento pero seguro, hacia su consagración, y este reconocimiento del Ministerio de Cultura, refuerza la convicción que el folclor del valle, es nuestro emblema nacional, y que se está metiendo poco a poco, en el ámbito internacional.
Es una extraordinaria exaltación a los grandes juglares, que trasegaron en aquellas épocas, inhóspitos caminos de herraduras, viajaban a lomo de bestia o a pie, en condiciones infrahumanas bajo sol, viento, agua, muchas veces con hambre y sed, porque la música en épocas pretéritas, no daba para subsistir, pero ellos bajo esas condiciones adversas, seguían insistiendo en nutrir con canciones y melodías,este épico folclor, por el cual se la jugaron toda, promocionándolo por toda la región, a pesar del escepticismo de la mayoría ,que no miraban con buenos ojos esta manifestación, a la que calificaban como música para borrachos y baja ralea.
Valió la pena tanto sacrificio, se están recogiendo frutos de ese esfuerzo, no se aró en el desierto, vendrá ahora la enseñanza folclórica vernácula en escuelas y colegios y otros escenarios de la región, a través de diferentes métodos, hasta donde lo permita la corte constitucional.
Ojalá esta decisión del Ministerio de Cultura, no se duerma en la madeja de la burocracia y del papeleo, porque además de obtener este logro para el folclor, ahora viene lo más importante, que las personas que están al frente de tan importante reconocimiento, consigan que éste se haga realidad pronto y no dormirse en los laureles.
Gustavo Gutiérrez, comentaba que estaba sumido en una tristeza terrible, al escucharle a las nuevas generaciones las interpretaciones que vienen haciendo bajo el formato de vallenato, desdibujando totalmente, nuestro más caro acervo, al creer, que por el simple hecho de hacer sonar el acordeón en una canción, se le puede dar este rótulo.
“El Flaco de Oro”, hoy avizora el futuro de nuestra esencia musical, con más optimismo, con esta exaltación hecha por el gobierno y el trabajo denodado de la fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, en beneficio del folclor, se despejan un tanto los nubarrones, de la voracidad mercantilistas de las disqueras con la complicidad de algunos cantantes, que egoístamente no le dan valor al acordeonero, lo niegan lo esconden, ellos son responsables que la música vallenata haya dado este extraño giro, y así se lo muestran a Colombia y al resto del mundo, usurpando un nombreo marca, que no les pertenece.
El legendario Juglar, Francisco “Pacho” Rada Batista, rey del son, expresó, que los músicos de su generación cuando creaban un ritmo, le daban un nombre, ejemplo: paseaito, Calixto Ochoa; poloson, Juancho Polo; duranson, Alejo; sucreñito, Lisandro Meza; los de hoy simplemente están desorientados con tanta mezcla y fusión que incluyen a sus cantos, los que no logran identificar rítmicamente.
Con esta ayuda del gobierno, esperamos seguir mostrándole a las nuevas generaciones el vallenato de raíz, para que lo divulguen al mundo.