Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ El tema de moda, por lo menos en el Cesar, es el de las regalías. Se entendía por regalías, antiguamente, ciertos privilegios que el Papa concedía a los reyes; hoy, es un tema de Economía que se traduce como “indemnización” que el explotador de determinado terreno, concede al dueño del mismo […]
Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ
El tema de moda, por lo menos en el Cesar, es el de las regalías. Se entendía por regalías, antiguamente, ciertos privilegios que el Papa concedía a los reyes; hoy, es un tema de Economía que se traduce como “indemnización” que el explotador de determinado terreno, concede al dueño del mismo por extraer algún mineral y es claro que es una indemnización porque tratándose de petróleo o carbón, el hueco que queda después de su extracción, debe arreglarse con dinero para una posterior explotación distinta.
El gobierno colombiano ha instituido “regalías” para las regiones donde asientan los elementos buscados por inversores nacionales y extranjeros con la advertencia que dichos dineros sólo deben ser invertidos en los siguientes rubros: educación, salud, acueductos, alcantarillado y saneamiento básico.
El problema consiste en que dichos dineros, cuando son invertidos, lo son para cualquier cosa, menos para lo que ha establecido el gobierno, las más de las veces duran años depositados en los bancos ganando intereses sin que nadie sepa qué se hacen esos intereses; por otro lado, por lo menos en el Cesar, nadie relaciona los dineros de las regalías con ninguna obra en ninguna parte que pueda verse y palparse. Además, desde que están llegando esos recursos en la cantidad que dicen los medios y como no se ve nada concreto ni construido con ellos, la gente piensa que alguien los está escamoteando, ¿Tendrán razón?
Hay otra figura con esos dineros y es que una de las entidades de control, al ver irregularidades, se lleva la plata para Bogotá, la ingresa en un banco a ganar intereses y después los intereses tampoco aparecen, es lo mismo que si estuvieran aquí, y esto sucede con los dineros de todos los departamentos pues en todos hay problemas con éstos dineros, qué mala suerte, estamos de acuerdo en que los municipios con esos minerales tienen muy mala suerte, pero especialmente por los malos alcaldes que eligen, que lo único que se les ocurre, es quedarse con la plata de todos. Aquí los municipios están en una final de película a ver quien pone más alcaldes en la cárcel, a la cabeza van Chiriguaná y La Jagua de Ibirico.
Ahora el gobierno quiere hacer una reforma a éste respecto, en el sentido que los dineros sean repartidos entre todos los departamentos, aún entre los que no producen regalías y han armado un escándalo porque nos van a dejar con menos regalías que departamentos que no producen nada.
No entiendo el embeleco, porque si todos sabemos que hasta ahora no se ha hecho nada con los recursos que mandan, qué nos importa que nos quiten unos pesos si de todas maneras no se va a hacer nada.
El problema no estriba en la cantidad de los recursos sino de la persona o personas que los tengan a su cargo. Si el que los guarda se los seguirá robando, lo mismo da que sean mil pesos o mil millones, lo que hay que conseguir primero son personas honestas que cuiden el dinero y después sí pelearemos ante el gobierno central por lo que nos corresponde; esa debe ser la exigencia de nuestros congresistas ante el gobierno central, que se nombren gentes de reconocida solvencia moral para manejar éstos dineros, ya se sabe que en el interior también se pierden los dineros, aunque se considera que allá todos son honestos, sabemos que no es así. Pícaros los diseminó mi Dios por todas partes y hay que obrar en consecuencia.
Arreglado éste punto, se pueden considerar los puntos relativos a la consignación de los dineros en los bancos y la ortodoxia para su egreso de los mismos; pero insistimos en que lo fundamental es encargar a gente idónea (léase honrada) para el manejo de los dineros.
En los últimos años se nombró mucho cafuche a manejar cosas importantes y así nos fue; un chisgarabís, como Uribito fue Minagricultura y se hizo su cauda para su aspiración nada menos que a Presidente de la República para lo cual repartió tierras de Carimagua, regaló los dineros de Agro Ingreso Seguro y vaya uno a saber cuantas más pilatunas hizo y como su jefe ni siquiera le llamaba la atención, seguía suelto de madrina y quizá hasta donde hubiera llegado. Así que ya sabemos; los deshonestos cubren la tierra.
Además de gente honesta se necesita gente capacitada para que cuando los dineros quieran llegar, estén listos los proyectos de lo que se va a hacer y que oportunamente se los encomienden a gente también capacitada y de buena voluntad, llevamos más de cuarenta años diciéndole a los que eligen y a los que mandan que escojan gente capacitada, honesta y de buena voluntad para liderar y hacer las cosas, pero siguen eligiendo y nombrando a los inútiles que recomiendan los políticos de pacotilla.
Por eso estamos como estamos y por eso sucede lo que sucede. Si no hay gente comprobadamente honesta al cuidado de esos dineros, pueden venir de la denominación que quieran, de los colores y en las cantidades que quieran, que igual se los van a robar.
Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ El tema de moda, por lo menos en el Cesar, es el de las regalías. Se entendía por regalías, antiguamente, ciertos privilegios que el Papa concedía a los reyes; hoy, es un tema de Economía que se traduce como “indemnización” que el explotador de determinado terreno, concede al dueño del mismo […]
Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ
El tema de moda, por lo menos en el Cesar, es el de las regalías. Se entendía por regalías, antiguamente, ciertos privilegios que el Papa concedía a los reyes; hoy, es un tema de Economía que se traduce como “indemnización” que el explotador de determinado terreno, concede al dueño del mismo por extraer algún mineral y es claro que es una indemnización porque tratándose de petróleo o carbón, el hueco que queda después de su extracción, debe arreglarse con dinero para una posterior explotación distinta.
El gobierno colombiano ha instituido “regalías” para las regiones donde asientan los elementos buscados por inversores nacionales y extranjeros con la advertencia que dichos dineros sólo deben ser invertidos en los siguientes rubros: educación, salud, acueductos, alcantarillado y saneamiento básico.
El problema consiste en que dichos dineros, cuando son invertidos, lo son para cualquier cosa, menos para lo que ha establecido el gobierno, las más de las veces duran años depositados en los bancos ganando intereses sin que nadie sepa qué se hacen esos intereses; por otro lado, por lo menos en el Cesar, nadie relaciona los dineros de las regalías con ninguna obra en ninguna parte que pueda verse y palparse. Además, desde que están llegando esos recursos en la cantidad que dicen los medios y como no se ve nada concreto ni construido con ellos, la gente piensa que alguien los está escamoteando, ¿Tendrán razón?
Hay otra figura con esos dineros y es que una de las entidades de control, al ver irregularidades, se lleva la plata para Bogotá, la ingresa en un banco a ganar intereses y después los intereses tampoco aparecen, es lo mismo que si estuvieran aquí, y esto sucede con los dineros de todos los departamentos pues en todos hay problemas con éstos dineros, qué mala suerte, estamos de acuerdo en que los municipios con esos minerales tienen muy mala suerte, pero especialmente por los malos alcaldes que eligen, que lo único que se les ocurre, es quedarse con la plata de todos. Aquí los municipios están en una final de película a ver quien pone más alcaldes en la cárcel, a la cabeza van Chiriguaná y La Jagua de Ibirico.
Ahora el gobierno quiere hacer una reforma a éste respecto, en el sentido que los dineros sean repartidos entre todos los departamentos, aún entre los que no producen regalías y han armado un escándalo porque nos van a dejar con menos regalías que departamentos que no producen nada.
No entiendo el embeleco, porque si todos sabemos que hasta ahora no se ha hecho nada con los recursos que mandan, qué nos importa que nos quiten unos pesos si de todas maneras no se va a hacer nada.
El problema no estriba en la cantidad de los recursos sino de la persona o personas que los tengan a su cargo. Si el que los guarda se los seguirá robando, lo mismo da que sean mil pesos o mil millones, lo que hay que conseguir primero son personas honestas que cuiden el dinero y después sí pelearemos ante el gobierno central por lo que nos corresponde; esa debe ser la exigencia de nuestros congresistas ante el gobierno central, que se nombren gentes de reconocida solvencia moral para manejar éstos dineros, ya se sabe que en el interior también se pierden los dineros, aunque se considera que allá todos son honestos, sabemos que no es así. Pícaros los diseminó mi Dios por todas partes y hay que obrar en consecuencia.
Arreglado éste punto, se pueden considerar los puntos relativos a la consignación de los dineros en los bancos y la ortodoxia para su egreso de los mismos; pero insistimos en que lo fundamental es encargar a gente idónea (léase honrada) para el manejo de los dineros.
En los últimos años se nombró mucho cafuche a manejar cosas importantes y así nos fue; un chisgarabís, como Uribito fue Minagricultura y se hizo su cauda para su aspiración nada menos que a Presidente de la República para lo cual repartió tierras de Carimagua, regaló los dineros de Agro Ingreso Seguro y vaya uno a saber cuantas más pilatunas hizo y como su jefe ni siquiera le llamaba la atención, seguía suelto de madrina y quizá hasta donde hubiera llegado. Así que ya sabemos; los deshonestos cubren la tierra.
Además de gente honesta se necesita gente capacitada para que cuando los dineros quieran llegar, estén listos los proyectos de lo que se va a hacer y que oportunamente se los encomienden a gente también capacitada y de buena voluntad, llevamos más de cuarenta años diciéndole a los que eligen y a los que mandan que escojan gente capacitada, honesta y de buena voluntad para liderar y hacer las cosas, pero siguen eligiendo y nombrando a los inútiles que recomiendan los políticos de pacotilla.
Por eso estamos como estamos y por eso sucede lo que sucede. Si no hay gente comprobadamente honesta al cuidado de esos dineros, pueden venir de la denominación que quieran, de los colores y en las cantidades que quieran, que igual se los van a robar.