La novena representa el comercio vivo y audaz de Valledupar, el parque es una plaza constante de conversaciones, juegos y comercio que converge junto a los deportistas.
Mis queridos lectores, un gran y respetuoso saludo a todos! Ayer estuvimos en una zona muy comercial de Valledupar, se trata de la carrera 9 con calle 12 donde se ubica el parque El Viajero, un centro de recreación público que por más de 30 años ha sido testigo de turistas, habitantes y cuanto ciudadano ha tenido la oportunidad de estar ahí.
Para llegar a El Viajero solo basta preguntar a cualquier mototaxi, autobús o taxi y listo, en unos 10 a 15 minutos te ubicas en este espacio de público. Caminando por sus áreas de juegos un viernes por la mañana me consigo con una señora muy amable que tiene 42 años viviendo en esta zona, se trata de Rosa Guillén Contreras, ella me invitó a conversar en el frente de su casa y muy amablemente me contó que hace unos 38 años lo que es el parque, le decían ‘El mercadito’, tiempo después lo quitaron y quedó el espacio vacío de arena donde se empezó a arrendar para circo, según la señora Rosa venían circos de Bogotá y otras partes a modo de entretenimiento para la ciudad.
Luego pasó de un espacio de recreación a un parque, que posteriormente se le llamó El Viajero, este nombre se debe según el relato de doña Rosa a que la zona siempre ha sido una especie de estación de toda la gente que iba o venia de los pueblos del norte. Bautizado con este particular nombre se hizo una estatua con una maleta, haciendo semejanza a un viajero.
La anécdota que embarga este parque me causó un poco de gracia porque resulta que la maleta de la estatua se la llevaron, o mejor dicho, alguien se la robó del espacio público. Lógicamente la maleta no tenía ninguna función así que quien la robó lo hizo de pura maldad, precisó doña Rosa.
El personaje de la maleta se ubica en una zona del centro del parque, sentado sobre una roca mediana, con zapatos deportivos, un pantalón de vestir, una camiseta, un sombrero y se percibe pensativo, solo, y hasta un poco perdido, ahogado en el humo del tabaco que lo acompaña en su mano derecha. Un hombre de antaño, así parece.
Supe que el monumento fue construido por estudiantes de la Escuela de Bellas Artes, con el acompañamiento profesional de Edith Castro de Rodríguez. El material es fibra de vidrio. “El monumento tiene como 30 años de haberse hecho. Antes de eso no estaba y fue gracias a una administración pública”.
“Esto por aquí es muy sano, creemos que es por el CAI de policía, pero por ejemplo yo duro aquí sentada fuera de mi casa hasta las 10 de la noche y nunca ha pasado nada”, reafirmó.
Me contó además que la zona por ser un área muy comercial, siempre hay gente a su alrededor, de hecho juegan hasta tarde como pude percibirlo en días anteriores a mi encuentro con Rosa.
La gente ha hecho su propio negocio dentro de sus casas. “La comunidad es bien, somos buenos vecinos, aunque de pronto ya no nos visitamos seguido, uno está pendiente de cualquier cosa”.
Como todas las cosas, nada es color de rosa, y mi querida doña me dijo que aunque el servicio público funciona bien: el aseo siempre pasa, el agua nunca se va, el gas que no falta. Pero la falencia desde su óptica es el descuido del parque.
“Deberían arreglarlo porque la mayoría de los parques si los arreglaron y a este nada. Las cosas están dañadas, se debe cambiar porque aquí la mayoría de los eventos de la alcaldía los hacen aquí y pienso que deben tomar en cuenta eso”.
Conversé con uno de los guardias de El Viajero, Clemente Pereira, quien me informó que desde el CAI de la Policía se hace un constante resguardo de la zona del parque y aledaños. “Constantemente hacemos patrullaje, trabajamos por turno de 8 horas, son tres patrullas cada 8 horas y así cumplimos las 24 horas de seguridad”.
Me aseguró el oficial que no ha habido casos de robos o personas que consuman drogas debido al constante patrullaje en la zona. “Respetan a los Policías y se alejan”.
La novena representa el comercio vivo y audaz de Valledupar, el parque es una plaza constante de conversaciones, juegos y comercio que converge junto a los deportistas.
Mis queridos lectores, un gran y respetuoso saludo a todos! Ayer estuvimos en una zona muy comercial de Valledupar, se trata de la carrera 9 con calle 12 donde se ubica el parque El Viajero, un centro de recreación público que por más de 30 años ha sido testigo de turistas, habitantes y cuanto ciudadano ha tenido la oportunidad de estar ahí.
Para llegar a El Viajero solo basta preguntar a cualquier mototaxi, autobús o taxi y listo, en unos 10 a 15 minutos te ubicas en este espacio de público. Caminando por sus áreas de juegos un viernes por la mañana me consigo con una señora muy amable que tiene 42 años viviendo en esta zona, se trata de Rosa Guillén Contreras, ella me invitó a conversar en el frente de su casa y muy amablemente me contó que hace unos 38 años lo que es el parque, le decían ‘El mercadito’, tiempo después lo quitaron y quedó el espacio vacío de arena donde se empezó a arrendar para circo, según la señora Rosa venían circos de Bogotá y otras partes a modo de entretenimiento para la ciudad.
Luego pasó de un espacio de recreación a un parque, que posteriormente se le llamó El Viajero, este nombre se debe según el relato de doña Rosa a que la zona siempre ha sido una especie de estación de toda la gente que iba o venia de los pueblos del norte. Bautizado con este particular nombre se hizo una estatua con una maleta, haciendo semejanza a un viajero.
La anécdota que embarga este parque me causó un poco de gracia porque resulta que la maleta de la estatua se la llevaron, o mejor dicho, alguien se la robó del espacio público. Lógicamente la maleta no tenía ninguna función así que quien la robó lo hizo de pura maldad, precisó doña Rosa.
El personaje de la maleta se ubica en una zona del centro del parque, sentado sobre una roca mediana, con zapatos deportivos, un pantalón de vestir, una camiseta, un sombrero y se percibe pensativo, solo, y hasta un poco perdido, ahogado en el humo del tabaco que lo acompaña en su mano derecha. Un hombre de antaño, así parece.
Supe que el monumento fue construido por estudiantes de la Escuela de Bellas Artes, con el acompañamiento profesional de Edith Castro de Rodríguez. El material es fibra de vidrio. “El monumento tiene como 30 años de haberse hecho. Antes de eso no estaba y fue gracias a una administración pública”.
“Esto por aquí es muy sano, creemos que es por el CAI de policía, pero por ejemplo yo duro aquí sentada fuera de mi casa hasta las 10 de la noche y nunca ha pasado nada”, reafirmó.
Me contó además que la zona por ser un área muy comercial, siempre hay gente a su alrededor, de hecho juegan hasta tarde como pude percibirlo en días anteriores a mi encuentro con Rosa.
La gente ha hecho su propio negocio dentro de sus casas. “La comunidad es bien, somos buenos vecinos, aunque de pronto ya no nos visitamos seguido, uno está pendiente de cualquier cosa”.
Como todas las cosas, nada es color de rosa, y mi querida doña me dijo que aunque el servicio público funciona bien: el aseo siempre pasa, el agua nunca se va, el gas que no falta. Pero la falencia desde su óptica es el descuido del parque.
“Deberían arreglarlo porque la mayoría de los parques si los arreglaron y a este nada. Las cosas están dañadas, se debe cambiar porque aquí la mayoría de los eventos de la alcaldía los hacen aquí y pienso que deben tomar en cuenta eso”.
Conversé con uno de los guardias de El Viajero, Clemente Pereira, quien me informó que desde el CAI de la Policía se hace un constante resguardo de la zona del parque y aledaños. “Constantemente hacemos patrullaje, trabajamos por turno de 8 horas, son tres patrullas cada 8 horas y así cumplimos las 24 horas de seguridad”.
Me aseguró el oficial que no ha habido casos de robos o personas que consuman drogas debido al constante patrullaje en la zona. “Respetan a los Policías y se alejan”.