En uno de los tramos de la carretera Valledupar-Bosconia, donde los contratistas de la malpechosa Odebretcht dejaron en evidencia el descalabro de su irresponsabilidad, pude escuchar que alguien comentaba: “Esta va a ser una carretera de dos pisos, porque la vía tiene dos niveles que se van alternando. Encontramos trayectos en que la calzada que […]
En uno de los tramos de la carretera Valledupar-Bosconia, donde los contratistas de la malpechosa Odebretcht dejaron en evidencia el descalabro de su irresponsabilidad, pude escuchar que alguien comentaba: “Esta va a ser una carretera de dos pisos, porque la vía tiene dos niveles que se van alternando. Encontramos trayectos en que la calzada que va de aquí para allá, está bien abajo respecto a la que viene de allá para acá, que prácticamente se le encarama la una a la otra”.
Si estas son cosas de la moderna ingeniería de vías, creo que uno de los Odebrecht cuando estaba muchachón debió pasar por Villanueva y conoció una de las maravillas de la arquitectura criolla, sin duda merecedora de un Guinness Record.
Allí permanece todavía la única casa en el mundo que siendo de un solo piso, realmente tiene dos. Fue propiedad de mi tío materno Sergio Martínez, el siempre recordado tío ‘Cheyo’. Por allá en los años 50 del pasado siglo, el tenía serios problemas cada vez que llovía porque el patio de la casa quedaba completamente encharcado y entonces resolvió buscar a Rafael Orcasita, el más afamado maestro de obra que tenía Villanueva, para que le cementara el patio y así acabar con esta molesta situación.
Rápidamente Orcasita cumplió el encargo y el patio quedó a la vanguardia de los patios cafetaleros, donde las piedras, la arena y las matas de malanga se peleaban un espacio. El patio quedó flamante y el tío ‘Cheyo’ feliz.
Pocos días después cayó un aguacerito veranero y la casa del tío se inundó ya que el maestro Orcasita no tuvo en cuenta la pendiente que iba del patio hacia el interior de la vivienda. Este acudió al desesperado llamado del afectado, que energúmeno le reprochaba semejante escachada. El experimentado maestro después de analizar bien la situación, tomó algunas medidas, esgrimió un nivel, sacó cuentas, calculó la escorrentía, se rascó la cabeza por debajo del ala del sombrero, pidió un tinto con ajengibre y terminando de mascarse el tabaco que nunca dejaba, exclamó con gran optimismo: “Pero bueno ‘Cheyo’, la verdad es que ahora casi ni llueve”.
Ante la amenaza de una demanda y llevarlo a la oficina, Orcasita en un momento de genial inspiración decidió echarle al piso de la casa, otra embaldosinada encima y con el mismo mosaico para darle la mayor estética a la obra. Así le dio mayor altura al piso, evitando entonces que se pudiera repetir la tragedia de la inundación, quedando entonces la casa con dos pisos, pero siendo solo de uno.
En la actualidad el ingenio de la arquitectura villanuevera es tangible aquí en Valledupar, contribuyendo a embellecer la ciudad y darle mejor aspecto urbanístico a través de las múltiples y esplendidas obras que realizan arquitectos de prestigio como Jaime y Juan Tadeo ‘Los Mellos’, Alfonso ‘El Chijo’ y Enrique su hermano, y el muy calificado Augusto, todos Orozco, como también el benjamín de esta regia estirpe de urbanizadores. el muy admirado “Ernesto pestaña” en su noble misión de darle un techo a la gente del Cesar, recordando también al desaparecido Dainer Peñaloza, que mucho contribuyó a esta loable labor.
Pienso que Villanueva como destino turístico debe tener gran interés no solo a nacionales sino también a los que vengan de la extranja y así conocer esta maravilla arquitectónica que haría morir de la envidia a Minoru Yamasaki, constructor de las recordadas torres gemelas.
En uno de los tramos de la carretera Valledupar-Bosconia, donde los contratistas de la malpechosa Odebretcht dejaron en evidencia el descalabro de su irresponsabilidad, pude escuchar que alguien comentaba: “Esta va a ser una carretera de dos pisos, porque la vía tiene dos niveles que se van alternando. Encontramos trayectos en que la calzada que […]
En uno de los tramos de la carretera Valledupar-Bosconia, donde los contratistas de la malpechosa Odebretcht dejaron en evidencia el descalabro de su irresponsabilidad, pude escuchar que alguien comentaba: “Esta va a ser una carretera de dos pisos, porque la vía tiene dos niveles que se van alternando. Encontramos trayectos en que la calzada que va de aquí para allá, está bien abajo respecto a la que viene de allá para acá, que prácticamente se le encarama la una a la otra”.
Si estas son cosas de la moderna ingeniería de vías, creo que uno de los Odebrecht cuando estaba muchachón debió pasar por Villanueva y conoció una de las maravillas de la arquitectura criolla, sin duda merecedora de un Guinness Record.
Allí permanece todavía la única casa en el mundo que siendo de un solo piso, realmente tiene dos. Fue propiedad de mi tío materno Sergio Martínez, el siempre recordado tío ‘Cheyo’. Por allá en los años 50 del pasado siglo, el tenía serios problemas cada vez que llovía porque el patio de la casa quedaba completamente encharcado y entonces resolvió buscar a Rafael Orcasita, el más afamado maestro de obra que tenía Villanueva, para que le cementara el patio y así acabar con esta molesta situación.
Rápidamente Orcasita cumplió el encargo y el patio quedó a la vanguardia de los patios cafetaleros, donde las piedras, la arena y las matas de malanga se peleaban un espacio. El patio quedó flamante y el tío ‘Cheyo’ feliz.
Pocos días después cayó un aguacerito veranero y la casa del tío se inundó ya que el maestro Orcasita no tuvo en cuenta la pendiente que iba del patio hacia el interior de la vivienda. Este acudió al desesperado llamado del afectado, que energúmeno le reprochaba semejante escachada. El experimentado maestro después de analizar bien la situación, tomó algunas medidas, esgrimió un nivel, sacó cuentas, calculó la escorrentía, se rascó la cabeza por debajo del ala del sombrero, pidió un tinto con ajengibre y terminando de mascarse el tabaco que nunca dejaba, exclamó con gran optimismo: “Pero bueno ‘Cheyo’, la verdad es que ahora casi ni llueve”.
Ante la amenaza de una demanda y llevarlo a la oficina, Orcasita en un momento de genial inspiración decidió echarle al piso de la casa, otra embaldosinada encima y con el mismo mosaico para darle la mayor estética a la obra. Así le dio mayor altura al piso, evitando entonces que se pudiera repetir la tragedia de la inundación, quedando entonces la casa con dos pisos, pero siendo solo de uno.
En la actualidad el ingenio de la arquitectura villanuevera es tangible aquí en Valledupar, contribuyendo a embellecer la ciudad y darle mejor aspecto urbanístico a través de las múltiples y esplendidas obras que realizan arquitectos de prestigio como Jaime y Juan Tadeo ‘Los Mellos’, Alfonso ‘El Chijo’ y Enrique su hermano, y el muy calificado Augusto, todos Orozco, como también el benjamín de esta regia estirpe de urbanizadores. el muy admirado “Ernesto pestaña” en su noble misión de darle un techo a la gente del Cesar, recordando también al desaparecido Dainer Peñaloza, que mucho contribuyó a esta loable labor.
Pienso que Villanueva como destino turístico debe tener gran interés no solo a nacionales sino también a los que vengan de la extranja y así conocer esta maravilla arquitectónica que haría morir de la envidia a Minoru Yamasaki, constructor de las recordadas torres gemelas.