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Columnista - 17 agosto, 2021

Patrimonio cultural de la nación

Suena raro y sorpresivo. Escuché al presidente Iván Duque Márquez advertir que debe declararse Patrimonio Cultural de la Nación a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, FFLV. Debe señalarse que Iván Duque Escobar -padre del presidente- fue en 1986 decidido impulsador y colaborador en la constitución de aquella entidad cultural que a la fecha […]

Suena raro y sorpresivo. Escuché al presidente Iván Duque Márquez advertir que debe declararse Patrimonio Cultural de la Nación a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, FFLV. Debe señalarse que Iván Duque Escobar -padre del presidente- fue en 1986 decidido impulsador y colaborador en la constitución de aquella entidad cultural que a la fecha opera, organiza y administra el Festival de la Leyenda Vallenata. 

En virtud de la Ley 739 del año 2002, el Festival de la Leyenda Vallenata fue declarado patrimonio cultural de la nación. No se pudo en esa oportunidad reconocer a la Fundación FLV, igualmente, como parte del patrimonio cultural de la nación. Insólitamente, tampoco a la música vallenata que es esa sí una manifestación inmaterial. Empero, ahí normativamente se dejó expresado que: “La República de Colombia honra la memoria de la exministra de la Cultura Consuelo Araujonoguera, exalta su constancia, tenacidad, inteligencia y lucha en favor de la cultura Caribe colombiana y, en especial, de la cultura y el folclor vallenato”

En esta ocasión aún no voy a ofrecer una opinión jurídica sobre si la Fundación FLV califica para erigirse como Patrimonio Cultural de la Nación al tenor de los contenidos conceptuales de la Ley 397 de 1997 y 1185 de 2008, ni que el Gobierno nacional pueda por fortaleza espiritual declararla en coordinación con el Municipio de Valledupar o que la repartija sea ilegal e inexplicable. No obstante, como aquí lo hemos venido planteando, urge organizar el tema de la ejecución, organización, manejo y operación del Festival de la Leyenda Vallenata. Impostergable. 

Nunca podrá desconocerse la experiencia e idoneidad de la Fundación FLV en la operación, desde el año 1986, de uno de los eventos culturales más importantes de Colombia. Ahora, siguiendo los ejemplos jurisprudencialmente ya ideados se puede crear una sociedad de economía mixta, mayoritariamente estatal, donde aquella entidad cultural haga parte de los accionistas particulares minoritarios. El aporte en especie de lo intangible por este inversor ha de ser valuable económicamente por el acervo de los conocimientos especializados que posee.

Dable, asimismo, concebir que la Fundación FLV se puede convertir en una fundación de naturaleza mixta en la que se posibilite el ingreso como asociados al municipio de Valledupar y el departamento del Cesar. Estas alternativas ofrecen soluciones a las múltiples inquietudes, observaciones, feroces reparos y comentarios que se expresan frente a la actual operación del festival por aquella entidad cultural.

Aquellas u otras posibilidades inevitablemente imponen la reorganización de las cosas y obviamente los órganos de administración. Bien que se constituya una sociedad de economía mixta o se transforme en Fundación estatal, debe ampliarse el número de miembros donde quepan los creadores y gestores culturales. ¡Quién dijo miedo!

No es cierto, por ejemplo, que la familia Molina Araujo tenga las mayorías familiares en la Fundación FLV, basta mirar los registros en Cámara de Comercio para observar el número actual de miembros y para arribar a conclusión distinta. Hacen parte de esta, hombres eminentemente culturales como Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, Gustavo Gutiérrez Cabello, que nada tienen que ver con aquella familia. Igualmente, personas autónomas e independientes como Rodolfo Campo Soto, Lucas Socarras, Tomás Enrique Pumarejo Ustariz, Orlando Velásquez García.

Y bien. El ingreso del Municipio de Valledupar y del departamento del Cesar, de artistas, gestores culturales, a la operación del Festival de la Leyenda Vallenata será la apremiante solución para que no se haga añicos por desidia y deterioro ese monumental evento cultural. ¡El riesgo es enorme!

Columnista
17 agosto, 2021

Patrimonio cultural de la nación

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hugo Mendoza

Suena raro y sorpresivo. Escuché al presidente Iván Duque Márquez advertir que debe declararse Patrimonio Cultural de la Nación a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, FFLV. Debe señalarse que Iván Duque Escobar -padre del presidente- fue en 1986 decidido impulsador y colaborador en la constitución de aquella entidad cultural que a la fecha […]


Suena raro y sorpresivo. Escuché al presidente Iván Duque Márquez advertir que debe declararse Patrimonio Cultural de la Nación a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, FFLV. Debe señalarse que Iván Duque Escobar -padre del presidente- fue en 1986 decidido impulsador y colaborador en la constitución de aquella entidad cultural que a la fecha opera, organiza y administra el Festival de la Leyenda Vallenata. 

En virtud de la Ley 739 del año 2002, el Festival de la Leyenda Vallenata fue declarado patrimonio cultural de la nación. No se pudo en esa oportunidad reconocer a la Fundación FLV, igualmente, como parte del patrimonio cultural de la nación. Insólitamente, tampoco a la música vallenata que es esa sí una manifestación inmaterial. Empero, ahí normativamente se dejó expresado que: “La República de Colombia honra la memoria de la exministra de la Cultura Consuelo Araujonoguera, exalta su constancia, tenacidad, inteligencia y lucha en favor de la cultura Caribe colombiana y, en especial, de la cultura y el folclor vallenato”

En esta ocasión aún no voy a ofrecer una opinión jurídica sobre si la Fundación FLV califica para erigirse como Patrimonio Cultural de la Nación al tenor de los contenidos conceptuales de la Ley 397 de 1997 y 1185 de 2008, ni que el Gobierno nacional pueda por fortaleza espiritual declararla en coordinación con el Municipio de Valledupar o que la repartija sea ilegal e inexplicable. No obstante, como aquí lo hemos venido planteando, urge organizar el tema de la ejecución, organización, manejo y operación del Festival de la Leyenda Vallenata. Impostergable. 

Nunca podrá desconocerse la experiencia e idoneidad de la Fundación FLV en la operación, desde el año 1986, de uno de los eventos culturales más importantes de Colombia. Ahora, siguiendo los ejemplos jurisprudencialmente ya ideados se puede crear una sociedad de economía mixta, mayoritariamente estatal, donde aquella entidad cultural haga parte de los accionistas particulares minoritarios. El aporte en especie de lo intangible por este inversor ha de ser valuable económicamente por el acervo de los conocimientos especializados que posee.

Dable, asimismo, concebir que la Fundación FLV se puede convertir en una fundación de naturaleza mixta en la que se posibilite el ingreso como asociados al municipio de Valledupar y el departamento del Cesar. Estas alternativas ofrecen soluciones a las múltiples inquietudes, observaciones, feroces reparos y comentarios que se expresan frente a la actual operación del festival por aquella entidad cultural.

Aquellas u otras posibilidades inevitablemente imponen la reorganización de las cosas y obviamente los órganos de administración. Bien que se constituya una sociedad de economía mixta o se transforme en Fundación estatal, debe ampliarse el número de miembros donde quepan los creadores y gestores culturales. ¡Quién dijo miedo!

No es cierto, por ejemplo, que la familia Molina Araujo tenga las mayorías familiares en la Fundación FLV, basta mirar los registros en Cámara de Comercio para observar el número actual de miembros y para arribar a conclusión distinta. Hacen parte de esta, hombres eminentemente culturales como Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, Gustavo Gutiérrez Cabello, que nada tienen que ver con aquella familia. Igualmente, personas autónomas e independientes como Rodolfo Campo Soto, Lucas Socarras, Tomás Enrique Pumarejo Ustariz, Orlando Velásquez García.

Y bien. El ingreso del Municipio de Valledupar y del departamento del Cesar, de artistas, gestores culturales, a la operación del Festival de la Leyenda Vallenata será la apremiante solución para que no se haga añicos por desidia y deterioro ese monumental evento cultural. ¡El riesgo es enorme!