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Columnista - 2 mayo, 2010

P E R I S C O P I O

Por: Jaime Gnecco Hernandez La temperatura de la política colombiana está candente, será necesario para seguir observándola bien, alquilar un balcón bien ubicado y mejor protegido, y disponer de un buen par de prismáticos de campaña. Lo que los augures más avanzados pronosticaban como sucesos del futuro, ya están en boca de todos en radio […]

Por: Jaime Gnecco Hernandez

La temperatura de la política colombiana está candente, será necesario para seguir observándola bien, alquilar un balcón bien ubicado y mejor protegido, y disponer de un buen par de prismáticos de campaña. Lo que los augures más avanzados pronosticaban como sucesos del futuro, ya están en boca de todos en radio y Tv: el primero de ellos es la posible extradición de Alvaro Uribe Vélez sin aclarar  qué país lo reclama ni por qué motivos; ellos sabrán.
A ese respecto, tanto Uribito como Juan Manuel Santos, dicen que eso no puede ser porque él ha sido Presidente de Colombia y eso sería inaceptable, pero no aclaran de qué delito lo acusan ni si lo cometió o no y para mí y creo que para muchos, lo importante es saber si cometió o no el delito, si violó o no la ley, si otro país puede o no juzgarlo y no sólo aducir que fue presidente ya que eso lo obliga más a ser celoso y cuidadoso en el cumplimiento de la ley así como lo de exigir a todos su cumplimiento dando el ejemplo él primero.
Aquí el chauvinismo no sirve de nada, lo que importa son los hechos, las pruebas que se aporten, la idoneidad de los jueces y la interpretación  que los jueces den a los hechos y a las leyes y que las pruebas sean valederas. Lo demás es venganza. Claro que los colombianos no querríamos  que alguien que ocupó el solio de Bolívar tuviera que vivir una situación tan denigrante como la que pronostican  las noticias, todos nos sentiríamos “touché”, pero más denigrante sería que lo pasaran por alto por el cargo que ocupó.
Es una injusticia castigar a un inocente, pero también lo es perdonar a un culpable, lo primero causa indignación, lo segundo genera impunidad que inspira a los malos a seguir delinquiendo, convirtiéndose el delito en un río inagotable que lleva sufrimiento a la sociedad y ya sabemos que el deber de cualquier ciudadano es no hacer daño a sus semejantes. Qué diremos de un presidente elegido dos veces por el pueblo.
El segundo tema de las noticias es el cargo que se sigue en un Juzgado Penal de Ecuador contra Juan Manuel Santos por el ataque a una columna de la Farc en territorio de ese país hermano, proceso en el cual están incluidos el General Freddy Padilla y otros generales, lo que es un inconveniente entre los dos países a la hora que salga elegido Santos como próximo Presidente de la República. Esto de la incursión al Ecuador no es la travesura de “los dos pilluelos”, sino la invasión armada a un país soberano y aunque toda Colombia haya respirado de alegría y satisfacción cuando ella sucedió, todos sabemos que el fin no justifica los medios, porque no los aceptan la decencia, la ética y las buenas y sanas costumbres, porque la guerra también tiene sus códigos que están contemplados en tratados internacionales que han vetado éstas malas prácticas y porque además vivimos en el siglo XXI y ya no impera la barbarie en el mundo; al menos no entre la gente civilizada.
No nos explicamos cómo alguien consustanciado con las disciplinas jurídicas y asesorado en la Presidencia por los mejores y mejor pagados abogados del país pueda equivocarse en algo tan grande como una catedral, y ahora se va dejándonos con semejante problema internacional, todo por el acicate y la euforia del triunfo, que al final no lo ha obtenido en ocho años de gobierno,y sin embargo, quería más tiempo y siempre habría querido más para insistir en su proclividad a la violación de las leyes, la prueba es que lo sigue haciendo y nadie lo para. ¿Qué tal que la Corte Constitucional no se hubiera pronunciado el 26 de febrero. en la forma en que lo hizo?
El pueblo colombiano está en otro cuento, quiere alejarse de la guerra y rescatar la paz, quiere el pleno empleo para las gentes, la recuperación de sus tierras y su hábitat tradicional para los desplazados,  quiere que los funcionarios del país actúen dentro del marco que brindan la Constitución y las leyes, quiere educación para todos, buena y barata o gratuita si es posible, quiere atención médica para todos, oportuna cuando se necesite,donde las gestantes y recién nacidos dispongan de los controles médicos necesarios para que no sigamos contabilizando sus muertes como en los países más atrasados, quiere un sistema electoral que sea impermeable ante los malos, donde nadie escamotee ningún voto ni aparezca nadie con votos que nadie consignó, quiere atención del gobierno para el sector agropecuario, quiere el concurso de méritos para la adjudicación de los puestos de trabajo, quiere la erradicación de los privilegios, los únicos privilegiados deben ser los niños y los ancianos desvalidos, quiere una justicia pronta, pública y barata y que sea igual para todos, quiere que quienes integren el Congreso de la República sean personas probadamente probas y no lo que tenemos ahora donde, que se sepa, más de cien de ellos estuvieron en connivencia con delincuentes, todo eso y algo más quiere el pueblo porque el país lo necesita. Por eso votaremos en la primera por Araújo Rentería y en la segunda por Mockus.

Columnista
2 mayo, 2010

P E R I S C O P I O

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

Por: Jaime Gnecco Hernandez La temperatura de la política colombiana está candente, será necesario para seguir observándola bien, alquilar un balcón bien ubicado y mejor protegido, y disponer de un buen par de prismáticos de campaña. Lo que los augures más avanzados pronosticaban como sucesos del futuro, ya están en boca de todos en radio […]


Por: Jaime Gnecco Hernandez

La temperatura de la política colombiana está candente, será necesario para seguir observándola bien, alquilar un balcón bien ubicado y mejor protegido, y disponer de un buen par de prismáticos de campaña. Lo que los augures más avanzados pronosticaban como sucesos del futuro, ya están en boca de todos en radio y Tv: el primero de ellos es la posible extradición de Alvaro Uribe Vélez sin aclarar  qué país lo reclama ni por qué motivos; ellos sabrán.
A ese respecto, tanto Uribito como Juan Manuel Santos, dicen que eso no puede ser porque él ha sido Presidente de Colombia y eso sería inaceptable, pero no aclaran de qué delito lo acusan ni si lo cometió o no y para mí y creo que para muchos, lo importante es saber si cometió o no el delito, si violó o no la ley, si otro país puede o no juzgarlo y no sólo aducir que fue presidente ya que eso lo obliga más a ser celoso y cuidadoso en el cumplimiento de la ley así como lo de exigir a todos su cumplimiento dando el ejemplo él primero.
Aquí el chauvinismo no sirve de nada, lo que importa son los hechos, las pruebas que se aporten, la idoneidad de los jueces y la interpretación  que los jueces den a los hechos y a las leyes y que las pruebas sean valederas. Lo demás es venganza. Claro que los colombianos no querríamos  que alguien que ocupó el solio de Bolívar tuviera que vivir una situación tan denigrante como la que pronostican  las noticias, todos nos sentiríamos “touché”, pero más denigrante sería que lo pasaran por alto por el cargo que ocupó.
Es una injusticia castigar a un inocente, pero también lo es perdonar a un culpable, lo primero causa indignación, lo segundo genera impunidad que inspira a los malos a seguir delinquiendo, convirtiéndose el delito en un río inagotable que lleva sufrimiento a la sociedad y ya sabemos que el deber de cualquier ciudadano es no hacer daño a sus semejantes. Qué diremos de un presidente elegido dos veces por el pueblo.
El segundo tema de las noticias es el cargo que se sigue en un Juzgado Penal de Ecuador contra Juan Manuel Santos por el ataque a una columna de la Farc en territorio de ese país hermano, proceso en el cual están incluidos el General Freddy Padilla y otros generales, lo que es un inconveniente entre los dos países a la hora que salga elegido Santos como próximo Presidente de la República. Esto de la incursión al Ecuador no es la travesura de “los dos pilluelos”, sino la invasión armada a un país soberano y aunque toda Colombia haya respirado de alegría y satisfacción cuando ella sucedió, todos sabemos que el fin no justifica los medios, porque no los aceptan la decencia, la ética y las buenas y sanas costumbres, porque la guerra también tiene sus códigos que están contemplados en tratados internacionales que han vetado éstas malas prácticas y porque además vivimos en el siglo XXI y ya no impera la barbarie en el mundo; al menos no entre la gente civilizada.
No nos explicamos cómo alguien consustanciado con las disciplinas jurídicas y asesorado en la Presidencia por los mejores y mejor pagados abogados del país pueda equivocarse en algo tan grande como una catedral, y ahora se va dejándonos con semejante problema internacional, todo por el acicate y la euforia del triunfo, que al final no lo ha obtenido en ocho años de gobierno,y sin embargo, quería más tiempo y siempre habría querido más para insistir en su proclividad a la violación de las leyes, la prueba es que lo sigue haciendo y nadie lo para. ¿Qué tal que la Corte Constitucional no se hubiera pronunciado el 26 de febrero. en la forma en que lo hizo?
El pueblo colombiano está en otro cuento, quiere alejarse de la guerra y rescatar la paz, quiere el pleno empleo para las gentes, la recuperación de sus tierras y su hábitat tradicional para los desplazados,  quiere que los funcionarios del país actúen dentro del marco que brindan la Constitución y las leyes, quiere educación para todos, buena y barata o gratuita si es posible, quiere atención médica para todos, oportuna cuando se necesite,donde las gestantes y recién nacidos dispongan de los controles médicos necesarios para que no sigamos contabilizando sus muertes como en los países más atrasados, quiere un sistema electoral que sea impermeable ante los malos, donde nadie escamotee ningún voto ni aparezca nadie con votos que nadie consignó, quiere atención del gobierno para el sector agropecuario, quiere el concurso de méritos para la adjudicación de los puestos de trabajo, quiere la erradicación de los privilegios, los únicos privilegiados deben ser los niños y los ancianos desvalidos, quiere una justicia pronta, pública y barata y que sea igual para todos, quiere que quienes integren el Congreso de la República sean personas probadamente probas y no lo que tenemos ahora donde, que se sepa, más de cien de ellos estuvieron en connivencia con delincuentes, todo eso y algo más quiere el pueblo porque el país lo necesita. Por eso votaremos en la primera por Araújo Rentería y en la segunda por Mockus.