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Columnista - 28 abril, 2014

Otro paro agropecuario

El derecho a la protesta es fundamental en toda democracia. Los inconformes, los marginados, los discriminados, los opositores, tienen derecho a manifestar su descontento, su posición contraria y hasta su rabia, así como a exigir soluciones, en el marco de las normas y reglas vigentes. El 1 de mayo, los trabajadores del mundo entero, además […]

El derecho a la protesta es fundamental en toda democracia. Los inconformes, los marginados, los discriminados, los opositores, tienen derecho a manifestar su descontento, su posición contraria y hasta su rabia, así como a exigir soluciones, en el marco de las normas y reglas vigentes.

El 1 de mayo, los trabajadores del mundo entero, además de destacar el peso de la clase obrera en toda sociedad, denuncian la violación de sus derechos, los abusos, atropellos y problemas que les afectan. También el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora se reivindican los derechos del género femenino.

Sin embargo, en la precaria democracia colombiana, los derechos ciudadanos han sido históricamente conculcados. De muchas maneras los gobernantes desconocen reclamos legítimos, sabotean y descalifican las protestas, desprestigian/desacreditan a los líderes y reprimen con rigor a quienes, a pesar de todo, se atreven e insisten. Es lo que ocurre a propósito del paro agropecuario; anticipadamente el ministro de la guerra advirtió que la movilización estaba infiltrada por la insurgencia. Si está tan seguro es porque quizás él la infiltró primero, o es mentira lo que dice. En cualquier caso está errado.

El Paro Nacional Agropecuario que empieza hoy se sostiene en exigencias justificadas y legítimas: El gobierno ha incumplido los acuerdos firmados en el marco del paro anterior: Condonación de deudas, refinanciaciones, pagos, restricción de importaciones, reactivación de algunos cultivos, control de precios de insumos y control del contrabando.

Es una protesta que busca la defensa de los pequeños y medianos productores del campo, de los campesinos en general y de los jornaleros agrícolas. Exigen una política de Estado clara y favorable al sector, revisión de los TLC y de la Alianza Pacífico desfavorables a sus actividades.

Es importante que la ciudadanía entienda la justeza de este Paro a pesar de las incomodidades que genera y comprenda que se trata de defender los derechos de un importantísimo sector de la economía. La organización convocante Dignidad Agropecuaria representa a los colombianos que insisten en desarrollar un sector básico/estratégico del cual depende todo el país, es garantía de soberanía y seguridad alimentaria y es además un sector generador de empleo para millones de familias muchas de ellas muy pobres.

A partir del 5 de mayo está convocada otra cumbre de campesinos, indígenas y afros; también demandan cumplimiento de acuerdos anteriores pero van más lejos y hacen énfasis en el uso de la tierra según sus ocupantes, promueven las zonas de reserva campesina, exigen mejoras en infraestructura, salud, educación y acuerdos de paz.

¿Qué dicen los candidatos?

Columnista
28 abril, 2014

Otro paro agropecuario

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

El derecho a la protesta es fundamental en toda democracia. Los inconformes, los marginados, los discriminados, los opositores, tienen derecho a manifestar su descontento, su posición contraria y hasta su rabia, así como a exigir soluciones, en el marco de las normas y reglas vigentes. El 1 de mayo, los trabajadores del mundo entero, además […]


El derecho a la protesta es fundamental en toda democracia. Los inconformes, los marginados, los discriminados, los opositores, tienen derecho a manifestar su descontento, su posición contraria y hasta su rabia, así como a exigir soluciones, en el marco de las normas y reglas vigentes.

El 1 de mayo, los trabajadores del mundo entero, además de destacar el peso de la clase obrera en toda sociedad, denuncian la violación de sus derechos, los abusos, atropellos y problemas que les afectan. También el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora se reivindican los derechos del género femenino.

Sin embargo, en la precaria democracia colombiana, los derechos ciudadanos han sido históricamente conculcados. De muchas maneras los gobernantes desconocen reclamos legítimos, sabotean y descalifican las protestas, desprestigian/desacreditan a los líderes y reprimen con rigor a quienes, a pesar de todo, se atreven e insisten. Es lo que ocurre a propósito del paro agropecuario; anticipadamente el ministro de la guerra advirtió que la movilización estaba infiltrada por la insurgencia. Si está tan seguro es porque quizás él la infiltró primero, o es mentira lo que dice. En cualquier caso está errado.

El Paro Nacional Agropecuario que empieza hoy se sostiene en exigencias justificadas y legítimas: El gobierno ha incumplido los acuerdos firmados en el marco del paro anterior: Condonación de deudas, refinanciaciones, pagos, restricción de importaciones, reactivación de algunos cultivos, control de precios de insumos y control del contrabando.

Es una protesta que busca la defensa de los pequeños y medianos productores del campo, de los campesinos en general y de los jornaleros agrícolas. Exigen una política de Estado clara y favorable al sector, revisión de los TLC y de la Alianza Pacífico desfavorables a sus actividades.

Es importante que la ciudadanía entienda la justeza de este Paro a pesar de las incomodidades que genera y comprenda que se trata de defender los derechos de un importantísimo sector de la economía. La organización convocante Dignidad Agropecuaria representa a los colombianos que insisten en desarrollar un sector básico/estratégico del cual depende todo el país, es garantía de soberanía y seguridad alimentaria y es además un sector generador de empleo para millones de familias muchas de ellas muy pobres.

A partir del 5 de mayo está convocada otra cumbre de campesinos, indígenas y afros; también demandan cumplimiento de acuerdos anteriores pero van más lejos y hacen énfasis en el uso de la tierra según sus ocupantes, promueven las zonas de reserva campesina, exigen mejoras en infraestructura, salud, educación y acuerdos de paz.

¿Qué dicen los candidatos?