Cuánto nos complace un suceso que ocurre en sectores de Valledupar, que no solo demuestra el sentido de pertenencia de algunas personas, sino también la esperanza de que las obras que hoy se ven perdurarán más que en el pasado o por lo menos no sufrirán por el abandono.
Cuánto nos complace un suceso que ocurre en sectores de Valledupar, que no solo demuestra el sentido de pertenencia de algunas personas, sino también la esperanza de que las obras que hoy se ven perdurarán más que en el pasado o por lo menos no sufrirán por el abandono. Se trata de ciudadanos y ciudadanas que se han dedicado a adornar parques y separadores de vías pavimentadas con flores y otras plantas.
El compromiso es tal que a diario se les ve atendiendo estos pequeños ecosistemas: riegan, podan las plantas, barren los lugares en donde están sembradas y el resultado es visible. La mañana de este martes pudimos verlo en una transmisión en vivo que hacía por su cuenta de Instagram Juan Pablo Moron, gerente de ciudad, asesor de la Alcaldía de Valledupar, en el parque del barrio Panamá.
De inmediato propusimos, en los comentarios de esa transmisión, que se premiara a esos ciudadanos que dedican parte de sus días al ornato y embelle cimiento de los parques y separadores de la ciudad.
Por voluntad propia, hemos visto con sorpresa cómo habitantes de la calle 18 Bis, llamada la ‘calle ancha’ o ‘de los mangos’ en Villa Miriam, han convertido esa vía pública en un bello jardín.
La idea de premiar a estos ciudadanos, que comprenden que esas zonas públicas deben ser cuidadas como nuestras casas, gustó al asesor municipal y esperamos contribuir desde este medio a visibilizar esas acciones.
Si se multiplican los hechos individuales positivos que impactan a muchos Valledupar será una ciudad diferente, y eso gracias a que hacemos lo que nos corresponde como ciudadanos.
Felicidades a los vecinos de los parques de los barrios Manantial, plaza de Patillal, la actitud de la comunidad del barrio Candelaria Sur en Valledupar, que ha cuidado sus separadores con jardines y por supuesto los mencionados anteriormente. No olvidemos la hermosa iniciativa de Orlando Ortiz, líder comunal de Populandia, quien fundó Vigías Ambientales, un ejército de niños de tempranas edades que sin remuneración alguna recorren los parques de la Comuna 4 para limpiarlos y plantar árboles. Esperamos volverlos a ver muy pronto.
Y por supuesto debemos rechazar la actitud contraria: nadie más que nosotros, los medios de comunicación, para saber cuánto exigen las comunidades sus parques de recreo y deporte, pero, como se dice popularmente, ‘la moda pasa’ y comienzan lentamente a abandonarlos cuando ya los tienen remodelados o nuevos.
De allí se deriva el fenómeno de la ocupación por parte de expendedores y consumidores de alucinógenos. Buen tema por estos días, lo que nos lleva a reflexionar sobre las libertades individuales y colectivas cuando estas impactan a otros de manera negativa.
En este sentido volvemos al principio e instamos a la sociedad que siembra plantas, riega jardines, hace deporte, hace tertulias bajo los mandos, a que se apropie con amor de su espacio público. Garanticemos la durabilidad, la estética y el ambiente sano en nuestros escenarios de recreo.
Cuánto nos complace un suceso que ocurre en sectores de Valledupar, que no solo demuestra el sentido de pertenencia de algunas personas, sino también la esperanza de que las obras que hoy se ven perdurarán más que en el pasado o por lo menos no sufrirán por el abandono.
Cuánto nos complace un suceso que ocurre en sectores de Valledupar, que no solo demuestra el sentido de pertenencia de algunas personas, sino también la esperanza de que las obras que hoy se ven perdurarán más que en el pasado o por lo menos no sufrirán por el abandono. Se trata de ciudadanos y ciudadanas que se han dedicado a adornar parques y separadores de vías pavimentadas con flores y otras plantas.
El compromiso es tal que a diario se les ve atendiendo estos pequeños ecosistemas: riegan, podan las plantas, barren los lugares en donde están sembradas y el resultado es visible. La mañana de este martes pudimos verlo en una transmisión en vivo que hacía por su cuenta de Instagram Juan Pablo Moron, gerente de ciudad, asesor de la Alcaldía de Valledupar, en el parque del barrio Panamá.
De inmediato propusimos, en los comentarios de esa transmisión, que se premiara a esos ciudadanos que dedican parte de sus días al ornato y embelle cimiento de los parques y separadores de la ciudad.
Por voluntad propia, hemos visto con sorpresa cómo habitantes de la calle 18 Bis, llamada la ‘calle ancha’ o ‘de los mangos’ en Villa Miriam, han convertido esa vía pública en un bello jardín.
La idea de premiar a estos ciudadanos, que comprenden que esas zonas públicas deben ser cuidadas como nuestras casas, gustó al asesor municipal y esperamos contribuir desde este medio a visibilizar esas acciones.
Si se multiplican los hechos individuales positivos que impactan a muchos Valledupar será una ciudad diferente, y eso gracias a que hacemos lo que nos corresponde como ciudadanos.
Felicidades a los vecinos de los parques de los barrios Manantial, plaza de Patillal, la actitud de la comunidad del barrio Candelaria Sur en Valledupar, que ha cuidado sus separadores con jardines y por supuesto los mencionados anteriormente. No olvidemos la hermosa iniciativa de Orlando Ortiz, líder comunal de Populandia, quien fundó Vigías Ambientales, un ejército de niños de tempranas edades que sin remuneración alguna recorren los parques de la Comuna 4 para limpiarlos y plantar árboles. Esperamos volverlos a ver muy pronto.
Y por supuesto debemos rechazar la actitud contraria: nadie más que nosotros, los medios de comunicación, para saber cuánto exigen las comunidades sus parques de recreo y deporte, pero, como se dice popularmente, ‘la moda pasa’ y comienzan lentamente a abandonarlos cuando ya los tienen remodelados o nuevos.
De allí se deriva el fenómeno de la ocupación por parte de expendedores y consumidores de alucinógenos. Buen tema por estos días, lo que nos lleva a reflexionar sobre las libertades individuales y colectivas cuando estas impactan a otros de manera negativa.
En este sentido volvemos al principio e instamos a la sociedad que siembra plantas, riega jardines, hace deporte, hace tertulias bajo los mandos, a que se apropie con amor de su espacio público. Garanticemos la durabilidad, la estética y el ambiente sano en nuestros escenarios de recreo.