En días pasados tuvo lugar la tan anunciada cumbre virtual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, que junto con sus trece aliados, encabezados por Rusia, aglutinan una treintena de países productores, identificados como la OPEP+. Se trataba de ponerle fin a la guerra de precios, debido al desencuentro […]
En días pasados tuvo lugar la tan anunciada cumbre virtual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, que junto con sus trece aliados, encabezados por Rusia, aglutinan una treintena de países productores, identificados como la OPEP+. Se trataba de ponerle fin a la guerra de precios, debido al desencuentro entre el Rey Salmán y Vladimir Putin, que los había llevado a mínimos históricos de US $22.71 el barril de referencia Brent el 31 de marzo, su más baja cotización desde noviembre de 2002, un descenso del 69 % en los últimos 12 meses.
Pero esta no fue la única causa de la destorcida de los precios del crudo, sino que la trifulca entre la OPEP y Rusia se vino a sumar a la menor demanda de crudo a consecuencia del freno al crecimiento de la economía global que se derivó de las medidas draconianas que tuvieron que tomar los países para enfrentar la pandemia del COVID-19.
Pues bien, en esta ocasión la OPEP y sus aliados se avinieron a recortar la oferta en 10 millones de barriles/día en mayo-junio para detener la caída de los precios. Este acuerdo tiene el mérito de comprometer, por primera vez, a los tres mayores productores, EE.UU., Arabia Saudita y Rusia. Muy eufórico el Secretario General de la OPEP Mohammed Barkin afirmó que “estos ajustes de producción son históricos. Estamos presenciando el triunfo de la cooperación internacional y el multilateralismo”.
No obstante este recorte de la oferta no le hace ni cosquillas al precio del mercado de crudos, dado que la demanda ha caído 30 millones de barriles, aproximadamente, el 30 % de la demanda de diciembre pasado. Si a los 10 millones de barriles menos en la oferta se le suman la menor oferta en el mercado por parte de Irán, Libia y Venezuela, se podría llegar a retirar del mercado un máximo de 20 millones de barriles, que siguen siendo insuficientes para contener la caída del precio.
La sobreoferta continua y los inventarios están al tope. Por ello, los precios ni se mosquearon con el anuncio del tan publicitado acuerdo y en lugar de subir el precio ha venido bajando de manera sostenida al pasar de los US $32.15 el barril el pasado jueves 9 de abril, día de la teleconferencia de la OPEP, a US $28.30 el barril. Bien dijeron los analistas de Rystad Energy que, aunque dicho recorte “evitará que los precios caigan al abismo, no restaurará el equilibrio de mercado deseado”. Tanto más, en cuanto que las previsiones sobre el crecimiento de la economía global en lo que resta de este año y el entrante son muy pesimistas. Y, como es obvio, a menor ritmo de crecimiento de la economía global menor será la demanda de petróleo, la que además tenderá a caer por cuenta de la Transición energética desde las energías de origen fósil, hacia las fuentes de energía no convencionales de energías renovables y limpias. Y esta es irreversible.
En días pasados tuvo lugar la tan anunciada cumbre virtual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, que junto con sus trece aliados, encabezados por Rusia, aglutinan una treintena de países productores, identificados como la OPEP+. Se trataba de ponerle fin a la guerra de precios, debido al desencuentro […]
En días pasados tuvo lugar la tan anunciada cumbre virtual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, que junto con sus trece aliados, encabezados por Rusia, aglutinan una treintena de países productores, identificados como la OPEP+. Se trataba de ponerle fin a la guerra de precios, debido al desencuentro entre el Rey Salmán y Vladimir Putin, que los había llevado a mínimos históricos de US $22.71 el barril de referencia Brent el 31 de marzo, su más baja cotización desde noviembre de 2002, un descenso del 69 % en los últimos 12 meses.
Pero esta no fue la única causa de la destorcida de los precios del crudo, sino que la trifulca entre la OPEP y Rusia se vino a sumar a la menor demanda de crudo a consecuencia del freno al crecimiento de la economía global que se derivó de las medidas draconianas que tuvieron que tomar los países para enfrentar la pandemia del COVID-19.
Pues bien, en esta ocasión la OPEP y sus aliados se avinieron a recortar la oferta en 10 millones de barriles/día en mayo-junio para detener la caída de los precios. Este acuerdo tiene el mérito de comprometer, por primera vez, a los tres mayores productores, EE.UU., Arabia Saudita y Rusia. Muy eufórico el Secretario General de la OPEP Mohammed Barkin afirmó que “estos ajustes de producción son históricos. Estamos presenciando el triunfo de la cooperación internacional y el multilateralismo”.
No obstante este recorte de la oferta no le hace ni cosquillas al precio del mercado de crudos, dado que la demanda ha caído 30 millones de barriles, aproximadamente, el 30 % de la demanda de diciembre pasado. Si a los 10 millones de barriles menos en la oferta se le suman la menor oferta en el mercado por parte de Irán, Libia y Venezuela, se podría llegar a retirar del mercado un máximo de 20 millones de barriles, que siguen siendo insuficientes para contener la caída del precio.
La sobreoferta continua y los inventarios están al tope. Por ello, los precios ni se mosquearon con el anuncio del tan publicitado acuerdo y en lugar de subir el precio ha venido bajando de manera sostenida al pasar de los US $32.15 el barril el pasado jueves 9 de abril, día de la teleconferencia de la OPEP, a US $28.30 el barril. Bien dijeron los analistas de Rystad Energy que, aunque dicho recorte “evitará que los precios caigan al abismo, no restaurará el equilibrio de mercado deseado”. Tanto más, en cuanto que las previsiones sobre el crecimiento de la economía global en lo que resta de este año y el entrante son muy pesimistas. Y, como es obvio, a menor ritmo de crecimiento de la economía global menor será la demanda de petróleo, la que además tenderá a caer por cuenta de la Transición energética desde las energías de origen fósil, hacia las fuentes de energía no convencionales de energías renovables y limpias. Y esta es irreversible.