Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 13 marzo, 2011

P E R I S C O P I O

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ He leído y releído la última  “Mi Columna”  y la verdad es que no encuentro la justificación a las cosas que dice nuestra amiga Mary Daza, ni mucho menos a la descalificación que hace de ciertas personas me imagino yo que por decir lo que vieron en la caminata de los […]

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

He leído y releído la última  “Mi Columna”  y la verdad es que no encuentro la justificación a las cosas que dice nuestra amiga Mary Daza, ni mucho menos a la descalificación que hace de ciertas personas me imagino yo que por decir lo que vieron en la caminata de los días pasados, de los cuales ella fue una de las organizadoras. Creo que casi todos, si no todos, los columnistas de éste diario hicimos eco invitando a la caminata y a la vez hemos comentado lo que vimos en la misma.
No puede ser de otra manera, hemos dicho lo que vimos y nadie ha dicho que la caminata fue tumultuosa porque no lo fue; creo que todos hemos coincidido en que la respuesta de las gentes de Valledupar no correspondió a la convocatoria que se hizo y así fue, y ésto no es crítica para los organizadores sino para los que no asistieron por su indiferencia; los organizadores convocaron, nosotros ayudamos, la caminata se hizo con relativo éxito y punto.
Mary se queja del odio y la envidia de los comentarios sobre la caminata y los compara con ladridos de los perros, y habla de sentimientos turbios, y los perros de que habla no son perros normales sino “chandosos”, que quiere decir “sarnoso”; por favor, Mary, ¿no te parece fuerte el apelativo?.  Yo, por mi  parte,  dije y repito que hubo poca gente, claro, la presencia de la Policía ayudó a que no se viera tan rala, pero no estuve ni estoy de acuerdo en que la Policía marchara y menos que se tomara la caminata.
Es que acaso Mary Daza, buena escritora y  gran periodista, no aprueba  el artículo 20 de la Constitución que dice: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.”
Y vamos a lo otro: dices, con mucho desparpajo, que la frase de don Quijote de la Mancha, “ladran Sancho, señal que cabalgamos” no aparece en ninguna de las páginas del libro de Cervantes y que esa frase es de Goethe, el genio alemán, en su poema El Labrador. Pues, qué te parece? La frase sí aparece, y la dice don Quijote cuando Sancho, muerto de miedo, se queja de una cantidad de perros que ladran mientras ellos cabalgan, en una madrugada, Don Quijote en Rocinante y Sancho en el Rucio. Claro que aparece, lo que pasa es que a veces se lee en duerme-vela o casi dormido, y no se logra recordar lo que se leyó; pero de que aparece, aparece.
En cuanto a lo de Goethe, expliquemos que Cervantes nació en 1.547 y murió en 1.616, mientras que Goethe nació en 1.749 y murió en 1.832; qué pudo haber pasado ahí?. Es imposible que Goethe, en 83 años de vida no haya leído El Q?ijote, pues si todavía, con la profusión de libros que se editan, El Ingenioso Hidalgo sigue ocupando puestos de honor, aunque, por supuesto,  son muchos los que se jactan de haberlo leído sin haber abierto sus páginas, un hombre como Goethe, que decía que “lo importante es la vida y no el resultado de la vida” no se iba a privar de bocado tan exquisito ya que lo que caracteriza a las personas cultas es su pasión por la lectura. Sabido esto, las palabras de Goethe pueden ser una magnífica coincidencia con las pronunciadas por el Caballero de la Triste Figura, amén de que puede tratarse que el genio alemán guardase en su memoria, en forma inconsciente, las palabras de don Quijote y que éstas afloraran en su poema, porque me niego a creer que se trate de un plagio por su parte.
En cuanto a los “ladridos roncos de perros sin pedigrí”, me extraña esa expresión, pues ese es – además-  un vocablo para la genealogía perruna y quieras que no, te estás refiriendo a personas, a menos que tomes en serio el hecho que, a excepción tuya, todos son perros que además los condenas después a ladrarle a la luna indiferente.
Es sabido que en nuestro país nadie tiene genealogía noble, porque de España no vinieron nobles en la conquista, que vinieron hombres solos que procrearon con cuanta indígena o negra tuvieron oportunidad; que el primer matrimonio de un español con una mujer no española, se hizo trescientos años después del descubrimiento, que todos somos producto de un cruce arbitrario de europeo, indígena y africano, donde se dan todos los matices que puedan ocurrírsele a nuestros cromosomas; en Europa, nadie puede creer que dos personas, uno blanco con ojos azules, pueda ser hermano de uno  moreno, pelo ñongo, y nosotros sabemos que eso no es sólo posible sino frecuente; es decir, si aquí las gentes no tienen pedigrí mucho menos lo van a tener los perros. Sin embargo, hay gentes que compran perros con pedigrí para darle algo de nobleza a la familia. Cosas veredes, Sancho, le dijo Don Quijote a su escudero.

Columnista
13 marzo, 2011

P E R I S C O P I O

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ He leído y releído la última  “Mi Columna”  y la verdad es que no encuentro la justificación a las cosas que dice nuestra amiga Mary Daza, ni mucho menos a la descalificación que hace de ciertas personas me imagino yo que por decir lo que vieron en la caminata de los […]


Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

He leído y releído la última  “Mi Columna”  y la verdad es que no encuentro la justificación a las cosas que dice nuestra amiga Mary Daza, ni mucho menos a la descalificación que hace de ciertas personas me imagino yo que por decir lo que vieron en la caminata de los días pasados, de los cuales ella fue una de las organizadoras. Creo que casi todos, si no todos, los columnistas de éste diario hicimos eco invitando a la caminata y a la vez hemos comentado lo que vimos en la misma.
No puede ser de otra manera, hemos dicho lo que vimos y nadie ha dicho que la caminata fue tumultuosa porque no lo fue; creo que todos hemos coincidido en que la respuesta de las gentes de Valledupar no correspondió a la convocatoria que se hizo y así fue, y ésto no es crítica para los organizadores sino para los que no asistieron por su indiferencia; los organizadores convocaron, nosotros ayudamos, la caminata se hizo con relativo éxito y punto.
Mary se queja del odio y la envidia de los comentarios sobre la caminata y los compara con ladridos de los perros, y habla de sentimientos turbios, y los perros de que habla no son perros normales sino “chandosos”, que quiere decir “sarnoso”; por favor, Mary, ¿no te parece fuerte el apelativo?.  Yo, por mi  parte,  dije y repito que hubo poca gente, claro, la presencia de la Policía ayudó a que no se viera tan rala, pero no estuve ni estoy de acuerdo en que la Policía marchara y menos que se tomara la caminata.
Es que acaso Mary Daza, buena escritora y  gran periodista, no aprueba  el artículo 20 de la Constitución que dice: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.”
Y vamos a lo otro: dices, con mucho desparpajo, que la frase de don Quijote de la Mancha, “ladran Sancho, señal que cabalgamos” no aparece en ninguna de las páginas del libro de Cervantes y que esa frase es de Goethe, el genio alemán, en su poema El Labrador. Pues, qué te parece? La frase sí aparece, y la dice don Quijote cuando Sancho, muerto de miedo, se queja de una cantidad de perros que ladran mientras ellos cabalgan, en una madrugada, Don Quijote en Rocinante y Sancho en el Rucio. Claro que aparece, lo que pasa es que a veces se lee en duerme-vela o casi dormido, y no se logra recordar lo que se leyó; pero de que aparece, aparece.
En cuanto a lo de Goethe, expliquemos que Cervantes nació en 1.547 y murió en 1.616, mientras que Goethe nació en 1.749 y murió en 1.832; qué pudo haber pasado ahí?. Es imposible que Goethe, en 83 años de vida no haya leído El Q?ijote, pues si todavía, con la profusión de libros que se editan, El Ingenioso Hidalgo sigue ocupando puestos de honor, aunque, por supuesto,  son muchos los que se jactan de haberlo leído sin haber abierto sus páginas, un hombre como Goethe, que decía que “lo importante es la vida y no el resultado de la vida” no se iba a privar de bocado tan exquisito ya que lo que caracteriza a las personas cultas es su pasión por la lectura. Sabido esto, las palabras de Goethe pueden ser una magnífica coincidencia con las pronunciadas por el Caballero de la Triste Figura, amén de que puede tratarse que el genio alemán guardase en su memoria, en forma inconsciente, las palabras de don Quijote y que éstas afloraran en su poema, porque me niego a creer que se trate de un plagio por su parte.
En cuanto a los “ladridos roncos de perros sin pedigrí”, me extraña esa expresión, pues ese es – además-  un vocablo para la genealogía perruna y quieras que no, te estás refiriendo a personas, a menos que tomes en serio el hecho que, a excepción tuya, todos son perros que además los condenas después a ladrarle a la luna indiferente.
Es sabido que en nuestro país nadie tiene genealogía noble, porque de España no vinieron nobles en la conquista, que vinieron hombres solos que procrearon con cuanta indígena o negra tuvieron oportunidad; que el primer matrimonio de un español con una mujer no española, se hizo trescientos años después del descubrimiento, que todos somos producto de un cruce arbitrario de europeo, indígena y africano, donde se dan todos los matices que puedan ocurrírsele a nuestros cromosomas; en Europa, nadie puede creer que dos personas, uno blanco con ojos azules, pueda ser hermano de uno  moreno, pelo ñongo, y nosotros sabemos que eso no es sólo posible sino frecuente; es decir, si aquí las gentes no tienen pedigrí mucho menos lo van a tener los perros. Sin embargo, hay gentes que compran perros con pedigrí para darle algo de nobleza a la familia. Cosas veredes, Sancho, le dijo Don Quijote a su escudero.