Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 26 diciembre, 2019

Para un año difícil, una Navidad de reflexión y esperanza

Cada quien celebra las justas de fin de año a su manera, unos cantando, otros rezando, bebiendo y bailando y algunos llorando y evocando a sus seres queridos en especial a su padre y mamá. A partir de ayer 24 comenzamos los cristianos de nuestro país a celebrar la Navidad en el calor de nuestros […]

Cada quien celebra las justas de fin de año a su manera, unos cantando, otros rezando, bebiendo y bailando y algunos llorando y evocando a sus seres queridos en especial a su padre y mamá.

A partir de ayer 24 comenzamos los cristianos de nuestro país a celebrar la Navidad en el calor de nuestros hogares. Las luces, los regalos y las fiestas son sólo una cara de esta festividad religiosa que evoca el nacimiento de Jesús en medio de la pobreza, la humildad y la falta de solidaridad. Para aquellos que gozan la presencia de sus seres queridos, que ésta sea una época de diálogo, cercanía, reflexión y esperanza; para los que por distintas circunstancias no están al lado de los suyos, que la Navidad refuerce los lazos familiares, de amistad y fortaleza.

Este año que termina no ha sido fácil para muchos vallenatos que sobreviven en medio del desempleo, la incertidumbre del atraco, del robo, la presión de las pensiones escolares y universitarias, los altos costos de enfermedades y tribulaciones cotidianas, muchos recibían este fin de año como talante sombrío y actitud de pesimista ante el futuro, sin mayores esperanzas de cambio y con deseos de tirar la toalla. Es el momento de que las raíces más profundas de las celebraciones navideñas renazcan y recuperen su significado.

El débil tejido social que tenemos, amenazado por el egoísmo y la inequidad, necesita de los valores cristianos, católicos y no católicos; de la Navidad más allá del consumo febril, la alegría superficial y la ausencia de la reflexión.

Una sociedad como la nuestra con tan elevados niveles de pobreza y pésima redistribución de la riqueza de los bienes públicos. No puede darse el lujo de desdeñar el manejo de solidaridad, unión, cooperación e integración social del más puro y originario cristianismo.

Junto al calor del hogar, los abrazos y la concordia familiar la Navidad de este año debe invitar a la reflexión que permita volver a la realidad una sociedad madura, capaz de manejar inteligente y pacíficamente los conflictos que la aquejan. Pasar estos días en medio de la bruma alcohólica y la juerga, sólo contribuye a un guayabo pesado y a la continuación viciosa del pesimismo y la sin salida.

El 24 fue una noche no para escapar de la pura realidad si no para reforzar los lazos familiares y aunar fuerzas y espíritus con el fin de enfrentar el nuevo año. En mi nombre y en el de mi familia: Olguita, Javier, Nany, Olga Lucía, Silvia, Juanma, José Alberto, Taty y mis adorados nietos, Vale, Cristian, Werner, Javier, Isabella, Antonela, Ivanche, Santiago y Nicolás, desearles una ¡FELIZ NAVIDAD! a mi familia y a mis médicos de cabecera: La internista Dra. Ivonne Cecilia López y Edith Nancy Isabel Rocha Martínez.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: He venido escuchando que se debería utilizar el Pico y Placa en nuestra ciudad dado los serios desafíos que enfrenta la movilidad. Si bien es cierto, este tipo de prohibiciones tiene un efecto inmediato, pues es evidente que menos carros en circulación implican menos congestión vial, sin embargo, pienso que Valledupar no está apta para tomar esa iniciativa. La verdad es que la Secretaría de Tránsito ha fallado con las medidas tomadas hasta el punto que no han dado resultado y la movilidad ha empeorado.

Como la última columna será para informar sobre lo bueno, lo malo y lo feo de Valledupar, quiero desearles unas felices navidades anticipadas a mis hermanos de la mejor tertulia auténtica de los vallenatos, ellos son: Roberto Pavajeau, Carlos Céspedes, Augusto Socarrás, Alfredo Martínez, Rodolfo Maestre, Rapelo Castro, Hernán Duque, Loncho Sánchez, Óscar Gómez, José Alfonso Martínez, Raúl Pavajeau y Robert Gómez Pavajeau.

Columnista
26 diciembre, 2019

Para un año difícil, una Navidad de reflexión y esperanza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Cada quien celebra las justas de fin de año a su manera, unos cantando, otros rezando, bebiendo y bailando y algunos llorando y evocando a sus seres queridos en especial a su padre y mamá. A partir de ayer 24 comenzamos los cristianos de nuestro país a celebrar la Navidad en el calor de nuestros […]


Cada quien celebra las justas de fin de año a su manera, unos cantando, otros rezando, bebiendo y bailando y algunos llorando y evocando a sus seres queridos en especial a su padre y mamá.

A partir de ayer 24 comenzamos los cristianos de nuestro país a celebrar la Navidad en el calor de nuestros hogares. Las luces, los regalos y las fiestas son sólo una cara de esta festividad religiosa que evoca el nacimiento de Jesús en medio de la pobreza, la humildad y la falta de solidaridad. Para aquellos que gozan la presencia de sus seres queridos, que ésta sea una época de diálogo, cercanía, reflexión y esperanza; para los que por distintas circunstancias no están al lado de los suyos, que la Navidad refuerce los lazos familiares, de amistad y fortaleza.

Este año que termina no ha sido fácil para muchos vallenatos que sobreviven en medio del desempleo, la incertidumbre del atraco, del robo, la presión de las pensiones escolares y universitarias, los altos costos de enfermedades y tribulaciones cotidianas, muchos recibían este fin de año como talante sombrío y actitud de pesimista ante el futuro, sin mayores esperanzas de cambio y con deseos de tirar la toalla. Es el momento de que las raíces más profundas de las celebraciones navideñas renazcan y recuperen su significado.

El débil tejido social que tenemos, amenazado por el egoísmo y la inequidad, necesita de los valores cristianos, católicos y no católicos; de la Navidad más allá del consumo febril, la alegría superficial y la ausencia de la reflexión.

Una sociedad como la nuestra con tan elevados niveles de pobreza y pésima redistribución de la riqueza de los bienes públicos. No puede darse el lujo de desdeñar el manejo de solidaridad, unión, cooperación e integración social del más puro y originario cristianismo.

Junto al calor del hogar, los abrazos y la concordia familiar la Navidad de este año debe invitar a la reflexión que permita volver a la realidad una sociedad madura, capaz de manejar inteligente y pacíficamente los conflictos que la aquejan. Pasar estos días en medio de la bruma alcohólica y la juerga, sólo contribuye a un guayabo pesado y a la continuación viciosa del pesimismo y la sin salida.

El 24 fue una noche no para escapar de la pura realidad si no para reforzar los lazos familiares y aunar fuerzas y espíritus con el fin de enfrentar el nuevo año. En mi nombre y en el de mi familia: Olguita, Javier, Nany, Olga Lucía, Silvia, Juanma, José Alberto, Taty y mis adorados nietos, Vale, Cristian, Werner, Javier, Isabella, Antonela, Ivanche, Santiago y Nicolás, desearles una ¡FELIZ NAVIDAD! a mi familia y a mis médicos de cabecera: La internista Dra. Ivonne Cecilia López y Edith Nancy Isabel Rocha Martínez.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: He venido escuchando que se debería utilizar el Pico y Placa en nuestra ciudad dado los serios desafíos que enfrenta la movilidad. Si bien es cierto, este tipo de prohibiciones tiene un efecto inmediato, pues es evidente que menos carros en circulación implican menos congestión vial, sin embargo, pienso que Valledupar no está apta para tomar esa iniciativa. La verdad es que la Secretaría de Tránsito ha fallado con las medidas tomadas hasta el punto que no han dado resultado y la movilidad ha empeorado.

Como la última columna será para informar sobre lo bueno, lo malo y lo feo de Valledupar, quiero desearles unas felices navidades anticipadas a mis hermanos de la mejor tertulia auténtica de los vallenatos, ellos son: Roberto Pavajeau, Carlos Céspedes, Augusto Socarrás, Alfredo Martínez, Rodolfo Maestre, Rapelo Castro, Hernán Duque, Loncho Sánchez, Óscar Gómez, José Alfonso Martínez, Raúl Pavajeau y Robert Gómez Pavajeau.