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Columnista - 11 abril, 2019

Pareciera que no queremos paz

Definitivamente, en Colombia todavía estamos lejos de lograr convivencia armónica, porque cada uno o la cofradía, desea vivir en paz según sus propias conveniencias, pues así lo indican nuestras acciones cotidianas, que son intransigentes con cualquier gesto o amago de diálogo en procura de concordia general. Aunque la mayoría de la población colombiana no cree […]

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Definitivamente, en Colombia todavía estamos lejos de lograr convivencia armónica, porque cada uno o la cofradía, desea vivir en paz según sus propias conveniencias, pues así lo indican nuestras acciones cotidianas, que son intransigentes con cualquier gesto o amago de diálogo en procura de concordia general.

Aunque la mayoría de la población colombiana no cree nada de lo que diga el fiscal Néstor Humberto Martínez Neira, tampoco nadie debe ignorar que en nuestro país cualquier disparate puede ocurrir; en consecuencia, es entendible que el presidente Duque les pidiera a los líderes de la minga, de reunirse en un sitio que brindara mayor seguridad, no solo para él, sino para todos los participantes en la deliberación sobre el acuerdo de las peticiones que durante muchos años ha reclamado la etnia indígena y, lamentablemente, la mayoría de sus solicitudes siempre han quedado en promesas.

Si bien es cierto que en todas las latitudes siempre hay problemas de diversas índoles, es innegable que Colombia es un país suigéneris, por la enorme cantidad de intereses disímiles, en su gran mayoría para beneficios particulares, de por sí generadores de inconformidades y polarizaciones de difícil o imposible reconciliación.

“No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista». En Colombia tenemos más de la mitad de ese tiempo en conflicto armado interno y, de veras, pareciera que los colombianos no quisiéramos paz. Lo traigo a colación, en vista de que los involucrados en tan prolongado conflicto, en defensa de sus intereses siempre han mentido, para crear confusión y para perpetuar la mutua desconfianza que no nos permite despojarnos de los temores y odios acumulados por las barbaridades o salvajismos que a menudo se cometen en las guerras suscitadas por cualquier circunstancia. Por tanto, lo mejor es convivir sin tan brutal situación.

Cordialmente y con mucho respeto, mañana viernes 12 de abril, invito a mis lectores y a sus amigos a escuchar, al profesor John Paul Lederach, que, de 9 a.m. a 12 m., disertará sobre: ¿Podemos los cesarenses ser ejemplo de convivencia? El conversatorio se realizará en el Salón Yui del Hotel Sicarare.

El profesor Lederach es un académico investigador y mediador con amplia experiencia en la solución de conflictos bélicos y construcción de paz a nivel mundial. Tiene título de Ph.D. en Sociología de la Universidad de Colorado. Catedrático de la Universidad Notre Dame, Indiana, EE. UU. En el actual momento que atraviesa nuestro país, es muy importante escuchar a este experto en resolución de conflictos armados.

Por: José Romero Churio.

Columnista
11 abril, 2019

Pareciera que no queremos paz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Definitivamente, en Colombia todavía estamos lejos de lograr convivencia armónica, porque cada uno o la cofradía, desea vivir en paz según sus propias conveniencias, pues así lo indican nuestras acciones cotidianas, que son intransigentes con cualquier gesto o amago de diálogo en procura de concordia general. Aunque la mayoría de la población colombiana no cree […]


Definitivamente, en Colombia todavía estamos lejos de lograr convivencia armónica, porque cada uno o la cofradía, desea vivir en paz según sus propias conveniencias, pues así lo indican nuestras acciones cotidianas, que son intransigentes con cualquier gesto o amago de diálogo en procura de concordia general.

Aunque la mayoría de la población colombiana no cree nada de lo que diga el fiscal Néstor Humberto Martínez Neira, tampoco nadie debe ignorar que en nuestro país cualquier disparate puede ocurrir; en consecuencia, es entendible que el presidente Duque les pidiera a los líderes de la minga, de reunirse en un sitio que brindara mayor seguridad, no solo para él, sino para todos los participantes en la deliberación sobre el acuerdo de las peticiones que durante muchos años ha reclamado la etnia indígena y, lamentablemente, la mayoría de sus solicitudes siempre han quedado en promesas.

Si bien es cierto que en todas las latitudes siempre hay problemas de diversas índoles, es innegable que Colombia es un país suigéneris, por la enorme cantidad de intereses disímiles, en su gran mayoría para beneficios particulares, de por sí generadores de inconformidades y polarizaciones de difícil o imposible reconciliación.

“No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista». En Colombia tenemos más de la mitad de ese tiempo en conflicto armado interno y, de veras, pareciera que los colombianos no quisiéramos paz. Lo traigo a colación, en vista de que los involucrados en tan prolongado conflicto, en defensa de sus intereses siempre han mentido, para crear confusión y para perpetuar la mutua desconfianza que no nos permite despojarnos de los temores y odios acumulados por las barbaridades o salvajismos que a menudo se cometen en las guerras suscitadas por cualquier circunstancia. Por tanto, lo mejor es convivir sin tan brutal situación.

Cordialmente y con mucho respeto, mañana viernes 12 de abril, invito a mis lectores y a sus amigos a escuchar, al profesor John Paul Lederach, que, de 9 a.m. a 12 m., disertará sobre: ¿Podemos los cesarenses ser ejemplo de convivencia? El conversatorio se realizará en el Salón Yui del Hotel Sicarare.

El profesor Lederach es un académico investigador y mediador con amplia experiencia en la solución de conflictos bélicos y construcción de paz a nivel mundial. Tiene título de Ph.D. en Sociología de la Universidad de Colorado. Catedrático de la Universidad Notre Dame, Indiana, EE. UU. En el actual momento que atraviesa nuestro país, es muy importante escuchar a este experto en resolución de conflictos armados.

Por: José Romero Churio.