La mayoría de ellas adelantan en el anonimato labores sociales de gran calado humanitario, solo sus directos beneficiarios conocen en detalle su misión en Valledupar.

Nos referimos a las distintas organizaciones de voluntariados existentes en Valledupar, a las que hoy, en la celebración de su Día especial, queremos reconocerles esa noble labor de altruismo social que tanto necesitan las poblaciones consideradas vulnerables y de escasos recursos económicos como niños, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas de alto costo, gente de calle y madres comunitarias, entre otras.

Nuestros aplausos para entidades como la Cruz Roja seccional Cesar, Liga de Lucha Contra el Cáncer, Cuerpo de Bomberos de Valledupar, Diócesis de Valledupar, El Hogar del Niño, Casa del Abuelo, Defensa Civil, Fundación Madrina Rosa, Fundación Sonriendo Por La Vida, Club Rotario, Club de Leones, Fundación Cielos Abiertos, Damas Rosadas, Fundación Ángeles de la Calle, Fundación San Jorge, Organización AFS Valledupar, Fundación Pedaleando de Corazón, Casa de la Adolescente Embarazada, entre muchas otras que no alcanzamos a mencionarlas aquí, pero que su labor es de gran resonancia en el sentir de las comunidades.

Es la ocasión propicia para exaltar el valor del servicio desinteresado y el impacto transformador de las personas que deciden ofrecer su tiempo, habilidades y energía en favor de los demás. Este día fue establecido por la ONU en 1985 y desde entonces cada año se resalta en esta fecha el papel de quienes trabajan en causas sociales, ambientales, educativas y comunitarias sin esperar una retribución económica, pero obteniendo una recompensa invaluable: la satisfacción de contribuir al bienestar colectivo.
Independiente de las organizaciones y entidades, sabemos que en Valledupar son muchas las personas que en silencio ofrecen un trabajo voluntario, no solo para atender emergencias, sino también en pro de iniciativas que van desde el acompañamiento a comunidades vulnerables hasta la promoción de eventos culturales y la reforestación de áreas afectadas por la deforestación, eso siempre habrá que aplaudirlo.

Por todo ello, debemos valorar y fortalecer todos esos esquemas que funcionan bajo la modalidad de voluntariados. Las entidades públicas, privadas y la ciudadanía tienen la responsabilidad de crear espacios y condiciones que incentiven esta labor. Esto implica garantizar reconocimiento, formación y apoyo logístico a quienes deciden invertir su tiempo en construir un mejor lugar para todos.

En cada gremio o sector laboral siempre hay uno o más miembros que se caracterizan por su labor social, en el caso de los periodistas de Valledupar es válido reconocerles en esta fecha la misión que por décadas han venido cumpliendo en este sentido las colegas Nubia Mejía y Ludys Ovalle, y muchos otros comunicadores, pero ellas dos siempre son las abanderadas de estos sensibles temas.

Es innegable que el voluntariado trasciende las acciones puntuales, convirtiéndose en un ejercicio de ciudadanía activa, una forma de demostrar que todos podemos ser agentes de cambio y que debemos dejar a un lado el individualismo para alcanzar ese ideal que es el bien común, pero eso solo es posible cuando trabajamos juntos por nuestra ciudad y su gente, sin importar el tamaño del aporte que hagamos, esa será la huella que dejaremos para las presentes y futuras generaciones.