Ya las cifras empezaron a desnudar la magnitud de la herida: desempleo histórico en Valledupar, empresarios haciendo llamandos de urgencias para no quebrar y familias esperando mercados para no caer en el hambre.
La costumbre invita a que cada periodo indeterminado los gobernantes rindan cuentas. Llegó abril y los mandatarios del Cesar completaron 100 días en el cargo. En otras circunstancias quizás programaban una pequeña rendición de cuentas. Pero la pandemia alteró las prioridades.
Poco se han preocupado los mandatarios locales por mostrar los alcances de los primeros tres meses. Toda la atención y esfuerzos buscan evitar la propagación del Covid-19. Es algo nuevo, inesperado, por eso hay más respuesta y reacción que planeación. Los mandatarios van aprendiendo en el camino.
Lee también: La mala hora de la economía vallenata
El Covid-19 eclipsó las otras deficiencias de las ciudades y municipios. Pero no las detuvo. Incluso, marcan los indicadores, se incrementarán retos socioeconómicos como la pobreza y el desempleo. Entonces los alcaldes y sus gabinetes no solo deberán detener el virus, sino enfrentar una posterior crisis económica, casi sin precedentes, que no discrimina entre grandes o pequeñas ciudades.
El Comité Intergremial del Cesar, representante de los empresarios, cree que a raíz de la pandemia global del Covid-19, el “incipiente” tejido empresarial y productivo del departamento quedará herido “casi de muerte”. Incipiente porque prima la informalidad y herido de muerte porque pocos sobrevivirán después de dos o tres meses de inactividad con bajos ingresos.
Ya las cifras empezaron a desnudar la magnitud de la herida. Sin haber iniciado la cuarentena, para el mes de febrero el número de desempleados en Valledupar fue el más alto en la historia de la ciudad desde que el Dane realiza la medición.
Lo anterior aunque en febrero el comercio permanecía abierto, los restaurantes funcionaban al cien por ciento, el transporte recorría la ciudad y las obras no estaban paralizadas. Entonces, ¿cuáles serán los resultados de marzo? ¿Alcanzará la tasa de desempleo un 20 %?
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Por la crisis, seguramente, en promesa de campaña quedará la creación de 10.000 empleos en cuatro años (casi cinco puntos en la tasa de desempleo) hecha por el alcalde Mello Castro. Al contrario, bajo las cifras del Dane cerca de 2.828 empleos desaparecieron en Valledupar en febrero respecto al mes de enero, ascendiendo a 35.900 las personas que están sin empleo. ¿Cuántos se perderán en marzo?
Similares resultados a nivel departamental. Alrededor de 61.929 cesarenses estuvieron desocupados durante el 2019, unos 10.820 más que los desempleados del 2018. Además de las pérdidas de empleo, por el aumento en la población este es el número de desempleados más alto desde el 2001. Sin una crisis tan aguda como la del Covid-19 se perdieron 10.820 puestos de trabajo en el departamento, ¿cuántos empleos se perderán en el 2020 en el Cesar con la economía paralizada?
En la ecuación del mercado laboral en época de pandemia parece imposible sumar, en realidad, lo que buscan los alcaldes es no restar: tratar de salvar a las empresas, los puestos de trabajo, las inversiones. Ya lo dejó claro el Comité Intergremial: urge tener liquidez para no quebrar. En las crisis no sumar ni restar es ganancia.
Uno de los crecimientos más altos de la clase media en el Cesar se registró en los últimos 18 años, según el Dane. Del 61,9 % de la población que vivía en pobreza en el 2002, al 2018 la cifra se redujo a un 42,9 %. Exactamente una reducción en la pobreza de 19 puntos porcentuales.
No dejes de leer: El Cesar registró la tasa de desempleo más alta desde la crisis del 2008, según el Dane
Ante la nueva recesión económica muchas de esas familias que en 20 años ingresaron a la clase media están en un alto riesgo de retornar a la pobreza. Incluso, expertos como el jefe del Fondo Monetario Internacional, FMI, para América Latina, Alejandro Werner, hablan de la posibilidad de otra “década perdida en Latinoamérica”, por ejemplo, en la lucha contra la pobreza.
Preocupa aún más los ingresos de aquellas familias que siguen en la pobreza en el Cesar. El informe de pobreza multidimensional del Dane muestra que los 25 municipios del Cesar superan el promedio nacional del 2018 que fue de 19,6 %, incluso la mayoría lo dobla.
Pueblo Bello, con 74,9 %, es el municipio con el índice más alto de pobreza multidimensional del Cesar. En oposición, Valledupar con 30,5 % obtuvo el menor índice. La mayoría de esas familias, casi el 60 %, dependen y sobreviven con ingresos informales, sin ninguna protección o beneficio como la seguridad social. Aunque el Estado ha girado recursos, son subsidios que alcanzan, estrictamente, para la canasta familiar.
Es por eso que el nuevo mapa de retos socioeconómicos en el Cesar, aunque parezca duro, no será llegar al puerto, sino evitar el naufragio. No se enfocarán los gobernantes en la reducción de la pobreza y el desempleo, sino en que las cifras de pobreza no aumenten y que las personas no pierdan sus empleos. Quizás el Cesar inicia otra década perdida en la lucha contra la pobreza.
Por: Deivis Caro Daza [email protected]
Ya las cifras empezaron a desnudar la magnitud de la herida: desempleo histórico en Valledupar, empresarios haciendo llamandos de urgencias para no quebrar y familias esperando mercados para no caer en el hambre.
La costumbre invita a que cada periodo indeterminado los gobernantes rindan cuentas. Llegó abril y los mandatarios del Cesar completaron 100 días en el cargo. En otras circunstancias quizás programaban una pequeña rendición de cuentas. Pero la pandemia alteró las prioridades.
Poco se han preocupado los mandatarios locales por mostrar los alcances de los primeros tres meses. Toda la atención y esfuerzos buscan evitar la propagación del Covid-19. Es algo nuevo, inesperado, por eso hay más respuesta y reacción que planeación. Los mandatarios van aprendiendo en el camino.
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El Covid-19 eclipsó las otras deficiencias de las ciudades y municipios. Pero no las detuvo. Incluso, marcan los indicadores, se incrementarán retos socioeconómicos como la pobreza y el desempleo. Entonces los alcaldes y sus gabinetes no solo deberán detener el virus, sino enfrentar una posterior crisis económica, casi sin precedentes, que no discrimina entre grandes o pequeñas ciudades.
El Comité Intergremial del Cesar, representante de los empresarios, cree que a raíz de la pandemia global del Covid-19, el “incipiente” tejido empresarial y productivo del departamento quedará herido “casi de muerte”. Incipiente porque prima la informalidad y herido de muerte porque pocos sobrevivirán después de dos o tres meses de inactividad con bajos ingresos.
Ya las cifras empezaron a desnudar la magnitud de la herida. Sin haber iniciado la cuarentena, para el mes de febrero el número de desempleados en Valledupar fue el más alto en la historia de la ciudad desde que el Dane realiza la medición.
Lo anterior aunque en febrero el comercio permanecía abierto, los restaurantes funcionaban al cien por ciento, el transporte recorría la ciudad y las obras no estaban paralizadas. Entonces, ¿cuáles serán los resultados de marzo? ¿Alcanzará la tasa de desempleo un 20 %?
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Por la crisis, seguramente, en promesa de campaña quedará la creación de 10.000 empleos en cuatro años (casi cinco puntos en la tasa de desempleo) hecha por el alcalde Mello Castro. Al contrario, bajo las cifras del Dane cerca de 2.828 empleos desaparecieron en Valledupar en febrero respecto al mes de enero, ascendiendo a 35.900 las personas que están sin empleo. ¿Cuántos se perderán en marzo?
Similares resultados a nivel departamental. Alrededor de 61.929 cesarenses estuvieron desocupados durante el 2019, unos 10.820 más que los desempleados del 2018. Además de las pérdidas de empleo, por el aumento en la población este es el número de desempleados más alto desde el 2001. Sin una crisis tan aguda como la del Covid-19 se perdieron 10.820 puestos de trabajo en el departamento, ¿cuántos empleos se perderán en el 2020 en el Cesar con la economía paralizada?
En la ecuación del mercado laboral en época de pandemia parece imposible sumar, en realidad, lo que buscan los alcaldes es no restar: tratar de salvar a las empresas, los puestos de trabajo, las inversiones. Ya lo dejó claro el Comité Intergremial: urge tener liquidez para no quebrar. En las crisis no sumar ni restar es ganancia.
Uno de los crecimientos más altos de la clase media en el Cesar se registró en los últimos 18 años, según el Dane. Del 61,9 % de la población que vivía en pobreza en el 2002, al 2018 la cifra se redujo a un 42,9 %. Exactamente una reducción en la pobreza de 19 puntos porcentuales.
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Ante la nueva recesión económica muchas de esas familias que en 20 años ingresaron a la clase media están en un alto riesgo de retornar a la pobreza. Incluso, expertos como el jefe del Fondo Monetario Internacional, FMI, para América Latina, Alejandro Werner, hablan de la posibilidad de otra “década perdida en Latinoamérica”, por ejemplo, en la lucha contra la pobreza.
Preocupa aún más los ingresos de aquellas familias que siguen en la pobreza en el Cesar. El informe de pobreza multidimensional del Dane muestra que los 25 municipios del Cesar superan el promedio nacional del 2018 que fue de 19,6 %, incluso la mayoría lo dobla.
Pueblo Bello, con 74,9 %, es el municipio con el índice más alto de pobreza multidimensional del Cesar. En oposición, Valledupar con 30,5 % obtuvo el menor índice. La mayoría de esas familias, casi el 60 %, dependen y sobreviven con ingresos informales, sin ninguna protección o beneficio como la seguridad social. Aunque el Estado ha girado recursos, son subsidios que alcanzan, estrictamente, para la canasta familiar.
Es por eso que el nuevo mapa de retos socioeconómicos en el Cesar, aunque parezca duro, no será llegar al puerto, sino evitar el naufragio. No se enfocarán los gobernantes en la reducción de la pobreza y el desempleo, sino en que las cifras de pobreza no aumenten y que las personas no pierdan sus empleos. Quizás el Cesar inicia otra década perdida en la lucha contra la pobreza.
Por: Deivis Caro Daza [email protected]