Jhon Peñaloza y Misael Martínez, ellos así como crearon, por su propia iniciativa, un monumento gigante de ‘El Cacique’ y una obra de Leandro Díaz de 2.40 metros de largo.
Jhon Peñaloza y Misael Martínez, los creadores de la escultura ‘La Silla de Diomedes’, que ha sido de tanta aceptación entre propios y foráneos, se empeñan en inmortalizar a aquellos personajes que marcaron historia en la región con sus canciones vallenatas. Fue así como crearon, por su propia iniciativa, un monumento gigante de ‘El Cacique’ y una obra de Leandro Díaz de 2.40 metros de largo, los cuales se encuentran en un garaje a la espera que algún mandatario o entidad privada las adquiera y las instale en alguna plaza pública.
Los pintores y escultores dialogaron con EL PILÓN sobre sus creaciones.
Es una obra que hicimos antes de concebir hacer la de Diomedes; era un proyecto que teníamos hace rato. Después que hicimos la escultura grande de Diomedes e hiciéramos la silla, seguimos el modelado en plastilina y resolvimos sacar la escultura de Leandro Díaz. Nos gusta mantenernos activos, así no nos contrate nadie.
Tiene todos los detalles físicos de Leandro Díaz. No como alguna vez dijera un escultor que “no todo escultor tendría que ser retratista”; nos parece que si se va a hacer la representación de una persona, necesariamente debe parecerse a esa persona, o si no pasa como con el monumento de La Cacica, que dicen que ni es Cacica ni es Pilonera. No tiene sentido que un escultor vaya a ser un personaje y no se parezca a éste.
La escultura de Leandro Díaz está en resina epóxica, el mismo material con el que venimos trabajando, el mismo que algunos colegas han criticado, pero tiene una particularidad, la trabajamos diferente. Nos cuestionaban porque el material supuestamente es malo, pero el de Los Músicos, El Cacique y La Sirena están hechos en fibra con resina y tienen muchos años de estar en la ciudad. Es un material que perdura, pero al igual que las de bronce se les debe hacer su mantenimiento preventivo. Lo que pasa es que los actos vandálicos de algunas personas deterioran algunas esculturas.
Tiene 2.40 de alto y 1.80 de ancho.
El lugar lo escogerá la persona que adquiera la escultura; ya sea una plaza pública o algún municipio, donde vean a bien instalarla.
Interesados sí, pero aún no se ha concretado nada.
Con la escultura de Diomedes grande ¿ya saben dónde la van a instalar?
Todavía no se puede adelantar mucho porque se habló algo con el Alcalde de San Juan, de llevársela para el corregimiento de La Junta, pero aún no se ha concretado nada.
Hay muchas, porque aquí lo que hay es material para hacer. Lo que parece que no existiera es interés de los entes gubernamentales en mandar a hacer esta clase de trabajos. Nosotros nos tomamos la tarea de hacer los trabajos para ofrecerlos. Hay muchos juglares por hacer, como: Escalona, Emiliano Zuleta, Colacho Mendoza, Alejandro Durán, entre otros.
Como cualquier artista plástico o pintor que hace sus cuadros y los expone en una galería, de manera individual o colectiva, con la intención de mostrar el trabajo y que las personas interesadas adquieran las obras. Porque si se hace el trabajo y se guarda, se tiene menos posibilidad de venderla.
El mercado del arte en la región en lo que tiene que ver con las pinturas, como uno dice coloquialmente, ‘se perrateó’. Hay algunos muchachos que inician en este oficio y por tratar de darse espacio en el gremio, hacen prácticamente los trabajos regalados, lo que hace que el trabajo vaya perdiendo interés en la gente, y las personas compren lo más barato, sin fijarse en que sea de mala calidad. Por eso, uno se inclina por las esculturas, que es una rama que no todos se atreven a hacer porque es un tema más profundo y más complejo.
La primera que realizamos fue un busto de Simón Bolívar, que instalaron en la plaza principal del municipio de Manaure, que según los expertos es el busto más grande en Suramérica de esta figura. En Manaure, La Guajira, también realizamos un trabajo de Rafael Orozco, que por el hecho de estar en un municipio bien lejos de pronto no ha tenido mucha difusión; también se hizo la primera profesora de La Guajira, que se llamaba Juana Barros. Y las monedas de la Glorieta de Los Juglares.
En su momento la hizo Misael Martínez con Daniel Araújo, pero la restauramos nosotros. Hubo que hacerla prácticamente de nuevo; los rostros que aparecen ahí se hicieron nuevamente, se mejoró en su totalidad porque hubo que cambiarla de lugar (del Coliseo Cubierto al balneario Hurtado).
Cada quien aporta lo suyo en lo que es hábil cada uno. En el taller compartimos muchas cosas y a nivel administrativo también. Como colectivo artístico nos hemos entendido muy bien como la ‘llave perfecta’. Nos repartimos el trabajo según lo que tengamos que hacer, pero antes pensamos, organizamos y maduramos las ideas.
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN
Jhon Peñaloza y Misael Martínez, ellos así como crearon, por su propia iniciativa, un monumento gigante de ‘El Cacique’ y una obra de Leandro Díaz de 2.40 metros de largo.
Jhon Peñaloza y Misael Martínez, los creadores de la escultura ‘La Silla de Diomedes’, que ha sido de tanta aceptación entre propios y foráneos, se empeñan en inmortalizar a aquellos personajes que marcaron historia en la región con sus canciones vallenatas. Fue así como crearon, por su propia iniciativa, un monumento gigante de ‘El Cacique’ y una obra de Leandro Díaz de 2.40 metros de largo, los cuales se encuentran en un garaje a la espera que algún mandatario o entidad privada las adquiera y las instale en alguna plaza pública.
Los pintores y escultores dialogaron con EL PILÓN sobre sus creaciones.
Es una obra que hicimos antes de concebir hacer la de Diomedes; era un proyecto que teníamos hace rato. Después que hicimos la escultura grande de Diomedes e hiciéramos la silla, seguimos el modelado en plastilina y resolvimos sacar la escultura de Leandro Díaz. Nos gusta mantenernos activos, así no nos contrate nadie.
Tiene todos los detalles físicos de Leandro Díaz. No como alguna vez dijera un escultor que “no todo escultor tendría que ser retratista”; nos parece que si se va a hacer la representación de una persona, necesariamente debe parecerse a esa persona, o si no pasa como con el monumento de La Cacica, que dicen que ni es Cacica ni es Pilonera. No tiene sentido que un escultor vaya a ser un personaje y no se parezca a éste.
La escultura de Leandro Díaz está en resina epóxica, el mismo material con el que venimos trabajando, el mismo que algunos colegas han criticado, pero tiene una particularidad, la trabajamos diferente. Nos cuestionaban porque el material supuestamente es malo, pero el de Los Músicos, El Cacique y La Sirena están hechos en fibra con resina y tienen muchos años de estar en la ciudad. Es un material que perdura, pero al igual que las de bronce se les debe hacer su mantenimiento preventivo. Lo que pasa es que los actos vandálicos de algunas personas deterioran algunas esculturas.
Tiene 2.40 de alto y 1.80 de ancho.
El lugar lo escogerá la persona que adquiera la escultura; ya sea una plaza pública o algún municipio, donde vean a bien instalarla.
Interesados sí, pero aún no se ha concretado nada.
Con la escultura de Diomedes grande ¿ya saben dónde la van a instalar?
Todavía no se puede adelantar mucho porque se habló algo con el Alcalde de San Juan, de llevársela para el corregimiento de La Junta, pero aún no se ha concretado nada.
Hay muchas, porque aquí lo que hay es material para hacer. Lo que parece que no existiera es interés de los entes gubernamentales en mandar a hacer esta clase de trabajos. Nosotros nos tomamos la tarea de hacer los trabajos para ofrecerlos. Hay muchos juglares por hacer, como: Escalona, Emiliano Zuleta, Colacho Mendoza, Alejandro Durán, entre otros.
Como cualquier artista plástico o pintor que hace sus cuadros y los expone en una galería, de manera individual o colectiva, con la intención de mostrar el trabajo y que las personas interesadas adquieran las obras. Porque si se hace el trabajo y se guarda, se tiene menos posibilidad de venderla.
El mercado del arte en la región en lo que tiene que ver con las pinturas, como uno dice coloquialmente, ‘se perrateó’. Hay algunos muchachos que inician en este oficio y por tratar de darse espacio en el gremio, hacen prácticamente los trabajos regalados, lo que hace que el trabajo vaya perdiendo interés en la gente, y las personas compren lo más barato, sin fijarse en que sea de mala calidad. Por eso, uno se inclina por las esculturas, que es una rama que no todos se atreven a hacer porque es un tema más profundo y más complejo.
La primera que realizamos fue un busto de Simón Bolívar, que instalaron en la plaza principal del municipio de Manaure, que según los expertos es el busto más grande en Suramérica de esta figura. En Manaure, La Guajira, también realizamos un trabajo de Rafael Orozco, que por el hecho de estar en un municipio bien lejos de pronto no ha tenido mucha difusión; también se hizo la primera profesora de La Guajira, que se llamaba Juana Barros. Y las monedas de la Glorieta de Los Juglares.
En su momento la hizo Misael Martínez con Daniel Araújo, pero la restauramos nosotros. Hubo que hacerla prácticamente de nuevo; los rostros que aparecen ahí se hicieron nuevamente, se mejoró en su totalidad porque hubo que cambiarla de lugar (del Coliseo Cubierto al balneario Hurtado).
Cada quien aporta lo suyo en lo que es hábil cada uno. En el taller compartimos muchas cosas y a nivel administrativo también. Como colectivo artístico nos hemos entendido muy bien como la ‘llave perfecta’. Nos repartimos el trabajo según lo que tengamos que hacer, pero antes pensamos, organizamos y maduramos las ideas.
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN