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Columnista - 22 junio, 2019

Otro festival vallenato en Cundinamarca

Iniciando la década de los 90, en el municipio de Madrid (Cundinamarca) se creó un festival vallenato al que se le bautizó con el nombre de Festival de la Flor Vallenata. Su fundador, Pedro Alejandro Sierra, ‘un cachaco con corazón Caribe’ que respiraba vallenato y que se dio a la tarea de efectuar 12 ediciones […]

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Iniciando la década de los 90, en el municipio de Madrid (Cundinamarca) se creó un festival vallenato al que se le bautizó con el nombre de Festival de la Flor Vallenata. Su fundador, Pedro Alejandro Sierra, ‘un cachaco con corazón Caribe’ que respiraba vallenato y que se dio a la tarea de efectuar 12 ediciones de ese certamen, en una población que queda a escasos kilómetros de la capital del País. Como la mayoría de los festivales vallenatos en Colombia, el de Madrid nació y creció por iniciativa privada y el esfuerzo personal de un amante de la cultura vallenata.

En Bogotá, la Fundación de Artistas Vallenatos, Fundava, realizó entre los años 1993 y 1996 cuatro ediciones de un festival vallenato que se llamó Rafael Orozco, y que llegó a tener connotación nacional, porque se contaba con categoría profesional y en el mismo participaron varios de los Reyes Vallenatos consagrados en Valledupar.

En Nocaima, Cundinamarca, a escasos 67 kilómetros de Bogotá, ya completan cinco ediciones de un evento que se llama Panche de Acordeones, cuyo líder es otro cundinamarqués con corazón costeño, el abogado John Jairo Escobar, quien a brazo partido continúa con su tarea de impulsar la música que lo apasiona en territorios bien lejanos de donde nació este género folclórico.

Otro interiorano apasionado como nadie por nuestro Folclor Vallenato es Alfonso Cortés Marroquín, un boyacense que toca, canta y compone, quien además ha oficiado como jurado de la mayoría de los festivales vallenatos del País, y es sin duda una autoridad para hablar de música vallenata. Desde hace un buen tiempo se dio a la tarea de crear una empresa familiar sin ánimo de lucro, una especie de club que agremia a los amantes del vallenato clásico residentes en Bogotá y a la que denominó Provallenato.

Provallenato acaba de realizar la primera versión de otro festival vallenato en Cundinamarca, al cual bien vale la pena dedicarle estas líneas, toda vez que se originó en otro esfuerzo personal y casi solitario de ‘Poncho’ Cortés, como le decimos cariñosamente a su fundador, quien con recursos propios construyó una sede para parrandas vallenatas que denominó ‘El Templo del Vallenato’ en la vecina población llamada Silvania, cercana a Bogotá, donde se realizó con gran éxito el pasado primero de junio el primer festival que lleva el nombre de Provallenato.

Soy testigo de excepción de todos los esfuerzos y sacrificios que han realizado ‘Poncho’ y su familia para cumplir el sueño de efectuar un encuentro de acordeoneros nacidos y residentes en esta región del País, y como invitado de honor pude verificar que se cumplió con lujo de detalles.

El Festival Provallenato de Silvania, Cundinamarca, en su primera versión sólo tuvo concursos en las modalidades de acordeón juvenil, aficionado y veteranos.

Fue muy hermoso ver participar a muchos acordeoneros mayores de 60 años que han construido su vida artística en Bogotá, quienes demostraron que siguen vigentes en la interpretación del vallenato clásico. Allí se coronó rey el santandereano Henry Sanmiguel Sanabria.

COLOFÓN: El Folclor Vallenato en Cundinamarca y Boyacá continúa como la música más escuchada y más querida por la gente de esta región.

Columnista
22 junio, 2019

Otro festival vallenato en Cundinamarca

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Iniciando la década de los 90, en el municipio de Madrid (Cundinamarca) se creó un festival vallenato al que se le bautizó con el nombre de Festival de la Flor Vallenata. Su fundador, Pedro Alejandro Sierra, ‘un cachaco con corazón Caribe’ que respiraba vallenato y que se dio a la tarea de efectuar 12 ediciones […]


Iniciando la década de los 90, en el municipio de Madrid (Cundinamarca) se creó un festival vallenato al que se le bautizó con el nombre de Festival de la Flor Vallenata. Su fundador, Pedro Alejandro Sierra, ‘un cachaco con corazón Caribe’ que respiraba vallenato y que se dio a la tarea de efectuar 12 ediciones de ese certamen, en una población que queda a escasos kilómetros de la capital del País. Como la mayoría de los festivales vallenatos en Colombia, el de Madrid nació y creció por iniciativa privada y el esfuerzo personal de un amante de la cultura vallenata.

En Bogotá, la Fundación de Artistas Vallenatos, Fundava, realizó entre los años 1993 y 1996 cuatro ediciones de un festival vallenato que se llamó Rafael Orozco, y que llegó a tener connotación nacional, porque se contaba con categoría profesional y en el mismo participaron varios de los Reyes Vallenatos consagrados en Valledupar.

En Nocaima, Cundinamarca, a escasos 67 kilómetros de Bogotá, ya completan cinco ediciones de un evento que se llama Panche de Acordeones, cuyo líder es otro cundinamarqués con corazón costeño, el abogado John Jairo Escobar, quien a brazo partido continúa con su tarea de impulsar la música que lo apasiona en territorios bien lejanos de donde nació este género folclórico.

Otro interiorano apasionado como nadie por nuestro Folclor Vallenato es Alfonso Cortés Marroquín, un boyacense que toca, canta y compone, quien además ha oficiado como jurado de la mayoría de los festivales vallenatos del País, y es sin duda una autoridad para hablar de música vallenata. Desde hace un buen tiempo se dio a la tarea de crear una empresa familiar sin ánimo de lucro, una especie de club que agremia a los amantes del vallenato clásico residentes en Bogotá y a la que denominó Provallenato.

Provallenato acaba de realizar la primera versión de otro festival vallenato en Cundinamarca, al cual bien vale la pena dedicarle estas líneas, toda vez que se originó en otro esfuerzo personal y casi solitario de ‘Poncho’ Cortés, como le decimos cariñosamente a su fundador, quien con recursos propios construyó una sede para parrandas vallenatas que denominó ‘El Templo del Vallenato’ en la vecina población llamada Silvania, cercana a Bogotá, donde se realizó con gran éxito el pasado primero de junio el primer festival que lleva el nombre de Provallenato.

Soy testigo de excepción de todos los esfuerzos y sacrificios que han realizado ‘Poncho’ y su familia para cumplir el sueño de efectuar un encuentro de acordeoneros nacidos y residentes en esta región del País, y como invitado de honor pude verificar que se cumplió con lujo de detalles.

El Festival Provallenato de Silvania, Cundinamarca, en su primera versión sólo tuvo concursos en las modalidades de acordeón juvenil, aficionado y veteranos.

Fue muy hermoso ver participar a muchos acordeoneros mayores de 60 años que han construido su vida artística en Bogotá, quienes demostraron que siguen vigentes en la interpretación del vallenato clásico. Allí se coronó rey el santandereano Henry Sanmiguel Sanabria.

COLOFÓN: El Folclor Vallenato en Cundinamarca y Boyacá continúa como la música más escuchada y más querida por la gente de esta región.