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Cesar - 28 febrero, 2025

Parto con dignidad: cómo evitar la violencia obstétrica en los hospitales del Cesar

La ESE Hospital Rosario Pumarejo de López realizó un conversatorio sobre “Nacimiento con dignidad, hacia una atención sin violencia obstétrica”.

El conversatorio “Nacimiento con dignidad” fue realizado por el Hospital Rosario Pumarejo de López con la presencia de expertos: Alirio Fajardo, ginecólogo; Marisela Bermúdez, psicóloga; Natalia Rincón, pediatra y moderado por Franklin Pérez Guerra, coordinador de la Unidad Funcional Materno Perinatal del hospital. Foto: Jesús Ochoa.
El conversatorio “Nacimiento con dignidad” fue realizado por el Hospital Rosario Pumarejo de López con la presencia de expertos: Alirio Fajardo, ginecólogo; Marisela Bermúdez, psicóloga; Natalia Rincón, pediatra y moderado por Franklin Pérez Guerra, coordinador de la Unidad Funcional Materno Perinatal del hospital. Foto: Jesús Ochoa.
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Mientras el Hospital Rosario Pumarejo de López en Valledupar alza la voz por un parto respetuoso en su conversatorio “Nacimiento con Dignidad”, realizado el 28 de febrero, las estadísticas nacionales pintan un panorama de violencia multidimensional hacia las mujeres gestantes. Aunque no existen datos específicos sobre violencia obstétrica en la red hospitalaria del Cesar, la tendencia a nivel nacional sugiere que esta problemática persiste en todos los territorios.

Un estudio reciente realizado por el Movimiento Nacional por la Salud Sexual y Reproductiva en Colombia (MNSSR), la Universidad Icesi y la Universidad Antonio Nariño, analizado por Profamilia, revela que la negligencia, la represión de emociones y las amenazas o intimidación son las principales manifestaciones de violencia obstétrica en el país.

Este tipo de violencia, tipificada como delito desde la Ley 1257 del 2008 en el Código Penal de Colombia, se define como cualquier acto de abuso, maltrato o falta de respeto, verbal o físico, contra mujeres gestantes durante el embarazo, parto y postparto.

Complicaciones físicas y mentales del binomio

La “Encuesta nacional de parto y nacimiento en Colombia” reveló que, de 2.943 partos, el 47,8 % presentó complicaciones físicas y el 34,1 % experimentó implicaciones en su salud mental. Además, solo el 6,3 % de las mujeres que tuvieron un parto vaginal (60,2 % del total) pudieron decidir sobre la posición durante el parto, evidenciando una falta de autonomía.

Aunque las encuestas se centran en las madres, durante el conversatorio se mencionó la violencia contra los bebés, más invisibilizadas por el hecho de ser seres totalmente dependientes de sus progenitores. “En términos generales, lo que le pase a la mamá también va a tener implicaciones o repercusiones sobre el bebé. Temas tan sencillos como hacer de pronto una inducción del trabajo de parto o una cesárea antes del término de forma no justificada, eso puede considerarse violento hacia el bebé porque está generando una morbilidad, o sea, está generando enfermedad en el recién nacido a la que no debería ser expuesto”, aseguró Natalia Rincón, pediatra del hospital.

En cuanto a la violencia en términos de cesáreas, la encuesta revela que el 33,1 % de las mujeres no recibieron información ni dieron consentimiento respecto a este procedimiento. El estudio también reveló que el 15,6 % de los partos se experimentó contacto físico irrespetuoso por parte de los profesionales de la salud, y que la discriminación y el maltrato fueron más frecuentes entre mujeres jóvenes, con sobrepeso, madres solteras o que no contaban con la dilatación esperada.

Ante esos hechos, el ginecólogo, Alirio Fajardo, resaltó la calidad formativa del hospital instando a los estudiantes presentes a “sentir que esa persona que estamos atendiendo es nuestra mamá, su familia, hablarle de buena forma, entender. Entonces, hay que aprender que están en un proceso que es muy natural y siempre lo hemos visto como que no, es una enfermedad. Tenemos que tratar en lo posible de manejarlo interdisciplinariamente, no solamente en un momento que le consulta a uno de su embarazo, sino que va a haber una consulta preconcepcional”.

La comunidad se unió al llamado en el Hospital Rosario Pumarejo de López para romper el silencio sobre la violencia obstétrica y construir un camino hacia un parto digno y respetuoso. Foto: Jesús Ochoa.

El aislamiento y la separación del binomio madre-hijo

En todo momento durante el conversatorio se mencionó la importancia de mantener unidos a la madre del hijo. “Si nosotros separamos al bebé, eso es violencia porque nos está impidiendo, por una parte, el apego seguro, que el apego es el reconocimiento de la madre de su hijo y de su hijo y del bebé hacia su mamá, nos limita la adecuada adaptación a la vida extrauterina. Estamos hablando del control de temperatura, la regulación de la frecuencia cardiaca, de la frecuencia respiratoria, la colonización adecuada de la piel y el tracto digestivo del bebé por la flora normal de la mamá”, afirmó Rincón.

Por otro lado, la encuesta expuso la vulneración sistemática de derechos, ya que solo en el 33,7 % de los partos, la gestante estuvo acompañada continuamente por la persona que ella eligió, y en el 26,5 % fueron separadas de su bebé después del nacimiento sin ninguna razón de salud. 

El Hospital Rosario Pumarejo de López aseguró en el conversatorio que desde hace varios años  implementa el programa Madre Canguro, además María Luisa Bueno Salazaruna, una abuela comunitaria, relató a los asistentes la experiencia que vivió su hijo durante el parto de su nieta, permitiéndole estar presente en todo momento, asegurando que hoy la relación familiar se fortaleció.
Según la psicóloga del hospital, Marisela Bermúdez, sobre la separación del recién nacido de los padres, produce efectos en la salud mental. “Los efectos a largo plazo, son niños que podrían tener el riesgo de generar un trastorno del comportamiento, un trastorno en el desarrollo de aprendizaje, son niños con cuadros de ansiedad. Son niños que de hecho, a largo plazo, pueden presentar enfermedades de salud mental”, explica Bermúdez.

Información y educación a los padres

En este contexto nacional, el conversatorio en el Hospital Rosario Pumarejo de López cobra aún mayor relevancia. Se trata de un llamado a la acción desde el Cesar, una invitación a romper el silencio, a visibilizar la violencia obstétrica y a construir un sistema de salud que priorice el respeto, la dignidad y el bienestar de las mujeres y sus bebés.

La pediatra Rincón instó a combatir el desconocimiento: “La principal causa (de la violencia obstétrica) es el desconocimiento y la falta de comunicación, entre la gestante y pues todo su equipo de atención en salud. La familia debe vincularse a este proceso, informar o tener comunicación abierta y directa, constante con la mamá sobre qué es lo que está pasando en cada momento”.

El conversatorio concluyó con un llamado a la acción: fomentar “una cultura de respeto y de consentimiento” en el ámbito obstétrico. Se instó alos futuros profesionales presentes de la salud a cultivar “un trato humanizado, un trato de empatía, de calidez” y a priorizar la salud mental de las mujeres desde el control preconcepcional.

Por: Redacción EL PILÓN

Cesar
28 febrero, 2025

Parto con dignidad: cómo evitar la violencia obstétrica en los hospitales del Cesar

La ESE Hospital Rosario Pumarejo de López realizó un conversatorio sobre “Nacimiento con dignidad, hacia una atención sin violencia obstétrica”.


El conversatorio “Nacimiento con dignidad” fue realizado por el Hospital Rosario Pumarejo de López con la presencia de expertos: Alirio Fajardo, ginecólogo; Marisela Bermúdez, psicóloga; Natalia Rincón, pediatra y moderado por Franklin Pérez Guerra, coordinador de la Unidad Funcional Materno Perinatal del hospital. Foto: Jesús Ochoa.
El conversatorio “Nacimiento con dignidad” fue realizado por el Hospital Rosario Pumarejo de López con la presencia de expertos: Alirio Fajardo, ginecólogo; Marisela Bermúdez, psicóloga; Natalia Rincón, pediatra y moderado por Franklin Pérez Guerra, coordinador de la Unidad Funcional Materno Perinatal del hospital. Foto: Jesús Ochoa.
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Mientras el Hospital Rosario Pumarejo de López en Valledupar alza la voz por un parto respetuoso en su conversatorio “Nacimiento con Dignidad”, realizado el 28 de febrero, las estadísticas nacionales pintan un panorama de violencia multidimensional hacia las mujeres gestantes. Aunque no existen datos específicos sobre violencia obstétrica en la red hospitalaria del Cesar, la tendencia a nivel nacional sugiere que esta problemática persiste en todos los territorios.

Un estudio reciente realizado por el Movimiento Nacional por la Salud Sexual y Reproductiva en Colombia (MNSSR), la Universidad Icesi y la Universidad Antonio Nariño, analizado por Profamilia, revela que la negligencia, la represión de emociones y las amenazas o intimidación son las principales manifestaciones de violencia obstétrica en el país.

Este tipo de violencia, tipificada como delito desde la Ley 1257 del 2008 en el Código Penal de Colombia, se define como cualquier acto de abuso, maltrato o falta de respeto, verbal o físico, contra mujeres gestantes durante el embarazo, parto y postparto.

Complicaciones físicas y mentales del binomio

La “Encuesta nacional de parto y nacimiento en Colombia” reveló que, de 2.943 partos, el 47,8 % presentó complicaciones físicas y el 34,1 % experimentó implicaciones en su salud mental. Además, solo el 6,3 % de las mujeres que tuvieron un parto vaginal (60,2 % del total) pudieron decidir sobre la posición durante el parto, evidenciando una falta de autonomía.

Aunque las encuestas se centran en las madres, durante el conversatorio se mencionó la violencia contra los bebés, más invisibilizadas por el hecho de ser seres totalmente dependientes de sus progenitores. “En términos generales, lo que le pase a la mamá también va a tener implicaciones o repercusiones sobre el bebé. Temas tan sencillos como hacer de pronto una inducción del trabajo de parto o una cesárea antes del término de forma no justificada, eso puede considerarse violento hacia el bebé porque está generando una morbilidad, o sea, está generando enfermedad en el recién nacido a la que no debería ser expuesto”, aseguró Natalia Rincón, pediatra del hospital.

En cuanto a la violencia en términos de cesáreas, la encuesta revela que el 33,1 % de las mujeres no recibieron información ni dieron consentimiento respecto a este procedimiento. El estudio también reveló que el 15,6 % de los partos se experimentó contacto físico irrespetuoso por parte de los profesionales de la salud, y que la discriminación y el maltrato fueron más frecuentes entre mujeres jóvenes, con sobrepeso, madres solteras o que no contaban con la dilatación esperada.

Ante esos hechos, el ginecólogo, Alirio Fajardo, resaltó la calidad formativa del hospital instando a los estudiantes presentes a “sentir que esa persona que estamos atendiendo es nuestra mamá, su familia, hablarle de buena forma, entender. Entonces, hay que aprender que están en un proceso que es muy natural y siempre lo hemos visto como que no, es una enfermedad. Tenemos que tratar en lo posible de manejarlo interdisciplinariamente, no solamente en un momento que le consulta a uno de su embarazo, sino que va a haber una consulta preconcepcional”.

La comunidad se unió al llamado en el Hospital Rosario Pumarejo de López para romper el silencio sobre la violencia obstétrica y construir un camino hacia un parto digno y respetuoso. Foto: Jesús Ochoa.

El aislamiento y la separación del binomio madre-hijo

En todo momento durante el conversatorio se mencionó la importancia de mantener unidos a la madre del hijo. “Si nosotros separamos al bebé, eso es violencia porque nos está impidiendo, por una parte, el apego seguro, que el apego es el reconocimiento de la madre de su hijo y de su hijo y del bebé hacia su mamá, nos limita la adecuada adaptación a la vida extrauterina. Estamos hablando del control de temperatura, la regulación de la frecuencia cardiaca, de la frecuencia respiratoria, la colonización adecuada de la piel y el tracto digestivo del bebé por la flora normal de la mamá”, afirmó Rincón.

Por otro lado, la encuesta expuso la vulneración sistemática de derechos, ya que solo en el 33,7 % de los partos, la gestante estuvo acompañada continuamente por la persona que ella eligió, y en el 26,5 % fueron separadas de su bebé después del nacimiento sin ninguna razón de salud. 

El Hospital Rosario Pumarejo de López aseguró en el conversatorio que desde hace varios años  implementa el programa Madre Canguro, además María Luisa Bueno Salazaruna, una abuela comunitaria, relató a los asistentes la experiencia que vivió su hijo durante el parto de su nieta, permitiéndole estar presente en todo momento, asegurando que hoy la relación familiar se fortaleció.
Según la psicóloga del hospital, Marisela Bermúdez, sobre la separación del recién nacido de los padres, produce efectos en la salud mental. “Los efectos a largo plazo, son niños que podrían tener el riesgo de generar un trastorno del comportamiento, un trastorno en el desarrollo de aprendizaje, son niños con cuadros de ansiedad. Son niños que de hecho, a largo plazo, pueden presentar enfermedades de salud mental”, explica Bermúdez.

Información y educación a los padres

En este contexto nacional, el conversatorio en el Hospital Rosario Pumarejo de López cobra aún mayor relevancia. Se trata de un llamado a la acción desde el Cesar, una invitación a romper el silencio, a visibilizar la violencia obstétrica y a construir un sistema de salud que priorice el respeto, la dignidad y el bienestar de las mujeres y sus bebés.

La pediatra Rincón instó a combatir el desconocimiento: “La principal causa (de la violencia obstétrica) es el desconocimiento y la falta de comunicación, entre la gestante y pues todo su equipo de atención en salud. La familia debe vincularse a este proceso, informar o tener comunicación abierta y directa, constante con la mamá sobre qué es lo que está pasando en cada momento”.

El conversatorio concluyó con un llamado a la acción: fomentar “una cultura de respeto y de consentimiento” en el ámbito obstétrico. Se instó alos futuros profesionales presentes de la salud a cultivar “un trato humanizado, un trato de empatía, de calidez” y a priorizar la salud mental de las mujeres desde el control preconcepcional.

Por: Redacción EL PILÓN