Para contribuir en lo posible al entendimiento integral que la compleja diversidad social y cultural al igual que la identificación y priorización de sus más sentidas problemáticas y necesidades, esbozamos en este artículo una radiografía generalizada de los más preocupantes flagelos que afectan hoy por hoy a la sociedad colombiana, la cual se ha expresado […]
Para contribuir en lo posible al entendimiento integral que la compleja diversidad social y cultural al igual que la identificación y priorización de sus más sentidas problemáticas y necesidades, esbozamos en este artículo una radiografía generalizada de los más preocupantes flagelos que afectan hoy por hoy a la sociedad colombiana, la cual se ha expresado anárquica e impetuosa a tal punto de identificarse como una marea de inconformismo en todo el país.
Como marco referencial de esta fehaciente, palpable e indiscutible realidad, ilustramos como ejemplo el paro agrario desatado en las últimas semanas por parte de los gremios productores afines en varios departamentos del país, reclamando al Gobierno Nacional justas peticiones hechas desde el pasado y que según ellos han sido incumplidas a través de los ministerios involucrados en este proceso; pruebas testimoniales dentro de esta vía de insatisfacción de las necesidades básicas e indispensables apuntan al desarrollo continuo, organizado y estable de políticas efectivas, eficaces y proactivas que garanticen seguridad, rendimiento y solución a los problemas que viven los campesinos y otros gremios productores del país; se requiere la combinación de mecanismos de participación no en el papel, que no sean letra muerta, que puedan determinar esfuerzos hacia la construcción de una nueva alternativa abierta al diálogo para mejorar niveles de tolerancia, base fundamental para pensar en un serio proceso de reconciliación y lo más importante gestar mecanismos focalizados en la aplicación y puesta en marcha de la reconstrucción del tejido social, involucrando pensamientos, deseos e intenciones que se traduzcan en una verdadera solución estructural.
Los protagonistas afectados se miden en todas las escalas, sin estatus jerárquico de determinación alguna; aquí, en esta la Colombia de hoy son víctimas de los conflictos sociales: Empresarios, comerciantes, docentes, estudiantes, academicistas, ganaderos, cultivadores, pescadores…
Por todo lo anteriormente expuesto, se requiere con exigencia la generación de una cultura de la evaluación, ¿Qué está pasando?, orientada al mejoramiento de las condiciones político – sociales con dosis de doble dimensión que son su problemática y su necesaria solución; es indispensable en aras de encontrar una pronta y eficaz solución, socializar el avance del incumplimiento por parte de los entes gubernamentales por organismos veedores.
Otro camino al inconformismo que dependen de vaivenes de conflictos es la inseguridad en las grandes ciudades del país, por desgracia está condicionado y tiene argumentos y sobrada expresión: guerra, violencia, desigualdad, incumplimiento.
Es aconsejable un trabajo serio y ordenado, alusivo a las complejidades de casos concretos y cotidianos, construir fórmulas que faciliten sentar bases para posibles soluciones, promover la igualdad de oportunidades, toda vez que se han desbordado los principios y todo parámetro ético que representan la pérdida de la moral social, lo ideal es enmarcarse por otros caminos que tengan una perspectiva de optimismo y confianza realizable, que no se fracture la base social.
La oleada de inconformismo se extiende a la justicia por fallos que no satisfacen, a la salud por usuarios – enfermos que no se restablecen, a la educación por la precaria y mediocre formación académica.
Finalmente la abstención y la indiferencia atornillan a indignos y no deseados en cargos de dirección y decisión sin tener vocación ni imaginación para la solución de los problemas latentes, lo que aumentan la oleada de inconformismo.
Para contribuir en lo posible al entendimiento integral que la compleja diversidad social y cultural al igual que la identificación y priorización de sus más sentidas problemáticas y necesidades, esbozamos en este artículo una radiografía generalizada de los más preocupantes flagelos que afectan hoy por hoy a la sociedad colombiana, la cual se ha expresado […]
Para contribuir en lo posible al entendimiento integral que la compleja diversidad social y cultural al igual que la identificación y priorización de sus más sentidas problemáticas y necesidades, esbozamos en este artículo una radiografía generalizada de los más preocupantes flagelos que afectan hoy por hoy a la sociedad colombiana, la cual se ha expresado anárquica e impetuosa a tal punto de identificarse como una marea de inconformismo en todo el país.
Como marco referencial de esta fehaciente, palpable e indiscutible realidad, ilustramos como ejemplo el paro agrario desatado en las últimas semanas por parte de los gremios productores afines en varios departamentos del país, reclamando al Gobierno Nacional justas peticiones hechas desde el pasado y que según ellos han sido incumplidas a través de los ministerios involucrados en este proceso; pruebas testimoniales dentro de esta vía de insatisfacción de las necesidades básicas e indispensables apuntan al desarrollo continuo, organizado y estable de políticas efectivas, eficaces y proactivas que garanticen seguridad, rendimiento y solución a los problemas que viven los campesinos y otros gremios productores del país; se requiere la combinación de mecanismos de participación no en el papel, que no sean letra muerta, que puedan determinar esfuerzos hacia la construcción de una nueva alternativa abierta al diálogo para mejorar niveles de tolerancia, base fundamental para pensar en un serio proceso de reconciliación y lo más importante gestar mecanismos focalizados en la aplicación y puesta en marcha de la reconstrucción del tejido social, involucrando pensamientos, deseos e intenciones que se traduzcan en una verdadera solución estructural.
Los protagonistas afectados se miden en todas las escalas, sin estatus jerárquico de determinación alguna; aquí, en esta la Colombia de hoy son víctimas de los conflictos sociales: Empresarios, comerciantes, docentes, estudiantes, academicistas, ganaderos, cultivadores, pescadores…
Por todo lo anteriormente expuesto, se requiere con exigencia la generación de una cultura de la evaluación, ¿Qué está pasando?, orientada al mejoramiento de las condiciones político – sociales con dosis de doble dimensión que son su problemática y su necesaria solución; es indispensable en aras de encontrar una pronta y eficaz solución, socializar el avance del incumplimiento por parte de los entes gubernamentales por organismos veedores.
Otro camino al inconformismo que dependen de vaivenes de conflictos es la inseguridad en las grandes ciudades del país, por desgracia está condicionado y tiene argumentos y sobrada expresión: guerra, violencia, desigualdad, incumplimiento.
Es aconsejable un trabajo serio y ordenado, alusivo a las complejidades de casos concretos y cotidianos, construir fórmulas que faciliten sentar bases para posibles soluciones, promover la igualdad de oportunidades, toda vez que se han desbordado los principios y todo parámetro ético que representan la pérdida de la moral social, lo ideal es enmarcarse por otros caminos que tengan una perspectiva de optimismo y confianza realizable, que no se fracture la base social.
La oleada de inconformismo se extiende a la justicia por fallos que no satisfacen, a la salud por usuarios – enfermos que no se restablecen, a la educación por la precaria y mediocre formación académica.
Finalmente la abstención y la indiferencia atornillan a indignos y no deseados en cargos de dirección y decisión sin tener vocación ni imaginación para la solución de los problemas latentes, lo que aumentan la oleada de inconformismo.