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Editorial - 2 septiembre, 2022

Nuestros ríos, nuestra agua

Ya se trabaja en los diseños para la construcción de las plantas para el manejo de agua residual y potable, que obligará a comprometer recursos por parte de los gobiernos, en sus distintos niveles.

Importante la jornada desarrollada este jueves en Valledupar, por iniciativa de la Contraloría General en cabeza de la vallenata Marta Luquez, funcionaria de la sede central, y el Ministerio de Vivienda en cabeza de la profesional Zaida Sandoval, con el de fin de informar los avances que tienen los proyectos de consultoría sobre los ríos Cesar y Guatapurí, procesos en los que se cuenta con la cooperación internacional, que concedió más de un millón de dólares de recursos no reembolsables. Tarea encomiable a la que contribuyó el hoy exministro Jonatan Malagón.

Este tema debe tener toda la atención, empezando por la del gerente de Emdupar, ausente ayer en el auditorio Leandro Díaz de la Cámara de Comercio.

Ya se trabaja en los diseños para la construcción de las plantas para el manejo de agua residual y potable, que obligará a comprometer recursos por parte de los gobiernos, en sus distintos niveles.

Allí se dijo que se avanza en la estructuración del ‘Plan de Mejoramiento de la Calidad del Agua en el río Cesar’, el cual contempla la construcción de la planta ‘La Chimila’ para el tratamiento de aguas residuales.

Bajar los niveles de contaminación y optimizar la calidad del agua son algunos de los principales propósitos.

Son estudios de pertinencia sobre la situación actual de nuestros afluentes y que sirven, además, no solo para medir el impacto de la mano del hombre sobre los ríos sino también para determinar la ruta a seguir en pro de su preservación.

Importante también, que la mirada es tanto de mediano plazo como de proyecciones a futuro, donde se calcula que Valledupar llegaría a una población de un millón de personas al 2050 que dependerían del río Guatapurí para satisfacer la demanda de agua potable, entre otras necesidades.

Proyecciones de tres décadas, tiempo en el que los caudales podrán tener drásticos cambios sino se actúa, ante los desafíos del llamado Cambio Climático.

En estos procesos trabajan la empresa International Technical Assistance Consultants, ITAC, la cual está a cargo de la consultoría que se viene desarrollando desde el año 2020 para el tema del sistema de aguas residuales vertidos al río Cesar (que incluye el diseño de detalle de una nueva planta de filtros aeróbicos bacteriales en el mes de diciembre) , mientras que para lo relacionado con la cuenca el río Guatapurí (y propuestas de mejorar el canal de aducción desde bocatoma hasta planta de tratamiento evitando aguas turbias y mejoras en esta planta ampliándola en 800 litros por segundo para cubrir el déficit de agua potable a 2050), el proyecto está en manos del Consorcio Coreano K-Water & PEC y a nivel local de CSD & SIA SAS, contrato cuyo inicio fue en agosto del 2021.

Estas dos consultorías son trascendentales para el futuro de Valledupar y sus habitantes. Urge analizar sus documentos, y sus soportes por nuestros gobernantes, gremios y universidades.

Editorial
2 septiembre, 2022

Nuestros ríos, nuestra agua

Ya se trabaja en los diseños para la construcción de las plantas para el manejo de agua residual y potable, que obligará a comprometer recursos por parte de los gobiernos, en sus distintos niveles.


Importante la jornada desarrollada este jueves en Valledupar, por iniciativa de la Contraloría General en cabeza de la vallenata Marta Luquez, funcionaria de la sede central, y el Ministerio de Vivienda en cabeza de la profesional Zaida Sandoval, con el de fin de informar los avances que tienen los proyectos de consultoría sobre los ríos Cesar y Guatapurí, procesos en los que se cuenta con la cooperación internacional, que concedió más de un millón de dólares de recursos no reembolsables. Tarea encomiable a la que contribuyó el hoy exministro Jonatan Malagón.

Este tema debe tener toda la atención, empezando por la del gerente de Emdupar, ausente ayer en el auditorio Leandro Díaz de la Cámara de Comercio.

Ya se trabaja en los diseños para la construcción de las plantas para el manejo de agua residual y potable, que obligará a comprometer recursos por parte de los gobiernos, en sus distintos niveles.

Allí se dijo que se avanza en la estructuración del ‘Plan de Mejoramiento de la Calidad del Agua en el río Cesar’, el cual contempla la construcción de la planta ‘La Chimila’ para el tratamiento de aguas residuales.

Bajar los niveles de contaminación y optimizar la calidad del agua son algunos de los principales propósitos.

Son estudios de pertinencia sobre la situación actual de nuestros afluentes y que sirven, además, no solo para medir el impacto de la mano del hombre sobre los ríos sino también para determinar la ruta a seguir en pro de su preservación.

Importante también, que la mirada es tanto de mediano plazo como de proyecciones a futuro, donde se calcula que Valledupar llegaría a una población de un millón de personas al 2050 que dependerían del río Guatapurí para satisfacer la demanda de agua potable, entre otras necesidades.

Proyecciones de tres décadas, tiempo en el que los caudales podrán tener drásticos cambios sino se actúa, ante los desafíos del llamado Cambio Climático.

En estos procesos trabajan la empresa International Technical Assistance Consultants, ITAC, la cual está a cargo de la consultoría que se viene desarrollando desde el año 2020 para el tema del sistema de aguas residuales vertidos al río Cesar (que incluye el diseño de detalle de una nueva planta de filtros aeróbicos bacteriales en el mes de diciembre) , mientras que para lo relacionado con la cuenca el río Guatapurí (y propuestas de mejorar el canal de aducción desde bocatoma hasta planta de tratamiento evitando aguas turbias y mejoras en esta planta ampliándola en 800 litros por segundo para cubrir el déficit de agua potable a 2050), el proyecto está en manos del Consorcio Coreano K-Water & PEC y a nivel local de CSD & SIA SAS, contrato cuyo inicio fue en agosto del 2021.

Estas dos consultorías son trascendentales para el futuro de Valledupar y sus habitantes. Urge analizar sus documentos, y sus soportes por nuestros gobernantes, gremios y universidades.