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Editorial - 21 enero, 2024

Nuestros balnearios naturales, “cambuches deteriorados y desaseados”

La gente llega a Valledupar y siempre piensa en darse un baño en el Guatapurí o ir a conocer a ese río Badillo que “fue testigo”. Son diferentes de otros balnearios fluviales de la Costa. Hemos visto el deslumbrado acontecer de los visitantes, extasiados tomando baños y fotos.

Si algo caracteriza a Valledupar y a sus alrededores son sus balnearios naturales, por sus paisajes, cielos, aguas cristalinas y frías, playas naturales de ribera y piedras gigantes, a las que García Márquez llamó grandes huevos prehistóricos en el río macondiano (Cien años de Soledad), coronados de historias y canciones. La gente llega a Valledupar y siempre piensa en darse un baño en el Guatapurí o ir a conocer a ese río Badillo que “fue testigo”. Son diferentes de otros balnearios fluviales de la Costa. Hemos visto el deslumbrado acontecer de los visitantes, extasiados tomando baños y fotos.

No obstante a esos lugares les está faltando. Es lo que nos dice nuestro columnista José Aponte, que tenía semanas de no escribir, en su última columna publicada el sábado titulada “ojalá Ernesto arregle esto”.


“En estos días estuve almorzando con mis hermanos y algunos, que son bastantes, sin el refuerzo de mi otra familia la Moronera, que son más en el puente del río Badillo, sus aguas a diferencia del Guatapurí son tibias, acogedoras y la comida que venden en sus alrededores deliciosa, ¡pero qué abandono!, ni el Estado ni el Departamento y menos el Municipio han invertido nunca un peso para embellecer esos sitios y generar riqueza a través del turismo; lo mismo pasa con los balnearios de La Mina, El Pontón, Río Candela y muchos, pero muchos sitios bellos que tenemos, pues si Santa Marta, Barranquilla, Cartagena y Riohacha tienen mar de agua salada, nosotros tenemos bellezas de agua dulce. Vayan y dense una zambullida en esas tibias aguas, pero eso sí, rodeado de unos cambuches deteriorados y desaseados. Ahí le dejo esa otra idea alcalde y sepa que en esta columna siempre tendrá un amigo y colaborador que tratará de ayudarlo, para que “Ernesto cambie esto”.


Un visitante sugirió a un reportero de EL PILÓN que debía hacerse infraestructura adecuada, usando también materiales propios de la región, y disponerla con buen gusto, considerando el paisaje natural del entorno. Otro recomendó que el municipio hiciera un ‘plan de ordenamiento turístico-ambiental’ en cada uno de esos atractivos balnearios, estableciendo, con la propia comunidad, ‘planes básicos de manejo’, regulando sitios de comida, salubridad alimentaria y de desperdicios; manejo de basuras, en las orillas y sobre el río; tipo de edificaciones y permisos; manejo de ventas estacionarias y ambulantes; iluminación, acceso y seguridad nocturna; apoyo de socorristas y de atención en salud; ingresos y controles; relación con propietarios de predios; explotación comercial; vías y señalizaciones, entre otros aspectos. ‘Básicos’ porque son planes sencillos sin tanto detalle que puedan ser entendidos y aplicados por todos.


He ahí una buena tarea para la Secretaría de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Turismo. Tiene que ver con los diferentes subsectores de esa secretaría: en la generación de empleo, la gastronomía con base en el agro de los pueblos, la preservación ambiental y la promoción turística.

Editorial
21 enero, 2024

Nuestros balnearios naturales, “cambuches deteriorados y desaseados”

La gente llega a Valledupar y siempre piensa en darse un baño en el Guatapurí o ir a conocer a ese río Badillo que “fue testigo”. Son diferentes de otros balnearios fluviales de la Costa. Hemos visto el deslumbrado acontecer de los visitantes, extasiados tomando baños y fotos.


Si algo caracteriza a Valledupar y a sus alrededores son sus balnearios naturales, por sus paisajes, cielos, aguas cristalinas y frías, playas naturales de ribera y piedras gigantes, a las que García Márquez llamó grandes huevos prehistóricos en el río macondiano (Cien años de Soledad), coronados de historias y canciones. La gente llega a Valledupar y siempre piensa en darse un baño en el Guatapurí o ir a conocer a ese río Badillo que “fue testigo”. Son diferentes de otros balnearios fluviales de la Costa. Hemos visto el deslumbrado acontecer de los visitantes, extasiados tomando baños y fotos.

No obstante a esos lugares les está faltando. Es lo que nos dice nuestro columnista José Aponte, que tenía semanas de no escribir, en su última columna publicada el sábado titulada “ojalá Ernesto arregle esto”.


“En estos días estuve almorzando con mis hermanos y algunos, que son bastantes, sin el refuerzo de mi otra familia la Moronera, que son más en el puente del río Badillo, sus aguas a diferencia del Guatapurí son tibias, acogedoras y la comida que venden en sus alrededores deliciosa, ¡pero qué abandono!, ni el Estado ni el Departamento y menos el Municipio han invertido nunca un peso para embellecer esos sitios y generar riqueza a través del turismo; lo mismo pasa con los balnearios de La Mina, El Pontón, Río Candela y muchos, pero muchos sitios bellos que tenemos, pues si Santa Marta, Barranquilla, Cartagena y Riohacha tienen mar de agua salada, nosotros tenemos bellezas de agua dulce. Vayan y dense una zambullida en esas tibias aguas, pero eso sí, rodeado de unos cambuches deteriorados y desaseados. Ahí le dejo esa otra idea alcalde y sepa que en esta columna siempre tendrá un amigo y colaborador que tratará de ayudarlo, para que “Ernesto cambie esto”.


Un visitante sugirió a un reportero de EL PILÓN que debía hacerse infraestructura adecuada, usando también materiales propios de la región, y disponerla con buen gusto, considerando el paisaje natural del entorno. Otro recomendó que el municipio hiciera un ‘plan de ordenamiento turístico-ambiental’ en cada uno de esos atractivos balnearios, estableciendo, con la propia comunidad, ‘planes básicos de manejo’, regulando sitios de comida, salubridad alimentaria y de desperdicios; manejo de basuras, en las orillas y sobre el río; tipo de edificaciones y permisos; manejo de ventas estacionarias y ambulantes; iluminación, acceso y seguridad nocturna; apoyo de socorristas y de atención en salud; ingresos y controles; relación con propietarios de predios; explotación comercial; vías y señalizaciones, entre otros aspectos. ‘Básicos’ porque son planes sencillos sin tanto detalle que puedan ser entendidos y aplicados por todos.


He ahí una buena tarea para la Secretaría de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Turismo. Tiene que ver con los diferentes subsectores de esa secretaría: en la generación de empleo, la gastronomía con base en el agro de los pueblos, la preservación ambiental y la promoción turística.