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Columnista - 8 diciembre, 2021

Otra vez, Carlos Mattos Barrero

Hace pocos años escribí dos columnas en este diario relativas a esta misma persona (Carlos Mattos Barrero), oriunda del departamento del Cesar; por entonces Mattos estaba para ser investigado, se decía, por presuntos hechos punibles; y no fue sino que ello saltara a la palestra cuando dos periodistas reconocidas se dieron a la tarea de […]

Hace pocos años escribí dos columnas en este diario relativas a esta misma persona (Carlos Mattos Barrero), oriunda del departamento del Cesar; por entonces Mattos estaba para ser investigado, se decía, por presuntos hechos punibles; y no fue sino que ello saltara a la palestra cuando dos periodistas reconocidas se dieron a la tarea de escarnecerlo, desconociendo su presunción de inocencia mientras no se demuestre su responsabilidad. 

Recuerdo que por la agresividad de ellas salió a relucir en la prensa de Barranquilla la larvada inquina entre los habitantes del altiplano y los de la costa Atlántica, pues parecía que se asomaba por parte de uno que otro empresario del interior del país alguna envidia contra el empresario Mattos; fuera esto cierto o no, aquello dio lugar a que la prensa Caribe se resintiera del tratamiento malsano que estaba recibiendo este de parte de sus colegas bogotanas.  

¿Es que queda aún algún rescoldo de esas malquerencias rebrotadas en  la indebida conducta  de las periodistas? Con todo,  aquellas personas suelen quedar agradecidas de nuestra hospitalidad cuando las atendemos en festivales y parrandas.

La antedicha investigación penal continuó y él está enjuiciado, y como su residencia de varios años  había estado en la República de España, de la que además es su nacionalidad, y habiendo sido solicitado en extradición por Colombia, a la fecha se encuentra recluido en una cárcel en la ciudad de Bogotá. 

Familiares suyos me hacen saber que por parte de las autoridades se le ha desconocido su actual condición de padecimiento psíquico, por el cual está siendo tratado médicamente, a pesar de que él ha sido un investigado pacífico, habiendo acatado todas las órdenes requeridas de presentación personal, y con un traslado descomedido hasta Bogotá, en cuya cárcel igualmente recibe maltratos.

Por lo cual reiteran a las autoridades pertinentes el debido respeto al que tiene derecho.  Evidentemente, él debe ser atendido con los mayores cuidados,  pues no hay por qué anticipar sufrimientos a los que  padecería si una sentencia judicial le fuere adversa; pero  pudiere ser también absolutoria; no lo sabemos;  en cualquier caso su  dignidad personal tiene que ser respetada. 

Desde luego, cabe la posibilidad de que Mattos demuestre su inocencia y entonces serían de tener como más graves las aflicciones que se nos informa se están cometiendo contra él.

Eso por una parte.  Por la otra, es de esperarse un juzgamiento justiciero y pronto, ya que constantemente los colombianos asistimos al deplorable espectáculo de que personas inocentes son condenadas y a reconocidos  delincuentes  ni se les investiga, convirtiendo a la institución judicial en un órgano estatal contradictorio, lanzando  la sociedad a una aventura nihilista y anarquista,  que la vuelve moralmente inviable, y que es el mayor desafío que pueda estar abocada su supervivencia. Desde los montes de Pueblo Bello.

[email protected].

Columnista
8 diciembre, 2021

Otra vez, Carlos Mattos Barrero

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Hace pocos años escribí dos columnas en este diario relativas a esta misma persona (Carlos Mattos Barrero), oriunda del departamento del Cesar; por entonces Mattos estaba para ser investigado, se decía, por presuntos hechos punibles; y no fue sino que ello saltara a la palestra cuando dos periodistas reconocidas se dieron a la tarea de […]


Hace pocos años escribí dos columnas en este diario relativas a esta misma persona (Carlos Mattos Barrero), oriunda del departamento del Cesar; por entonces Mattos estaba para ser investigado, se decía, por presuntos hechos punibles; y no fue sino que ello saltara a la palestra cuando dos periodistas reconocidas se dieron a la tarea de escarnecerlo, desconociendo su presunción de inocencia mientras no se demuestre su responsabilidad. 

Recuerdo que por la agresividad de ellas salió a relucir en la prensa de Barranquilla la larvada inquina entre los habitantes del altiplano y los de la costa Atlántica, pues parecía que se asomaba por parte de uno que otro empresario del interior del país alguna envidia contra el empresario Mattos; fuera esto cierto o no, aquello dio lugar a que la prensa Caribe se resintiera del tratamiento malsano que estaba recibiendo este de parte de sus colegas bogotanas.  

¿Es que queda aún algún rescoldo de esas malquerencias rebrotadas en  la indebida conducta  de las periodistas? Con todo,  aquellas personas suelen quedar agradecidas de nuestra hospitalidad cuando las atendemos en festivales y parrandas.

La antedicha investigación penal continuó y él está enjuiciado, y como su residencia de varios años  había estado en la República de España, de la que además es su nacionalidad, y habiendo sido solicitado en extradición por Colombia, a la fecha se encuentra recluido en una cárcel en la ciudad de Bogotá. 

Familiares suyos me hacen saber que por parte de las autoridades se le ha desconocido su actual condición de padecimiento psíquico, por el cual está siendo tratado médicamente, a pesar de que él ha sido un investigado pacífico, habiendo acatado todas las órdenes requeridas de presentación personal, y con un traslado descomedido hasta Bogotá, en cuya cárcel igualmente recibe maltratos.

Por lo cual reiteran a las autoridades pertinentes el debido respeto al que tiene derecho.  Evidentemente, él debe ser atendido con los mayores cuidados,  pues no hay por qué anticipar sufrimientos a los que  padecería si una sentencia judicial le fuere adversa; pero  pudiere ser también absolutoria; no lo sabemos;  en cualquier caso su  dignidad personal tiene que ser respetada. 

Desde luego, cabe la posibilidad de que Mattos demuestre su inocencia y entonces serían de tener como más graves las aflicciones que se nos informa se están cometiendo contra él.

Eso por una parte.  Por la otra, es de esperarse un juzgamiento justiciero y pronto, ya que constantemente los colombianos asistimos al deplorable espectáculo de que personas inocentes son condenadas y a reconocidos  delincuentes  ni se les investiga, convirtiendo a la institución judicial en un órgano estatal contradictorio, lanzando  la sociedad a una aventura nihilista y anarquista,  que la vuelve moralmente inviable, y que es el mayor desafío que pueda estar abocada su supervivencia. Desde los montes de Pueblo Bello.

[email protected].