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Columnista - 30 agosto, 2024

Pacto por el Crédito 

Según el informe de la firma consultora Raddar, en 2023 el gasto de los hogares colombianos se contrajo 2,26 %. La obligada apretada del cinturón fue motivada por la trepada de la inflación y las tasas de interés más altas. En consecuencia, cayeron la demanda de créditos y el consumo. 

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Según el informe de la firma consultora Raddar, en 2023 el gasto de los hogares colombianos se contrajo 2,26 %. La obligada apretada del cinturón fue motivada por la trepada de la inflación y las tasas de interés más altas. En consecuencia, cayeron la demanda de créditos y el consumo. 

Se considera que el consumo es el motor del crecimiento económico, ayuda a explicar los movimientos cíclicos de una economía y cuando la confianza se debilita o aumenta la incertidumbre los consumidores tienden a posponer las decisiones de comprar bienes duraderos o gastar menos en ocio. Parece de sentido común que necesitamos consumir más para que la economía crezca: si el consumo aumenta, las empresas venderán más, contratarán más empleados y se pagarán mejores salarios. Sin embargo, un consumo excesivo, o más bien un ahorro insuficiente, acaba teniendo un efecto negativo sobre el potencial de crecimiento de una economía. 

Las consecuencias de las crisis, por ejemplo, como la propiciada por el coronavirus, requiere del diseño y ejecución de estrategias que disminuyan los estragos ocasionados. Por la pandemia se sintieron fuertes movimientos de contracción y profundas preocupaciones e incertidumbre. Pese a la gama de medidas para mantener el flujo de crédito y limitar el daño económico, la economía mundial tocó las puertas de la recesión. 

Recuperar la economía es una misión indispensable, para contribuir con el crecimiento del producto interno bruto (PIB), los ingresos de la gente y para disminuir el desempleo. En ese sentido, se entiende la superación de los escollos que en Colombia nos aproximan a al “acuerdo sobre lo fundamental”. En el país vemos con optimismo el acuerdo denominado “el Pacto por el Crédito” entre el presidente Gustavo Petro y Asobancaria, para destinar 55 billones de pesos adicionales a préstamos para cinco sectores específicos.

Este acuerdo es sin duda un positivo y sólido paso en la dirección correcta, porque puede impulsar la productividad y fomentar el consumo. No obstante, es inadecuado poner el carro delante de los bueyes. Es menester apostar por el crecimiento a largo plazo de la economía, para que la capacidad de consumo esté determinada por el ahorro y la inversión. Para ello, hay que tomar varios caminos: la innovación, aglomeración de los clústeres, focalización adecuada de recursos en función de los cambios del entorno, educación de buena calidad, un sistema de producción flexible y abierto a la competencia, un entorno regulatorio que incentive la creación y el crecimiento de empresas y un buen sistema de selección de la inversión pública, entre otros. 

Para los colombianos es más provechosa una reactivación económica concertada, es infértil la narrativa ideológica y la ideologización del pensamiento, esa visión solo sirve para tenernos bajo la sombra de la crisis. El Pacto por el Crédito entre el gobierno y los bancos (recursos irán para los sectores agropecuario, vivienda, manufactura, turismo y economía popular), concibe concertación público-privada como estrategia fundamental que nos ayude a superar la confrontación y nuestros déficits, representados en desigualdad, pobreza y atraso. 

Por: Luis Elquis Díaz. 

Columnista
30 agosto, 2024

Pacto por el Crédito 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Según el informe de la firma consultora Raddar, en 2023 el gasto de los hogares colombianos se contrajo 2,26 %. La obligada apretada del cinturón fue motivada por la trepada de la inflación y las tasas de interés más altas. En consecuencia, cayeron la demanda de créditos y el consumo. 


Según el informe de la firma consultora Raddar, en 2023 el gasto de los hogares colombianos se contrajo 2,26 %. La obligada apretada del cinturón fue motivada por la trepada de la inflación y las tasas de interés más altas. En consecuencia, cayeron la demanda de créditos y el consumo. 

Se considera que el consumo es el motor del crecimiento económico, ayuda a explicar los movimientos cíclicos de una economía y cuando la confianza se debilita o aumenta la incertidumbre los consumidores tienden a posponer las decisiones de comprar bienes duraderos o gastar menos en ocio. Parece de sentido común que necesitamos consumir más para que la economía crezca: si el consumo aumenta, las empresas venderán más, contratarán más empleados y se pagarán mejores salarios. Sin embargo, un consumo excesivo, o más bien un ahorro insuficiente, acaba teniendo un efecto negativo sobre el potencial de crecimiento de una economía. 

Las consecuencias de las crisis, por ejemplo, como la propiciada por el coronavirus, requiere del diseño y ejecución de estrategias que disminuyan los estragos ocasionados. Por la pandemia se sintieron fuertes movimientos de contracción y profundas preocupaciones e incertidumbre. Pese a la gama de medidas para mantener el flujo de crédito y limitar el daño económico, la economía mundial tocó las puertas de la recesión. 

Recuperar la economía es una misión indispensable, para contribuir con el crecimiento del producto interno bruto (PIB), los ingresos de la gente y para disminuir el desempleo. En ese sentido, se entiende la superación de los escollos que en Colombia nos aproximan a al “acuerdo sobre lo fundamental”. En el país vemos con optimismo el acuerdo denominado “el Pacto por el Crédito” entre el presidente Gustavo Petro y Asobancaria, para destinar 55 billones de pesos adicionales a préstamos para cinco sectores específicos.

Este acuerdo es sin duda un positivo y sólido paso en la dirección correcta, porque puede impulsar la productividad y fomentar el consumo. No obstante, es inadecuado poner el carro delante de los bueyes. Es menester apostar por el crecimiento a largo plazo de la economía, para que la capacidad de consumo esté determinada por el ahorro y la inversión. Para ello, hay que tomar varios caminos: la innovación, aglomeración de los clústeres, focalización adecuada de recursos en función de los cambios del entorno, educación de buena calidad, un sistema de producción flexible y abierto a la competencia, un entorno regulatorio que incentive la creación y el crecimiento de empresas y un buen sistema de selección de la inversión pública, entre otros. 

Para los colombianos es más provechosa una reactivación económica concertada, es infértil la narrativa ideológica y la ideologización del pensamiento, esa visión solo sirve para tenernos bajo la sombra de la crisis. El Pacto por el Crédito entre el gobierno y los bancos (recursos irán para los sectores agropecuario, vivienda, manufactura, turismo y economía popular), concibe concertación público-privada como estrategia fundamental que nos ayude a superar la confrontación y nuestros déficits, representados en desigualdad, pobreza y atraso. 

Por: Luis Elquis Díaz.