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Columnista - 27 febrero, 2011

P E R I S C O P I O

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ Personalmente, no creo ni soy amigo de las caminatas como táctica o estrategia para conseguir ciertos fines, pues para eso las considero inútiles y  sabemos que lo inútil no tiene justificación. Si así fuera, los violentos se hubieran entregado a la Justicia y estuvieran en los seminarios tratando de interpretar cabalmente […]

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

Personalmente, no creo ni soy amigo de las caminatas como táctica o estrategia para conseguir ciertos fines, pues para eso las considero inútiles y  sabemos que lo inútil no tiene justificación. Si así fuera, los violentos se hubieran entregado a la Justicia y estuvieran en los seminarios tratando de interpretar cabalmente la palabra de Dios. Pero hay caminatas y caminatas y entre ellas, me parece plausible y digna de acompañar, la que está promoviendo un grupo de personas jóvenes entre los cuales, qué raro, se encuentran amigos nuestros, que no disfrutaron, seguramente, de las bondades que significó vivir en Valledupar en tiempos de paz para lo cual habría que remitirse a la década de los años cuarenta, donde con sólo dos policías, Mena y Pan Cachaco, ésta villa vivía tranquila.
Claro, la presencia de los policías era, si no decorativa, por lo menos innecesaria pues todo el mundo se conocía y nadie odiaba a nadie ni pretendía quitarle a nadie lo que el otro poseía, por lo que la labor de los agentes se limitaba a llamarle la atención a los muchachos para que dejaran de hacer travesuras. Como ejemplo de la paz que reinaba en toda la provincia, se da el caso del señor Amarís, que aquí tiene sus descendientes, que durante años anduvo por todos los pueblos, con un maletín de madera y vidrio que permitía ver sus productos, lleno de joyas que traía de Mompós y vendía o cumplía los encargos que le hacían las familias; la cadena, el anillo, que deseaban las jovencitas o las señoras, tenían la misma contestación de padres y maridos: cuando regrese el señor Amarís te la compro.
Por fortuna, jamás ninguna persona se atrevió a tratar de asaltarlo ni mucho menos y eso que no viajaba en carro particular sino en la flota de Chepe y Avelino o con Abel Darío, como cualquier hijo de vecino; no sé qué le puede pasar a quien se atreva a hacerlo hoy.
Pues bien, los organizadores de la caminata la han programado para el 1º de marzo, a las 4 p.m. desde la plazoleta de la Gobernación hasta la Plaza Alfonso López, aspiran a que Valledupar vuelva a ser lo que antes fue; si no una Arcadia, por lo menos un pueblo donde se vivía sin sobresaltos; ya después, con el aumento del número de policías y con la presencia del Ejército que ocupaba las instalaciones del Hospital R. P. de López se daban los encontrones entre policías y soldados que escandalizaban el cotarro; la Barra Chueca no ocasionaba disturbios, ¿cierto Negro?.
En esto de la violencia, los robos, las violaciones y asesinatos, que todo se engloba eufemísticamente en “seguridad democrática” está fallando; tanto la seguridad como la democracia, la Policía, que se supone es una entidad preventiva del delito, está fallando, o no tienen informantes o si los tienen, no informan, las cámaras para detectar delincuentes tampoco ayudan, pues se gastaron miles de millones en equipos hoy declarados obsoletos y ahora es cuando lo dice la Policía.
Las entidades para funcionar armónica y eficientemente, utilizan una  triada integrada por: información, comunicación y transporte; nuestra policía o no la conoce o si la conoce, no la aplica, cada tanto nos informamos que a la Policía le llegaron más vehículos, radio-patrullas, motos, equipos de comunicación, ¿qué es lo que hacen con ellos?. Cada tanto decomisan gasolina que entendemos utilizan, por qué esos vehículos no andan dándole vueltas a la ciudad especialmente por los barrios donde abunda el delito, para decirle a los malos que la ley, la autoridad está ahí, la presencia de ellos garantiza ahuyentar del ánimo del malandro las ganas de delinquir.
Sin embargo, en frente de la casa donde vive el Jefe de la Policía y en el patio de su cuartel, están los agentes, los carros, las motos, se supone que ahí sólo deben estar los que trabajan en las oficinas y los que guardan las instalaciones, los demás, a la calle, con los carros, las motos, la ciudad está necesitando patrullaje permanente y lo justo es darle lo que necesita, los  agentes deben estar donde es posible se cometan los crímenes para poder evitarlos, los malos no van a buscar a los policías como no sea para sobornarlos, son éstos los que tienen que salir a buscarlos si se quieren ganar su sueldo honradamente. Es así como son las cosas y no de otra manera.
* Así las cosas, invitamos a todos a que nos encontremos en el sitio y la hora fijadas para decir, “urbi et orbi” a la ciudad y al mundo, que estamos hastiados, asqueados, aburridos, cansados, molestos, enfadados con tanta violencia estúpida e inútil como la que presenta nuestra ciudad, sin que se vea una actitud por parte de las autoridades policivas encargadas de prevenirlas, acorde con la magnitud  del problema que nos diga que están cumpliendo con su deber y que abra una luz de esperanza para que nuestra villa recobre el paraíso perdido de la convivencia pacífica.

* Tenemos derecho a vivir tranquilos, que los funcionarios que nos guardan ganen su  sueldo como Dios manda.

* Añoremos al   Veje : Viejo Valledupar, quien te pudiera ver como tú fuiste ayer…

Columnista
27 febrero, 2011

P E R I S C O P I O

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ Personalmente, no creo ni soy amigo de las caminatas como táctica o estrategia para conseguir ciertos fines, pues para eso las considero inútiles y  sabemos que lo inútil no tiene justificación. Si así fuera, los violentos se hubieran entregado a la Justicia y estuvieran en los seminarios tratando de interpretar cabalmente […]


Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

Personalmente, no creo ni soy amigo de las caminatas como táctica o estrategia para conseguir ciertos fines, pues para eso las considero inútiles y  sabemos que lo inútil no tiene justificación. Si así fuera, los violentos se hubieran entregado a la Justicia y estuvieran en los seminarios tratando de interpretar cabalmente la palabra de Dios. Pero hay caminatas y caminatas y entre ellas, me parece plausible y digna de acompañar, la que está promoviendo un grupo de personas jóvenes entre los cuales, qué raro, se encuentran amigos nuestros, que no disfrutaron, seguramente, de las bondades que significó vivir en Valledupar en tiempos de paz para lo cual habría que remitirse a la década de los años cuarenta, donde con sólo dos policías, Mena y Pan Cachaco, ésta villa vivía tranquila.
Claro, la presencia de los policías era, si no decorativa, por lo menos innecesaria pues todo el mundo se conocía y nadie odiaba a nadie ni pretendía quitarle a nadie lo que el otro poseía, por lo que la labor de los agentes se limitaba a llamarle la atención a los muchachos para que dejaran de hacer travesuras. Como ejemplo de la paz que reinaba en toda la provincia, se da el caso del señor Amarís, que aquí tiene sus descendientes, que durante años anduvo por todos los pueblos, con un maletín de madera y vidrio que permitía ver sus productos, lleno de joyas que traía de Mompós y vendía o cumplía los encargos que le hacían las familias; la cadena, el anillo, que deseaban las jovencitas o las señoras, tenían la misma contestación de padres y maridos: cuando regrese el señor Amarís te la compro.
Por fortuna, jamás ninguna persona se atrevió a tratar de asaltarlo ni mucho menos y eso que no viajaba en carro particular sino en la flota de Chepe y Avelino o con Abel Darío, como cualquier hijo de vecino; no sé qué le puede pasar a quien se atreva a hacerlo hoy.
Pues bien, los organizadores de la caminata la han programado para el 1º de marzo, a las 4 p.m. desde la plazoleta de la Gobernación hasta la Plaza Alfonso López, aspiran a que Valledupar vuelva a ser lo que antes fue; si no una Arcadia, por lo menos un pueblo donde se vivía sin sobresaltos; ya después, con el aumento del número de policías y con la presencia del Ejército que ocupaba las instalaciones del Hospital R. P. de López se daban los encontrones entre policías y soldados que escandalizaban el cotarro; la Barra Chueca no ocasionaba disturbios, ¿cierto Negro?.
En esto de la violencia, los robos, las violaciones y asesinatos, que todo se engloba eufemísticamente en “seguridad democrática” está fallando; tanto la seguridad como la democracia, la Policía, que se supone es una entidad preventiva del delito, está fallando, o no tienen informantes o si los tienen, no informan, las cámaras para detectar delincuentes tampoco ayudan, pues se gastaron miles de millones en equipos hoy declarados obsoletos y ahora es cuando lo dice la Policía.
Las entidades para funcionar armónica y eficientemente, utilizan una  triada integrada por: información, comunicación y transporte; nuestra policía o no la conoce o si la conoce, no la aplica, cada tanto nos informamos que a la Policía le llegaron más vehículos, radio-patrullas, motos, equipos de comunicación, ¿qué es lo que hacen con ellos?. Cada tanto decomisan gasolina que entendemos utilizan, por qué esos vehículos no andan dándole vueltas a la ciudad especialmente por los barrios donde abunda el delito, para decirle a los malos que la ley, la autoridad está ahí, la presencia de ellos garantiza ahuyentar del ánimo del malandro las ganas de delinquir.
Sin embargo, en frente de la casa donde vive el Jefe de la Policía y en el patio de su cuartel, están los agentes, los carros, las motos, se supone que ahí sólo deben estar los que trabajan en las oficinas y los que guardan las instalaciones, los demás, a la calle, con los carros, las motos, la ciudad está necesitando patrullaje permanente y lo justo es darle lo que necesita, los  agentes deben estar donde es posible se cometan los crímenes para poder evitarlos, los malos no van a buscar a los policías como no sea para sobornarlos, son éstos los que tienen que salir a buscarlos si se quieren ganar su sueldo honradamente. Es así como son las cosas y no de otra manera.
* Así las cosas, invitamos a todos a que nos encontremos en el sitio y la hora fijadas para decir, “urbi et orbi” a la ciudad y al mundo, que estamos hastiados, asqueados, aburridos, cansados, molestos, enfadados con tanta violencia estúpida e inútil como la que presenta nuestra ciudad, sin que se vea una actitud por parte de las autoridades policivas encargadas de prevenirlas, acorde con la magnitud  del problema que nos diga que están cumpliendo con su deber y que abra una luz de esperanza para que nuestra villa recobre el paraíso perdido de la convivencia pacífica.

* Tenemos derecho a vivir tranquilos, que los funcionarios que nos guardan ganen su  sueldo como Dios manda.

* Añoremos al   Veje : Viejo Valledupar, quien te pudiera ver como tú fuiste ayer…