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Columnista - 26 noviembre, 2022

¿Para dónde va el campo en el departamento del Cesar?

El próximo miércoles 30 de noviembre esta casa editorial transmitirá a partir de las 10:00 a.m., por las redes sociales Facebook e Instagram el foro “Hacia dónde va el campo en el Cesar”.  La discusión girará en torno a tres ejes: seguridad alimentaria y nutricional, planificación rural agropecuaria y sistemas productivos agropecuarios sostenibles. Entre los […]

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El próximo miércoles 30 de noviembre esta casa editorial transmitirá a partir de las 10:00 a.m., por las redes sociales Facebook e Instagram el foro “Hacia dónde va el campo en el Cesar”.  La discusión girará en torno a tres ejes: seguridad alimentaria y nutricional, planificación rural agropecuaria y sistemas productivos agropecuarios sostenibles. Entre los panelistas estarán Mario Zapata, director de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia; la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Cecilia López, y el director de la Agencia de Desarrollo Rural, Diego Bautista.

El desarrollo de este foro constituye un escenario de discusión coherente sobre la estructuración de políticas públicas para el sector agropecuario y con sustento en las intenciones del Gobierno nacional en cabeza del presidente Gustavo Petro, que concibe el proceso de reforma agraria como propósito de reconversión económica y garantías de seguridad alimentaria. El diseño de la política agropecuaria no puede repetir los errores del pasado, hacerla en los escritorios y sin la valoración de las complejidades territoriales, simplemente, conduce a la rehechura de los fracasos de los intentos anteriores. 

Los intentos de Reforma Agraria en Colombia del siglo XX nacieron con mucha ilusión, pero terminaron fracasando, debido a la implementación de políticas enfocadas en la tenencia de la tierra y no en la generación de desarrollo rural integral

Por ejemplo, en el departamento del Cesar, la prosa es exuberante durante las campañas electorales. No falta la promesa de recuperar la otrora vocación agropecuaria. Sin embargo, esa característica muestra signos de disminución, debido a la ausencia de política pública y al uso de prácticas rudimentarias reflejadas en los procesos productivos que concluyen en improductividad, debilidad competitiva e incapacidad de producir los alimentos que se consumen en el territorio. 

Para recuperar la otrora vocación agropecuaria y poder influir en la seguridad alimentaria es perentorio adelantar las  siguientes actividades: asumir el reto de diseñar el inventario de los predios baldíos, legalización de tierras, uso del suelo, cooperación, agremiación, sustracción del área de reserva forestal protegida por la Ley 2 de 1959, construcción de vías terciarias, transporte multimodal, aprovechamiento y protección del recurso hídrico, agricultura de precisión, tecnología, agricultura regenerativa, migración rural, inmersión en los agronegocios y blindar al sector con garantías fitosanitarias.

La discusión no debe soslayar la crisis global por la interrupción de la cadena de suministro, profundizada por la incertidumbre geopolítica y el cambio climático. Estas variables de tipo exógeno están contribuyendo a una volatilidad de precios e inflación.  En el plano local los fertilizantes, la protección de cultivos y la mano de obra son las tres áreas principales en las que los agricultores del país experimentan aumentos de costos. 

El acuerdo sorpresivo y si se quiere histórico entre el Gobierno nacional y FEDEGAN es apenas una etapa de una extenuante maratón. La reminiscencia de otros proyectos de reforma agraria concluye que con la tenencia de tierra no es suficiente. La propuesta del gobierno del presidente Gustavo Petro es titular 7 millones de hectáreas y adjudicar otros 3 millones a personas que estén reclamando tierras en el país para hacerlas productivas. La iniciativa sobre la adquisición de los predios puede tener un costo de unos 60 billones de pesos. Al respecto, la ministra Cecilia López ha manifestado “comprar tres millones de hectáreas en cuatro años, imposible. Nada más realista”.  

El desarrollo rural integral debe ser la apuesta primigenia de la reforma agraria. No obstante, son muchos surcos los que deberá superar. Actualmente solo el 9.4% del área geográfica del país está completamente actualizada. Según el IGAC de los 114 millones de hectáreas que tiene Colombia, únicamente se ha realizado el inventario correspondiente en 10.7 millones de hectáreas. Indiscutiblemente el reto es gigantesco, el catastro multipropósito va a ser una de las herramientas claves para sostener la reforma agraria.   

La reforma agraria genera mucha ilusión y cuenta con expectativas incluso valoradas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, según la cual Colombia es uno de los países llamados a ser despensa de alimentos para el mundo. 

Por: Luis Elquís Diaz Bohórquez

@LuchoDiaz12

Columnista
26 noviembre, 2022

¿Para dónde va el campo en el departamento del Cesar?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

El próximo miércoles 30 de noviembre esta casa editorial transmitirá a partir de las 10:00 a.m., por las redes sociales Facebook e Instagram el foro “Hacia dónde va el campo en el Cesar”.  La discusión girará en torno a tres ejes: seguridad alimentaria y nutricional, planificación rural agropecuaria y sistemas productivos agropecuarios sostenibles. Entre los […]


El próximo miércoles 30 de noviembre esta casa editorial transmitirá a partir de las 10:00 a.m., por las redes sociales Facebook e Instagram el foro “Hacia dónde va el campo en el Cesar”.  La discusión girará en torno a tres ejes: seguridad alimentaria y nutricional, planificación rural agropecuaria y sistemas productivos agropecuarios sostenibles. Entre los panelistas estarán Mario Zapata, director de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia; la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Cecilia López, y el director de la Agencia de Desarrollo Rural, Diego Bautista.

El desarrollo de este foro constituye un escenario de discusión coherente sobre la estructuración de políticas públicas para el sector agropecuario y con sustento en las intenciones del Gobierno nacional en cabeza del presidente Gustavo Petro, que concibe el proceso de reforma agraria como propósito de reconversión económica y garantías de seguridad alimentaria. El diseño de la política agropecuaria no puede repetir los errores del pasado, hacerla en los escritorios y sin la valoración de las complejidades territoriales, simplemente, conduce a la rehechura de los fracasos de los intentos anteriores. 

Los intentos de Reforma Agraria en Colombia del siglo XX nacieron con mucha ilusión, pero terminaron fracasando, debido a la implementación de políticas enfocadas en la tenencia de la tierra y no en la generación de desarrollo rural integral

Por ejemplo, en el departamento del Cesar, la prosa es exuberante durante las campañas electorales. No falta la promesa de recuperar la otrora vocación agropecuaria. Sin embargo, esa característica muestra signos de disminución, debido a la ausencia de política pública y al uso de prácticas rudimentarias reflejadas en los procesos productivos que concluyen en improductividad, debilidad competitiva e incapacidad de producir los alimentos que se consumen en el territorio. 

Para recuperar la otrora vocación agropecuaria y poder influir en la seguridad alimentaria es perentorio adelantar las  siguientes actividades: asumir el reto de diseñar el inventario de los predios baldíos, legalización de tierras, uso del suelo, cooperación, agremiación, sustracción del área de reserva forestal protegida por la Ley 2 de 1959, construcción de vías terciarias, transporte multimodal, aprovechamiento y protección del recurso hídrico, agricultura de precisión, tecnología, agricultura regenerativa, migración rural, inmersión en los agronegocios y blindar al sector con garantías fitosanitarias.

La discusión no debe soslayar la crisis global por la interrupción de la cadena de suministro, profundizada por la incertidumbre geopolítica y el cambio climático. Estas variables de tipo exógeno están contribuyendo a una volatilidad de precios e inflación.  En el plano local los fertilizantes, la protección de cultivos y la mano de obra son las tres áreas principales en las que los agricultores del país experimentan aumentos de costos. 

El acuerdo sorpresivo y si se quiere histórico entre el Gobierno nacional y FEDEGAN es apenas una etapa de una extenuante maratón. La reminiscencia de otros proyectos de reforma agraria concluye que con la tenencia de tierra no es suficiente. La propuesta del gobierno del presidente Gustavo Petro es titular 7 millones de hectáreas y adjudicar otros 3 millones a personas que estén reclamando tierras en el país para hacerlas productivas. La iniciativa sobre la adquisición de los predios puede tener un costo de unos 60 billones de pesos. Al respecto, la ministra Cecilia López ha manifestado “comprar tres millones de hectáreas en cuatro años, imposible. Nada más realista”.  

El desarrollo rural integral debe ser la apuesta primigenia de la reforma agraria. No obstante, son muchos surcos los que deberá superar. Actualmente solo el 9.4% del área geográfica del país está completamente actualizada. Según el IGAC de los 114 millones de hectáreas que tiene Colombia, únicamente se ha realizado el inventario correspondiente en 10.7 millones de hectáreas. Indiscutiblemente el reto es gigantesco, el catastro multipropósito va a ser una de las herramientas claves para sostener la reforma agraria.   

La reforma agraria genera mucha ilusión y cuenta con expectativas incluso valoradas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, según la cual Colombia es uno de los países llamados a ser despensa de alimentos para el mundo. 

Por: Luis Elquís Diaz Bohórquez

@LuchoDiaz12