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Cesar - 2 marzo, 2025

Parteras indígenas y la lucha contra la muerte materna en Colombia con atención etnocultural

El Hospital Rosario Pumarejo y la EPSI Dusakawi revisaron el programa "Parto Etnocultural" (implementado desde 2018).

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En Colombia, las gestantes indígenas enfrentan un riesgo desproporcionadamente alto de muerte materna extrema. Según datos del Instituto Nacional de Salud, entre 2018 y 2022, la tasa fue de 43 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. Aunque las cifras de 2021 y 2022 fueron de 13 y 10 muertes respectivamente, la tendencia ha empeorado, con aumentos a 18 y 28 en 2023 y 2024, y 7 casos reportados en los primeros dos meses de 2025.

Leer: Violencia obstétrica, un problema oculto que afecta a muchas mujeres en Valledupar

Por esa razón, el conversatorio “Nacimiento con dignidad, hacia una atención sin violencia obstétrica” en el Hospital Rosario Pumarejo de López el 28 de febrero, abordó el tema ‘Parto Etnocultural’ con representantes de la EPSI Dusakawi, parteras e intérpretes de la etnia arhuaca y kankuama, médicos del hospital.

Alta morbilidad materna externa en EPSI Dusakawi

En lo que va corrido de este 2025, según el INS, se han reportado 4 muertes de maternas arhuacas, 2 yukpa y 1 kogui en las semanas epidemiológicas 1, 3, 5, 8 y 9. Todas usuarias de la EPSI Dusakawi. En comparación con cifras del 2024, se reportaron 5 de las cuales 3 eran “guati”(mujer arhuaca).

Bajar las cifras no es una labor de una semana para otra o un año para otro, se requieren de esfuerzos entre la red pública de hospitales y las EPS, especialmente de Dusakawi. En el conversatorio se destacó que “lentamente ya la gente de la Sierra Nevada de Santa Marta empieza a hablar de que el Rosario Pumarejo tiene una atención diferencial en la atención al parto”, siendo también perceptible en los pasillos donde el reglamento y señalización están en español y lengua arhuaca.

En las instalaciones del Hospital Rosario Pumarejo se encuentran indicaciones en español y lengua arhuaca. Foto: EL PILÓN.

Este tipo de programas son consecuencia de la resolución 3280 de 2018 y el seguimiento que realiza el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA- Colombia), con el objetivo de garantizar la atención integral en salud a las gestantes, sus familias y comunidades.

El hospital es enfático en ser pioneros con el programa de “Parto etnocultural” o parto vertical: “Ofreciendo atención con parteras tradicionales debidamente certificadas, permitiendo la entrada del padre o  familiar de la gestante, poniendo a disposición un herbario con plantas medicinales que son preparadas en ese mismo lugar por mujeres indígenas que hacen parte del personal del hospital”.

Leer: Parto con dignidad: cómo evitar la violencia obstétrica en los hospitales del Cesar

Partera Concepción Torres Villafaña

“Me llamo Concepción Torres Villafaña, soy auxiliar de enfermería y partera arhuaca. Llevo veinte años dedicada a este oficio, aprendiendo de mis ancestros y de otras parteras. He atendido muchísimos partos, tantos que ya he perdido la cuenta”, se presenta Torres Villafaña.

“He atendido partos de todo tipo”, continúa la partera. “La mayoría son partos normales, pero también he atendido partos podálicos (el bebé viene de pies) y otros que se han complicado. Siempre he atendido los partos en las casas de las familias, en diferentes regiones de la Sierra Nevada. Nunca he tenido que llevar a una mujer de urgencia al hospital”.

Explica que en la cultura arhuaca, las familias van a casas tradicionales para las mujeres que dan a luz, lugares en las que toda la familia hace presencia y apoya tanto al ser parturiento como a la vida que empieza.

Partería y Hospital Rosario Pumarejo

“Como auxiliar de enfermería, también he trabajado con médicos. Cuando una mujer tiene más de 40 años o presenta un alto riesgo, como hipertensión, obesidad o hernia, la derivamos al hospital. Sin embargo, incluso en esos casos, he logrado atender a mujeres en sus casas y sacarlas adelante”, dice y todos parecen fascinados con la experiencia de Concepción.

Es importante lo que menciona de los embarazos de riesgo, porque el 70 % de las muertes son por hipertensión y preeclampsia, le siguen las fallas cardíacas, complicaciones por abortos y sepsis no obstétrico, según datos del INS. Además, el equipo de parteras, ayuda al personal del Hospital Rosario Pumarejo a realizar controles prenatales, siendo quizás ahí en mayor número de mortalidad, no por falta de controles, las mujeres mueren en el parto con 4 o más controles.

“Me parece muy importante que en los hospitales haya auxiliares indígenas que hablen nuestra lengua. Muchas mujeres arhuacas no hablan castellano y necesitan a alguien que les dé confianza y las entienda. A veces, las mujeres se cierran y no expresan lo que sienten si no se sienten cómodas. Es fundamental que haya una persona que les hable en su idioma y les dé confianza para que puedan comunicar sus necesidades”, cuenta Torres. En el auditorio, otro grupo de parteras, piden a los médicos que las busquen en esos casos, porque hay más confianza con una mujer que con un médico, especialmente hombre.

Parteras, traductoras y auxiliares de enfermería del programa “Parto Etnocultural” del Hospital Rosario Pumarejo. Foto: Hospital Rosario Pumarejo.

El manejo de la hipertensión y preeclampsia

“En mi territorio, he atendido casos de mujeres hipertensas. Recuerdo el caso de una hermana que era obesa e hipertensa. A los siete meses de embarazo, su presión arterial se elevó a 180/120. Ella no quería ir al hospital ni al centro de salud, pero nosotros respetamos su decisión. Mi padre, que es Mamo, consultó con otros Mamos y ellos dijeron que no era necesario sacarla de la casa. Tenemos plantas medicinales, y también conocemos otros remedios tradicionales. Yo me comprometí a atenderla y a no culpar a nadie si algo salía mal”, aseguró con valentía y tranquilidad la partera.

Según contó, el parto era más complicado porque además el bebé no estaba en posición, así que Torres se encargó diariamente con sobos de acomodarlo y prepararlo para el nacimiento. “Le di agua de altamisa y cogollo de caña agria. Después de un día y una noche de trabajo de parto, el bebé nació. Sangró bastante y casi se pone azul, pero logramos recuperarlo”, dijo Torres. El ‘sobo’ es similar a las maniobras de versión externa que realizan los médicos occidentales.

Plantas medicinales utilizadas en el parto

Pared con plantas medicinales de las parteras. Foto: Hospital Rosario Pumarejo.

“Las plantas que más utilizamos en el parto son la altamisa y el cogollo de la caña. La altamisa es buena para los baños de vapor y para acelerar el trabajo de parto. El cogollo de caña es sagrado para nosotros. Después del parto, utilizamos la ruda para ayudar a la mujer a expulsar los coágulos de sangre. La sábila también se utiliza como lubricante”, explica la partera, señalando algunas plantas que habían en la pared del auditorio para invitar a conocerlas.

Dice que el uso de las plantas es exclusivo de la labor de las parteras porque no pueden darse a menos que la mujer sienta contracciones regulares y esté lista. Para ese punto los médicos del hospital le preguntan por los casos de retención de placenta y Concepción cuenta que hace poco una mujer tardó 8 horas en expulsarla, “estaba desmayándose cuando me llamaron. Fui a su casa y la encontré fría y débil. La bañé con agua caliente, le di agua de borraja y le hice masajes en el abdomen hasta que expulsó la placenta”, contó.

A cifras lentas pero firmes se espera que el Hospital Rosario Pumarejo inspire a otras instituciones de salud y EPS a incorporar la sabiduría ancestral para disminuir la muerte de mujeres gestantes indígenas en el Cesar.

Por: Katlin Navarro Luna / EL PILÓN

Cesar
2 marzo, 2025

Parteras indígenas y la lucha contra la muerte materna en Colombia con atención etnocultural

El Hospital Rosario Pumarejo y la EPSI Dusakawi revisaron el programa "Parto Etnocultural" (implementado desde 2018).


Boton Wpp

En Colombia, las gestantes indígenas enfrentan un riesgo desproporcionadamente alto de muerte materna extrema. Según datos del Instituto Nacional de Salud, entre 2018 y 2022, la tasa fue de 43 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. Aunque las cifras de 2021 y 2022 fueron de 13 y 10 muertes respectivamente, la tendencia ha empeorado, con aumentos a 18 y 28 en 2023 y 2024, y 7 casos reportados en los primeros dos meses de 2025.

Leer: Violencia obstétrica, un problema oculto que afecta a muchas mujeres en Valledupar

Por esa razón, el conversatorio “Nacimiento con dignidad, hacia una atención sin violencia obstétrica” en el Hospital Rosario Pumarejo de López el 28 de febrero, abordó el tema ‘Parto Etnocultural’ con representantes de la EPSI Dusakawi, parteras e intérpretes de la etnia arhuaca y kankuama, médicos del hospital.

Alta morbilidad materna externa en EPSI Dusakawi

En lo que va corrido de este 2025, según el INS, se han reportado 4 muertes de maternas arhuacas, 2 yukpa y 1 kogui en las semanas epidemiológicas 1, 3, 5, 8 y 9. Todas usuarias de la EPSI Dusakawi. En comparación con cifras del 2024, se reportaron 5 de las cuales 3 eran “guati”(mujer arhuaca).

Bajar las cifras no es una labor de una semana para otra o un año para otro, se requieren de esfuerzos entre la red pública de hospitales y las EPS, especialmente de Dusakawi. En el conversatorio se destacó que “lentamente ya la gente de la Sierra Nevada de Santa Marta empieza a hablar de que el Rosario Pumarejo tiene una atención diferencial en la atención al parto”, siendo también perceptible en los pasillos donde el reglamento y señalización están en español y lengua arhuaca.

En las instalaciones del Hospital Rosario Pumarejo se encuentran indicaciones en español y lengua arhuaca. Foto: EL PILÓN.

Este tipo de programas son consecuencia de la resolución 3280 de 2018 y el seguimiento que realiza el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA- Colombia), con el objetivo de garantizar la atención integral en salud a las gestantes, sus familias y comunidades.

El hospital es enfático en ser pioneros con el programa de “Parto etnocultural” o parto vertical: “Ofreciendo atención con parteras tradicionales debidamente certificadas, permitiendo la entrada del padre o  familiar de la gestante, poniendo a disposición un herbario con plantas medicinales que son preparadas en ese mismo lugar por mujeres indígenas que hacen parte del personal del hospital”.

Leer: Parto con dignidad: cómo evitar la violencia obstétrica en los hospitales del Cesar

Partera Concepción Torres Villafaña

“Me llamo Concepción Torres Villafaña, soy auxiliar de enfermería y partera arhuaca. Llevo veinte años dedicada a este oficio, aprendiendo de mis ancestros y de otras parteras. He atendido muchísimos partos, tantos que ya he perdido la cuenta”, se presenta Torres Villafaña.

“He atendido partos de todo tipo”, continúa la partera. “La mayoría son partos normales, pero también he atendido partos podálicos (el bebé viene de pies) y otros que se han complicado. Siempre he atendido los partos en las casas de las familias, en diferentes regiones de la Sierra Nevada. Nunca he tenido que llevar a una mujer de urgencia al hospital”.

Explica que en la cultura arhuaca, las familias van a casas tradicionales para las mujeres que dan a luz, lugares en las que toda la familia hace presencia y apoya tanto al ser parturiento como a la vida que empieza.

Partería y Hospital Rosario Pumarejo

“Como auxiliar de enfermería, también he trabajado con médicos. Cuando una mujer tiene más de 40 años o presenta un alto riesgo, como hipertensión, obesidad o hernia, la derivamos al hospital. Sin embargo, incluso en esos casos, he logrado atender a mujeres en sus casas y sacarlas adelante”, dice y todos parecen fascinados con la experiencia de Concepción.

Es importante lo que menciona de los embarazos de riesgo, porque el 70 % de las muertes son por hipertensión y preeclampsia, le siguen las fallas cardíacas, complicaciones por abortos y sepsis no obstétrico, según datos del INS. Además, el equipo de parteras, ayuda al personal del Hospital Rosario Pumarejo a realizar controles prenatales, siendo quizás ahí en mayor número de mortalidad, no por falta de controles, las mujeres mueren en el parto con 4 o más controles.

“Me parece muy importante que en los hospitales haya auxiliares indígenas que hablen nuestra lengua. Muchas mujeres arhuacas no hablan castellano y necesitan a alguien que les dé confianza y las entienda. A veces, las mujeres se cierran y no expresan lo que sienten si no se sienten cómodas. Es fundamental que haya una persona que les hable en su idioma y les dé confianza para que puedan comunicar sus necesidades”, cuenta Torres. En el auditorio, otro grupo de parteras, piden a los médicos que las busquen en esos casos, porque hay más confianza con una mujer que con un médico, especialmente hombre.

Parteras, traductoras y auxiliares de enfermería del programa “Parto Etnocultural” del Hospital Rosario Pumarejo. Foto: Hospital Rosario Pumarejo.

El manejo de la hipertensión y preeclampsia

“En mi territorio, he atendido casos de mujeres hipertensas. Recuerdo el caso de una hermana que era obesa e hipertensa. A los siete meses de embarazo, su presión arterial se elevó a 180/120. Ella no quería ir al hospital ni al centro de salud, pero nosotros respetamos su decisión. Mi padre, que es Mamo, consultó con otros Mamos y ellos dijeron que no era necesario sacarla de la casa. Tenemos plantas medicinales, y también conocemos otros remedios tradicionales. Yo me comprometí a atenderla y a no culpar a nadie si algo salía mal”, aseguró con valentía y tranquilidad la partera.

Según contó, el parto era más complicado porque además el bebé no estaba en posición, así que Torres se encargó diariamente con sobos de acomodarlo y prepararlo para el nacimiento. “Le di agua de altamisa y cogollo de caña agria. Después de un día y una noche de trabajo de parto, el bebé nació. Sangró bastante y casi se pone azul, pero logramos recuperarlo”, dijo Torres. El ‘sobo’ es similar a las maniobras de versión externa que realizan los médicos occidentales.

Plantas medicinales utilizadas en el parto

Pared con plantas medicinales de las parteras. Foto: Hospital Rosario Pumarejo.

“Las plantas que más utilizamos en el parto son la altamisa y el cogollo de la caña. La altamisa es buena para los baños de vapor y para acelerar el trabajo de parto. El cogollo de caña es sagrado para nosotros. Después del parto, utilizamos la ruda para ayudar a la mujer a expulsar los coágulos de sangre. La sábila también se utiliza como lubricante”, explica la partera, señalando algunas plantas que habían en la pared del auditorio para invitar a conocerlas.

Dice que el uso de las plantas es exclusivo de la labor de las parteras porque no pueden darse a menos que la mujer sienta contracciones regulares y esté lista. Para ese punto los médicos del hospital le preguntan por los casos de retención de placenta y Concepción cuenta que hace poco una mujer tardó 8 horas en expulsarla, “estaba desmayándose cuando me llamaron. Fui a su casa y la encontré fría y débil. La bañé con agua caliente, le di agua de borraja y le hice masajes en el abdomen hasta que expulsó la placenta”, contó.

A cifras lentas pero firmes se espera que el Hospital Rosario Pumarejo inspire a otras instituciones de salud y EPS a incorporar la sabiduría ancestral para disminuir la muerte de mujeres gestantes indígenas en el Cesar.

Por: Katlin Navarro Luna / EL PILÓN