La selección gaucha tomó la ventaja muy rápidamente apelando a un fútbol rápido, de toques horizontales, buscando abrir la férrea defensa guaraní.

La efectividad de los argentinos tuvo su recompensa tras el 1-0 que llegó con una jugada de pelota quieta.

La delegación paraguaya en cabeza de su presidente protagonizaron el bochorno del partido tras lanzar improperios en contra de los árbitros.

Mientras los ánimos se salían de control, la segunda anotación por parte de Argentina enmudeció a los paraguayos, sin embargo, tras una jugada aislada que vino de un remate de media distancia que el portero argentino Damián Rivera no pudo detener. Con el 2-1 a favor de Argentina llegó el descanso para los jugadores

La segunda mitad inició con un ritmo electrizante que impusieron los paraguayos, quienes a mitad del segundo tiempo igualaron las acciones.

El guardameta Damián Ríos fue la figura albiceleste en el segundo tiempo, ya que después del empate Argentina se descompensó anímicamente.

Con la llegada del tiempo extra y Paraguay más entero físicamente, aparecería la tercera anotación que estremeció las graderías del coliseo, puesto que esa anotación se gritó con una mezcla entre furia y alegría.

Finalmente, el sonido más esperado se escuchó, el pitazo final señalando el término del partido hizo que los jugadores paraguayos saltaran como resortes, para celebrar su primer título mundial y tomarse revancha de la final que Argentina les había ganado hace cuatro años.