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Editorial - 6 mayo, 2010

Pacto de caballeros para blindar la campaña presidencial

Supuestas amenazas de muerte, chismes por correos electrónicos, insultos a través de los medios de comunicación y agravios personales, entre otros golpes, han bajado de nivel – y de manera preocupante- la campaña por la presidencia de la república. Hasta ahora la campaña se había mantenido en un excelente nivel, en un buen ambiente, inclusive […]

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Supuestas amenazas de muerte, chismes por correos electrónicos, insultos a través de los medios de comunicación y agravios personales, entre otros golpes, han bajado de nivel – y de manera preocupante- la campaña por la presidencia de la república.
Hasta ahora la campaña se había mantenido en un excelente nivel, en un buen ambiente, inclusive de camaradería entre los distintos candidatos. Ese buen ambiente se inició, como lo habíamos destacado en estas mismas páginas, en la novedosa campaña de los precandidatos del Partido Verde, Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón y Enrique Peñaloza, quienes a pesar de estar en una competencia por esa postulación a la presidencia, irradiaban una actitud distinta de compañerismo, camaradería y buen trato que contribuyó, sin lugar a dudas, a la alta participación que obtuvo esta consulta y a la denominada ahora “ola verde” que muestra un aumento considerable del candidato Antanas Mockus, en la mayoría de las encuestas publicadas recientemente.
Pero en los últimos días, esa situación cambió del cielo a la tierra; se han conocido amenazas de muerte en las redes electrónicas contra el candidato por el Partido Verde, Antanas Mockus, una de ellas desde una página que utiliza la foto del abogado, Abelardo De Espriella, quien en el libre ejercicio de su profesión ha apoderado a políticos implicados en el denominado proceso de la parapolítica.
El tema de las amenazas, contra cualquiera de los candidatos, debe ser asumido con la mayor seriedad, tanto por parte de los candidatos y sus equipos de campaña, como por parte de las autoridades y la ciudadanía.  Al principio fue tomada con humor y “mamadera de gallo”, como decimos en la Región Caribe, pero el problema es serio y preocupante.
Y a pesar de que las autoridades puedan contar con los medios técnicos para detectar la procedencia de las amenazas, como se logró en el caso de uno de los hijos del Presidente Uribe hace varios meses, lo mejor es la prevención y – sin incurrir en alarmismos-, ya es posible reducir la presencia en manifestaciones y utilizar otro tipo de canales de comunicación, los medios masivos y las mismas redes, para transmitir los mensajes de los candidatos. Es mejor prevenir…
En la historia de Colombia hemos tenido campañas presidenciales muy violentas, basta recordar la de 1990, cuando fueron asesinados varios candidatos presidenciales. Ante estos casos de intolerancia es mejor la precaución.
Ahora es gravísima y muy mala señal la que da el país al mundo, y el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez, cuya principal tarea ha sido la lucha contra la inseguridad y el terrorismo; el gobierno tiene que brindar todas las garantías,  a todos los candidatos, para evitar que estos escasos veinticuatro días que faltan de campaña terminen en una tragedia grave para la vida política e institucional del país.
Los propios candidatos tienen que colaborar de buena gana con todos los controles fastidiosos que implican estas amenazas, pero eso es mejor a exponerse, sin necesidad, si se tiene en cuenta que muchos de ellos ya han recorrido todo el país y la ciudadanía tiene un conocimiento de sus perfiles y una mediana idea de sus propuestas.
Es de mal gusto y sospechoso, por decir lo menos, que esto suceda en momentos en que se conoce del ingreso a la campaña de uno de los candidatos con mayores posibilidades, según las encuestas, de un comunicador extranjero muy conocido, llamado J.J. Rendón. El candidato y los directivos de esta campaña deben explicar la actuación de este señor cuyos antecedentes son cuestionables.
Sería bueno, teniendo en cuenta las buenas relaciones entre casi todos los candidatos, propiciar una especie de pacto de caballeros entre todas las campañas, por medio del cual se comprometan a no incurrir a los rumores, la desinformación y en la llamada propaganda negra, que sería lo peor que le podría ocurrir a la maltrecha democracia colombiana.
Este acuerdo podía ser avalado por organismos como la OEA, o el centro Carter de Estados Unidos, o cualquier otra organización que los candidatos decidan, pero que ayude a que no termine mal un proceso que venía por muy buen camino.

Editorial
6 mayo, 2010

Pacto de caballeros para blindar la campaña presidencial

Supuestas amenazas de muerte, chismes por correos electrónicos, insultos a través de los medios de comunicación y agravios personales, entre otros golpes, han bajado de nivel – y de manera preocupante- la campaña por la presidencia de la república. Hasta ahora la campaña se había mantenido en un excelente nivel, en un buen ambiente, inclusive […]


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Supuestas amenazas de muerte, chismes por correos electrónicos, insultos a través de los medios de comunicación y agravios personales, entre otros golpes, han bajado de nivel – y de manera preocupante- la campaña por la presidencia de la república.
Hasta ahora la campaña se había mantenido en un excelente nivel, en un buen ambiente, inclusive de camaradería entre los distintos candidatos. Ese buen ambiente se inició, como lo habíamos destacado en estas mismas páginas, en la novedosa campaña de los precandidatos del Partido Verde, Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón y Enrique Peñaloza, quienes a pesar de estar en una competencia por esa postulación a la presidencia, irradiaban una actitud distinta de compañerismo, camaradería y buen trato que contribuyó, sin lugar a dudas, a la alta participación que obtuvo esta consulta y a la denominada ahora “ola verde” que muestra un aumento considerable del candidato Antanas Mockus, en la mayoría de las encuestas publicadas recientemente.
Pero en los últimos días, esa situación cambió del cielo a la tierra; se han conocido amenazas de muerte en las redes electrónicas contra el candidato por el Partido Verde, Antanas Mockus, una de ellas desde una página que utiliza la foto del abogado, Abelardo De Espriella, quien en el libre ejercicio de su profesión ha apoderado a políticos implicados en el denominado proceso de la parapolítica.
El tema de las amenazas, contra cualquiera de los candidatos, debe ser asumido con la mayor seriedad, tanto por parte de los candidatos y sus equipos de campaña, como por parte de las autoridades y la ciudadanía.  Al principio fue tomada con humor y “mamadera de gallo”, como decimos en la Región Caribe, pero el problema es serio y preocupante.
Y a pesar de que las autoridades puedan contar con los medios técnicos para detectar la procedencia de las amenazas, como se logró en el caso de uno de los hijos del Presidente Uribe hace varios meses, lo mejor es la prevención y – sin incurrir en alarmismos-, ya es posible reducir la presencia en manifestaciones y utilizar otro tipo de canales de comunicación, los medios masivos y las mismas redes, para transmitir los mensajes de los candidatos. Es mejor prevenir…
En la historia de Colombia hemos tenido campañas presidenciales muy violentas, basta recordar la de 1990, cuando fueron asesinados varios candidatos presidenciales. Ante estos casos de intolerancia es mejor la precaución.
Ahora es gravísima y muy mala señal la que da el país al mundo, y el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez, cuya principal tarea ha sido la lucha contra la inseguridad y el terrorismo; el gobierno tiene que brindar todas las garantías,  a todos los candidatos, para evitar que estos escasos veinticuatro días que faltan de campaña terminen en una tragedia grave para la vida política e institucional del país.
Los propios candidatos tienen que colaborar de buena gana con todos los controles fastidiosos que implican estas amenazas, pero eso es mejor a exponerse, sin necesidad, si se tiene en cuenta que muchos de ellos ya han recorrido todo el país y la ciudadanía tiene un conocimiento de sus perfiles y una mediana idea de sus propuestas.
Es de mal gusto y sospechoso, por decir lo menos, que esto suceda en momentos en que se conoce del ingreso a la campaña de uno de los candidatos con mayores posibilidades, según las encuestas, de un comunicador extranjero muy conocido, llamado J.J. Rendón. El candidato y los directivos de esta campaña deben explicar la actuación de este señor cuyos antecedentes son cuestionables.
Sería bueno, teniendo en cuenta las buenas relaciones entre casi todos los candidatos, propiciar una especie de pacto de caballeros entre todas las campañas, por medio del cual se comprometan a no incurrir a los rumores, la desinformación y en la llamada propaganda negra, que sería lo peor que le podría ocurrir a la maltrecha democracia colombiana.
Este acuerdo podía ser avalado por organismos como la OEA, o el centro Carter de Estados Unidos, o cualquier otra organización que los candidatos decidan, pero que ayude a que no termine mal un proceso que venía por muy buen camino.