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Columnista - 31 octubre, 2010

P E R I S C O P I O

Por:  JAIME GNECCO HERNÁNDEZ Donde quiera que hubiera fanáticos del deporte de la pelota chica, en Estados Unidos,  en América Latina y especialmente en el Caribe, la mayoría auguraba y  apostaba que los Yankees de Nueva York le ganarían fácil a los Rangers de Texas, por lo que serían finalistas de la liga Americana para […]

Por:  JAIME GNECCO HERNÁNDEZ

Donde quiera que hubiera fanáticos del deporte de la pelota chica, en Estados Unidos,  en América Latina y especialmente en el Caribe, la mayoría auguraba y  apostaba que los Yankees de Nueva York le ganarían fácil a los Rangers de Texas, por lo que serían finalistas de la liga Americana para la centésima sexta Serie Mundial de Béisbol, así como que los Phillis de Filadelfia – en un dos por tres- liquidarían a su oponente de la liga Nacional, los Gigantes de San Francisco, donde juega Edgar Rentería, “El Niño de Barranquilla”.
Sin embargo, no fue así; los Rangers apabullaron a los Yankees con una artillería agresiva y explosiva y para demostrar lo equívoco de los augurios, los Gigantes dejaron a los Phillis tendidos en el campo y se ganaron el derecho a representar a la liga Nacional en lo más importante del béisbol mundial. Y ahí está Rentería, que apenas se reponía de lesiones y enfermedades que lo diezmaron durante el mayor tiempo de la temporada.
Rentería tiene el antecedente que el 27 de octubre de 1.997, jugando  en la Serie Mundial con los Marlins de Florida, le tocó conectar el hit que consagró a los Marlins como campeones de ese año, batazo que lo catapultó a la fama con la base de ser un jugador casi excepcional con el uso de la manilla, por la seguridad con que atrapa la pelota, venga de donde venga y como venga, por la precisión y fuerza de sus tiros y porque no es malo con el bate en la mano; los gringos, que todo lo analizan y lo ponen en estadística, lo tienen clasificado ya como uno de los cien mejores bateadores de toda la historia del béisbol. ¿Qué tal?.
Bueno, y comenzó la Serie Mundial 2010 entre los Rangers y los Giants, en San Francisco en el AT y T Park, y ya se han llevado a cabo dos juegos; el 27 y 28 del presente. En el primer partido, el pitcher de los Giants no se encontraba, estaba nervioso y al parecer todo el equipo sufría de lo mismo, quizá fue la veteranía de Rentería la que acabó con ese marasmo cuando anotó la primera carrera del partido y puso a su equipo en disposición de combate pues de ahí en adelante todo funcionó como un relojito suizo y para no alargar el cuento, todo quedó 11 a 7 a favor de los Giants; Rentería anotó su carrera, recogió seis pelotas que tiró a primera base y fueron seis outs.
Si se miran los line up de ambos equipos, se ve que los Rangers tienen seis jugadores con más de 333 de average, que fueron los que apabullaron a los Yankees con el bate en la mano, mientras que en los Giants el de más  average tenía 250, sin embargo los resultados de los dos partidos favorables ambos a los Giants, hay que hablar entonces  de la mejor conducción de su equipo por parte de éstos;  aprovechando las virtudes de los más veteranos, entre ellos, Rentería.
En el segundo partido, el Niño también hizo la primera carrera de su equipo y del partido con un home run por desgracia solitario, anotó dos carreras, empujó dos y bateó además dos imparables. El score fue de 9 a 0, y la explicación tiene que ver con la estupenda labor del pitcher Cain, quien en todo momento les cerró el camino hacia el home a los texanos, apoyado con las excelentes manillas de su equipo. En ambos partidos, las virtudes de los Giants afloraron después de las actuaciones estelares de Rentería.
No sabemos qué habrá pasado en los partidos que debieron reiniciarse ayer sábado en Arlington, Texas, pero lo que sí podemos augurar es que, nuestro crédito en el béisbol mundial, El Niño de Barranquilla, estará deseoso de seguir dándonos satisfacciones, por lo que hará lo que corresponda y un poco más, si lo dejan ya que es un profesional a carta cabal, de conducta intachable. Buena suerte, Niño, queremos verte triunfante.

Columnista
31 octubre, 2010

P E R I S C O P I O

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

Por:  JAIME GNECCO HERNÁNDEZ Donde quiera que hubiera fanáticos del deporte de la pelota chica, en Estados Unidos,  en América Latina y especialmente en el Caribe, la mayoría auguraba y  apostaba que los Yankees de Nueva York le ganarían fácil a los Rangers de Texas, por lo que serían finalistas de la liga Americana para […]


Por:  JAIME GNECCO HERNÁNDEZ

Donde quiera que hubiera fanáticos del deporte de la pelota chica, en Estados Unidos,  en América Latina y especialmente en el Caribe, la mayoría auguraba y  apostaba que los Yankees de Nueva York le ganarían fácil a los Rangers de Texas, por lo que serían finalistas de la liga Americana para la centésima sexta Serie Mundial de Béisbol, así como que los Phillis de Filadelfia – en un dos por tres- liquidarían a su oponente de la liga Nacional, los Gigantes de San Francisco, donde juega Edgar Rentería, “El Niño de Barranquilla”.
Sin embargo, no fue así; los Rangers apabullaron a los Yankees con una artillería agresiva y explosiva y para demostrar lo equívoco de los augurios, los Gigantes dejaron a los Phillis tendidos en el campo y se ganaron el derecho a representar a la liga Nacional en lo más importante del béisbol mundial. Y ahí está Rentería, que apenas se reponía de lesiones y enfermedades que lo diezmaron durante el mayor tiempo de la temporada.
Rentería tiene el antecedente que el 27 de octubre de 1.997, jugando  en la Serie Mundial con los Marlins de Florida, le tocó conectar el hit que consagró a los Marlins como campeones de ese año, batazo que lo catapultó a la fama con la base de ser un jugador casi excepcional con el uso de la manilla, por la seguridad con que atrapa la pelota, venga de donde venga y como venga, por la precisión y fuerza de sus tiros y porque no es malo con el bate en la mano; los gringos, que todo lo analizan y lo ponen en estadística, lo tienen clasificado ya como uno de los cien mejores bateadores de toda la historia del béisbol. ¿Qué tal?.
Bueno, y comenzó la Serie Mundial 2010 entre los Rangers y los Giants, en San Francisco en el AT y T Park, y ya se han llevado a cabo dos juegos; el 27 y 28 del presente. En el primer partido, el pitcher de los Giants no se encontraba, estaba nervioso y al parecer todo el equipo sufría de lo mismo, quizá fue la veteranía de Rentería la que acabó con ese marasmo cuando anotó la primera carrera del partido y puso a su equipo en disposición de combate pues de ahí en adelante todo funcionó como un relojito suizo y para no alargar el cuento, todo quedó 11 a 7 a favor de los Giants; Rentería anotó su carrera, recogió seis pelotas que tiró a primera base y fueron seis outs.
Si se miran los line up de ambos equipos, se ve que los Rangers tienen seis jugadores con más de 333 de average, que fueron los que apabullaron a los Yankees con el bate en la mano, mientras que en los Giants el de más  average tenía 250, sin embargo los resultados de los dos partidos favorables ambos a los Giants, hay que hablar entonces  de la mejor conducción de su equipo por parte de éstos;  aprovechando las virtudes de los más veteranos, entre ellos, Rentería.
En el segundo partido, el Niño también hizo la primera carrera de su equipo y del partido con un home run por desgracia solitario, anotó dos carreras, empujó dos y bateó además dos imparables. El score fue de 9 a 0, y la explicación tiene que ver con la estupenda labor del pitcher Cain, quien en todo momento les cerró el camino hacia el home a los texanos, apoyado con las excelentes manillas de su equipo. En ambos partidos, las virtudes de los Giants afloraron después de las actuaciones estelares de Rentería.
No sabemos qué habrá pasado en los partidos que debieron reiniciarse ayer sábado en Arlington, Texas, pero lo que sí podemos augurar es que, nuestro crédito en el béisbol mundial, El Niño de Barranquilla, estará deseoso de seguir dándonos satisfacciones, por lo que hará lo que corresponda y un poco más, si lo dejan ya que es un profesional a carta cabal, de conducta intachable. Buena suerte, Niño, queremos verte triunfante.