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Columnista - 11 octubre, 2019

Para sacar algunas lecciones: La crisis de Ecuador

El mundo tiene por estos días los ojos puestos en Ecuador, país vecino de Colombia, que afronta una difícil situación política, derivada de las decisiones económicas del gobierno del Presidente Lenín Moreno, quien adoptó una serie de medidas que han sido duramente rechazadas por diversas organizaciones de indígenas, obreros y estudiantes. Los sucesos de Ecuador […]

El mundo tiene por estos días los ojos puestos en Ecuador, país vecino de Colombia, que afronta una difícil situación política, derivada de las decisiones económicas del gobierno del Presidente Lenín Moreno, quien adoptó una serie de medidas que han sido duramente rechazadas por diversas organizaciones de indígenas, obreros y estudiantes.

Los sucesos de Ecuador se suman a los de Venezuela y Argentina, que conforman un cuadro preocupante para toda América Latina. La región sigue siendo vulnerable a los ciclos económicos y aún no todos los países cuentan con las instituciones necesarias para afrontar las mismas, sin que los vaivenes de la economía tengan que generar esos estallidos sociales y la ruptura de los sistemas políticos.

¿Cuál es la realidad de nuestro vecino Ecuador?. La economía de Ecuador, algo en lo cual se parece a la de Colombia, es excesivamente dependiente del petróleo y ante la baja en los precios internacionales de esa materia prima, las finanzas del estado se han visto reducidas; situación ante la cual solo tienen tres alternativas los gobiernos: subir impuestos, aumentar la deuda o recortar gasto, y esto incluye el tema de los subsidios, en este caso a los combustibles que están entre los más bajos de la región y del mundo. El país tiene un poco más de 17 millones de habitantes y el tamaño de su economía es cerca de la cuarta parte de la de Colombia, medida en dólares.
En nuestros países, poco se entiende que muchas veces los programas del Estado no son sostenibles y que, en algunos casos, no se justifica tener altos subsidios a la gasolina y los demás combustibles, que muchas veces se van al bolsillo de clases altas y medias, acomodadas, que son las que usan el vehículo particular. Caso aparte es el tema del transporte público de pasajeros y el de carga que si tienen un impacto en el nivel general de precios.

Sin duda ha sido valiente y responsable el gobierno de Moreno al presentar ese paquete de medidas de austeridad que, quizás por el sello del Fondo Monetario Internacional, que le acaba de otorgar un crédito de contingencia, son el diablo para algunos sectores de nuestra población que creen que todo lo que venga de ese organismo es malo y que no quieren reconocer que los recursos del Estado no son infinitos.

Igualmente, es positivo que el gobierno mantenga el diálogo social con los sectores populares que se sientan afectados con el llamado “paquetazo económico”. Pero, con FMI o sin FMI, los gobiernos de América Latina tienen que aplicar políticas económicas cíclicas, de ajuste como se les dice, cada vez que se presentan ciclos económicos que afectan los ingresos del Estado. Colombia ya ha pasado por lo mismo, hace rato inició el desmonte de los subsidios a los combustibles y –poco a poco- la gente ha entendido que estos, en la mayoría de los casos, no se justifican.

Al tiempo de escribir esta nota el economista oriundo de Valledupar, Luis Alberto Rodríguez, actual Director del Departamento Nacional de Planeación, anuncia por el diario El Tiempo (Jueves 10 de Octubre/2019), que una de las prioridades del gobierno del Presidente Iván Duque será la revisión de los múltiples subsidios que hoy el Estado colombiano otorga a sectores de la población que, ante la reducción de la pobreza y por otras razones, hoy, quizás, ya no se justifican. Bienvenida esa depuración.

Es imposible saber en qué terminará la crisis de Ecuador, que pasó de lo económico y social a lo político. Pero, de la misma, Colombia, como el resto de América Latina, tiene mucho que aprender. Ojalá no se pierda la vigencia de la democracia en el vecino país.

Columnista
11 octubre, 2019

Para sacar algunas lecciones: La crisis de Ecuador

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

El mundo tiene por estos días los ojos puestos en Ecuador, país vecino de Colombia, que afronta una difícil situación política, derivada de las decisiones económicas del gobierno del Presidente Lenín Moreno, quien adoptó una serie de medidas que han sido duramente rechazadas por diversas organizaciones de indígenas, obreros y estudiantes. Los sucesos de Ecuador […]


El mundo tiene por estos días los ojos puestos en Ecuador, país vecino de Colombia, que afronta una difícil situación política, derivada de las decisiones económicas del gobierno del Presidente Lenín Moreno, quien adoptó una serie de medidas que han sido duramente rechazadas por diversas organizaciones de indígenas, obreros y estudiantes.

Los sucesos de Ecuador se suman a los de Venezuela y Argentina, que conforman un cuadro preocupante para toda América Latina. La región sigue siendo vulnerable a los ciclos económicos y aún no todos los países cuentan con las instituciones necesarias para afrontar las mismas, sin que los vaivenes de la economía tengan que generar esos estallidos sociales y la ruptura de los sistemas políticos.

¿Cuál es la realidad de nuestro vecino Ecuador?. La economía de Ecuador, algo en lo cual se parece a la de Colombia, es excesivamente dependiente del petróleo y ante la baja en los precios internacionales de esa materia prima, las finanzas del estado se han visto reducidas; situación ante la cual solo tienen tres alternativas los gobiernos: subir impuestos, aumentar la deuda o recortar gasto, y esto incluye el tema de los subsidios, en este caso a los combustibles que están entre los más bajos de la región y del mundo. El país tiene un poco más de 17 millones de habitantes y el tamaño de su economía es cerca de la cuarta parte de la de Colombia, medida en dólares.
En nuestros países, poco se entiende que muchas veces los programas del Estado no son sostenibles y que, en algunos casos, no se justifica tener altos subsidios a la gasolina y los demás combustibles, que muchas veces se van al bolsillo de clases altas y medias, acomodadas, que son las que usan el vehículo particular. Caso aparte es el tema del transporte público de pasajeros y el de carga que si tienen un impacto en el nivel general de precios.

Sin duda ha sido valiente y responsable el gobierno de Moreno al presentar ese paquete de medidas de austeridad que, quizás por el sello del Fondo Monetario Internacional, que le acaba de otorgar un crédito de contingencia, son el diablo para algunos sectores de nuestra población que creen que todo lo que venga de ese organismo es malo y que no quieren reconocer que los recursos del Estado no son infinitos.

Igualmente, es positivo que el gobierno mantenga el diálogo social con los sectores populares que se sientan afectados con el llamado “paquetazo económico”. Pero, con FMI o sin FMI, los gobiernos de América Latina tienen que aplicar políticas económicas cíclicas, de ajuste como se les dice, cada vez que se presentan ciclos económicos que afectan los ingresos del Estado. Colombia ya ha pasado por lo mismo, hace rato inició el desmonte de los subsidios a los combustibles y –poco a poco- la gente ha entendido que estos, en la mayoría de los casos, no se justifican.

Al tiempo de escribir esta nota el economista oriundo de Valledupar, Luis Alberto Rodríguez, actual Director del Departamento Nacional de Planeación, anuncia por el diario El Tiempo (Jueves 10 de Octubre/2019), que una de las prioridades del gobierno del Presidente Iván Duque será la revisión de los múltiples subsidios que hoy el Estado colombiano otorga a sectores de la población que, ante la reducción de la pobreza y por otras razones, hoy, quizás, ya no se justifican. Bienvenida esa depuración.

Es imposible saber en qué terminará la crisis de Ecuador, que pasó de lo económico y social a lo político. Pero, de la misma, Colombia, como el resto de América Latina, tiene mucho que aprender. Ojalá no se pierda la vigencia de la democracia en el vecino país.