Por: Basilio Padilla Después de haber recibido una cultura de honestidad y respeto a través de mis padres y del sistema educativo norteamericano, miro con mucha preocupación las decisiones tomadas por algunos fiscales y jueces que no le dan crédito a la justicia y – por el contrario- se basan en argumentos que bien no […]
Por: Basilio Padilla
Después de haber recibido una cultura de honestidad y respeto a través de mis padres y del sistema educativo norteamericano, miro con mucha preocupación las decisiones tomadas por algunos fiscales y jueces que no le dan crédito a la justicia y – por el contrario- se basan en argumentos que bien no tienen ningún sentido y mucho menos son ciertos.
Dialogando con muchos amigos cercanos al sistema legal nuestro, tal parece que la opinión uniforme es que el primero que le llegue al sistema, es el que gana. En un caso insólito de estafa y usufructo, donde un fiscal le adjudica una propiedad tomada sin ninguna consideración a la honestidad y lo digo con toda sinceridad, es la señal más clara que nuestro sistema judicial necesita una revisión muy cuidadosa de sus procedimientos.
Un sistema donde los testigos se presentan con montones de mentiras y preparados por algunos abogados que públicamente dicen que pueden comprar a todo el mundo, es motivo de seria preocupación. La corrupción es enorme, sin negar que existan elementos o personas íntegras dentro del sistema. Copias de los procedimientos (expedientes) circulan casi instantáneamente después de las declaraciones y en muchos casos las secretarias legales toman todas estas decisiones.
En un caso, de lo que estoy describiendo el fiscal tuvo que irse a una cita médica y la secretaria hizo todas las diligencias pertinentes al caso, que en muchas ocasiones carecían del tacto y la inteligencia necesaria para aclarar situaciones punitivas importantes. Si hay favoritismo, las citas a testigos se hacen en tal forma que los abogados interesados no se encuentren en los casos y no se pueda cuestionar a tales testigos.
Es lamentable que algunas personas fabriquen casos basados totalmente en falsedades y con testigos que consiguen en cualquier esquina, con argumentos débiles que no tienen sentido y sin pruebas contundentes que demuestren lo que sustentan. Siendo un hombre de muchísima honestidad y dispuesto a ser sometido a cualquier escrutinio personal, invito a una discusión extensa de nuestros procedimientos, a la santidad inviolable de los procedimientos, al escrutinio cuidadoso de jueces y fiscales que no actúen de acuerdo a la ley y las reglas racionales que deben ser respetadas en nuestro sistema legal que realmente necesita muchas reformas.
Aquellas personas que en conocimiento actúen en forma lujuriosa y falsa que sepan que la mentira siempre sale a flote y que sus conciencias, no le permitan dormir tranquilos, que se confiesen y sepan que han cometido actos ilegales. Me preocupa que dentro de este sistema muchos salgan perjudicados por el descaro y la falsa actuación de otros.
La exposición y debilidad de nuestro sistema también tiene que ver con la avaricia de algunos, solo interesados en sí mismos y totalmente desinteresados en los perjuicios que se le hacen a otros y las comunidades donde residen. Las enseñanzas de respeto y honestidad, súbitamente son asaltadas por un sistema materialista y mezquino, donde no importa la verdad, sino los intereses de amigos, terceros y recomendados. Se ha perdido el temor a Dios y los valores familiares que en antaño conformaban nuestras prioridades familiares han desaparecido. Nos tocara regresar a los salones de clase y enseñarles a nuestros jóvenes todos esos valores que hemos perdido a través de los años. Aquellos que hicieron del pasado, tiempos más seguros, heroicos y de mayor honestidad.
Por: Basilio Padilla Después de haber recibido una cultura de honestidad y respeto a través de mis padres y del sistema educativo norteamericano, miro con mucha preocupación las decisiones tomadas por algunos fiscales y jueces que no le dan crédito a la justicia y – por el contrario- se basan en argumentos que bien no […]
Por: Basilio Padilla
Después de haber recibido una cultura de honestidad y respeto a través de mis padres y del sistema educativo norteamericano, miro con mucha preocupación las decisiones tomadas por algunos fiscales y jueces que no le dan crédito a la justicia y – por el contrario- se basan en argumentos que bien no tienen ningún sentido y mucho menos son ciertos.
Dialogando con muchos amigos cercanos al sistema legal nuestro, tal parece que la opinión uniforme es que el primero que le llegue al sistema, es el que gana. En un caso insólito de estafa y usufructo, donde un fiscal le adjudica una propiedad tomada sin ninguna consideración a la honestidad y lo digo con toda sinceridad, es la señal más clara que nuestro sistema judicial necesita una revisión muy cuidadosa de sus procedimientos.
Un sistema donde los testigos se presentan con montones de mentiras y preparados por algunos abogados que públicamente dicen que pueden comprar a todo el mundo, es motivo de seria preocupación. La corrupción es enorme, sin negar que existan elementos o personas íntegras dentro del sistema. Copias de los procedimientos (expedientes) circulan casi instantáneamente después de las declaraciones y en muchos casos las secretarias legales toman todas estas decisiones.
En un caso, de lo que estoy describiendo el fiscal tuvo que irse a una cita médica y la secretaria hizo todas las diligencias pertinentes al caso, que en muchas ocasiones carecían del tacto y la inteligencia necesaria para aclarar situaciones punitivas importantes. Si hay favoritismo, las citas a testigos se hacen en tal forma que los abogados interesados no se encuentren en los casos y no se pueda cuestionar a tales testigos.
Es lamentable que algunas personas fabriquen casos basados totalmente en falsedades y con testigos que consiguen en cualquier esquina, con argumentos débiles que no tienen sentido y sin pruebas contundentes que demuestren lo que sustentan. Siendo un hombre de muchísima honestidad y dispuesto a ser sometido a cualquier escrutinio personal, invito a una discusión extensa de nuestros procedimientos, a la santidad inviolable de los procedimientos, al escrutinio cuidadoso de jueces y fiscales que no actúen de acuerdo a la ley y las reglas racionales que deben ser respetadas en nuestro sistema legal que realmente necesita muchas reformas.
Aquellas personas que en conocimiento actúen en forma lujuriosa y falsa que sepan que la mentira siempre sale a flote y que sus conciencias, no le permitan dormir tranquilos, que se confiesen y sepan que han cometido actos ilegales. Me preocupa que dentro de este sistema muchos salgan perjudicados por el descaro y la falsa actuación de otros.
La exposición y debilidad de nuestro sistema también tiene que ver con la avaricia de algunos, solo interesados en sí mismos y totalmente desinteresados en los perjuicios que se le hacen a otros y las comunidades donde residen. Las enseñanzas de respeto y honestidad, súbitamente son asaltadas por un sistema materialista y mezquino, donde no importa la verdad, sino los intereses de amigos, terceros y recomendados. Se ha perdido el temor a Dios y los valores familiares que en antaño conformaban nuestras prioridades familiares han desaparecido. Nos tocara regresar a los salones de clase y enseñarles a nuestros jóvenes todos esos valores que hemos perdido a través de los años. Aquellos que hicieron del pasado, tiempos más seguros, heroicos y de mayor honestidad.