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Editorial - 17 agosto, 2020

Nuestro robo del siglo. La pandemia del billete vallenato

En octubre de 1994, recién fundado EL PILÓN, en sus páginas se registró una noticia que le daría la vuelta al mundo. Imaginémonos esos $24.000 millones de la época, unos US 36 millones americanos al cambio, sacados de una ciudad que tenía entonces 248.000 habitantes (censo 1993) la mitad de la población actual (censo 2018).

En octubre de 1994, recién fundado EL PILÓN, en sus páginas se registró una noticia que le daría la vuelta al mundo.  Imaginémonos esos $24.000 millones de la época, unos US 36 millones americanos al cambio, sacados de una ciudad que tenía entonces 248.000 habitantes (censo 1993)  la mitad de la población actual (censo 2018).

Esos pesos de hace 26 años representan hoy una suma que se puede multiplicar por tantas veces que explica por qué el ‘billete vallenato’, el que alcanzó a recircular, como una pandemia inundó todo el mercado monetario. 

Eso se ha recordado con ocasión del estreno este fin de semana de los 6 episodios de la serie de Netflix, ‘El Robo del Siglo’.

Más allá de los comentarios que se puedan hacer sobre la serie de ficción, basada en hechos reales, recordamos que la serie surge del contacto que Netflix a través de la editorial hace con el autor del libro Alfredo Serrano Zabala “Así Robé el banco: el asalto del siglo XX”, el cual tuvo un buen sabor local. 

Serrano dijo en entrevista exclusiva a EL PILON a mediados de abril que: “Yo lo voy a reeditar como el ‘Robo del siglo’, que es como se llamará la serie. El libro tiene una particularidad y es que es muy local.  En la página 18 dice ‘Desengañado’, en la página 21 ‘Sin saber qué me espera’, ‘El sentido de mi vida’, ‘En busca de ella’, ‘La herencia’, ‘Así me hizo Dios’.  Toda la narración del libro está titulada con canciones vallenatas”.

¿Cómo le va a Valledupar con la serie en ‘streaming’?

La gente sabrá que hay un lugar en el mundo que se llama Valledupar, pero no le quedará claro que se ha desarrollado la música vallenata.  No podemos desconocer que sonar, darse a conocer por un acontecimiento extraordinario, llama la atención, que es el primer paso para mostrar los buenos atributos y productos de una localidad.  Y eso es ganancia.  Muchos conocen a Medellín más por Escobar que por su belleza primaveral y pujanza. Y a Chicago por haber soportado a Al Capone.  ¿Alguien conocía que era Wuhan, antes del coronavirus?  De modo que ahora en muchas partes se podrá referir a Valledupar más como el sitio del osado robo que como aquella ‘capital mundial del vallenato’.

En las imágenes no está mostrada la ciudad ni sus paisajes. No se rodó sino en Santa Marta y en el interior. Y no sabemos de vallenatos que hayan participado en su dirección y producción, ni en su elenco de actores.

Se hizo solo un despliegue en vallas en la ciudad con ocasión de su estreno pero tampoco paga Netflix ningún tipo de impuestos o salarios.

Esta reflexión la hacemos porque las historias vallenatas, y esa es historia vallenata, no musical, vienen alimentando a la industria audiovisual, de televisión y cine, y de ello no ha quedado ‘ni el forro’ como lo recordó a EL PILON el joven Rubén Casalins.

Unas telenovelas se han rodado acá con algunos actores naturales locales, pero la producción en general es externa. No ha quedado una academia de actuación ni de producción cinematográfica, no hay carreras en las universidades locales, no hay un festival de cine, ni una política cultural del gobierno de atraer la producción y rodaje en el territorio. 

Editorial
17 agosto, 2020

Nuestro robo del siglo. La pandemia del billete vallenato

En octubre de 1994, recién fundado EL PILÓN, en sus páginas se registró una noticia que le daría la vuelta al mundo. Imaginémonos esos $24.000 millones de la época, unos US 36 millones americanos al cambio, sacados de una ciudad que tenía entonces 248.000 habitantes (censo 1993) la mitad de la población actual (censo 2018).


En octubre de 1994, recién fundado EL PILÓN, en sus páginas se registró una noticia que le daría la vuelta al mundo.  Imaginémonos esos $24.000 millones de la época, unos US 36 millones americanos al cambio, sacados de una ciudad que tenía entonces 248.000 habitantes (censo 1993)  la mitad de la población actual (censo 2018).

Esos pesos de hace 26 años representan hoy una suma que se puede multiplicar por tantas veces que explica por qué el ‘billete vallenato’, el que alcanzó a recircular, como una pandemia inundó todo el mercado monetario. 

Eso se ha recordado con ocasión del estreno este fin de semana de los 6 episodios de la serie de Netflix, ‘El Robo del Siglo’.

Más allá de los comentarios que se puedan hacer sobre la serie de ficción, basada en hechos reales, recordamos que la serie surge del contacto que Netflix a través de la editorial hace con el autor del libro Alfredo Serrano Zabala “Así Robé el banco: el asalto del siglo XX”, el cual tuvo un buen sabor local. 

Serrano dijo en entrevista exclusiva a EL PILON a mediados de abril que: “Yo lo voy a reeditar como el ‘Robo del siglo’, que es como se llamará la serie. El libro tiene una particularidad y es que es muy local.  En la página 18 dice ‘Desengañado’, en la página 21 ‘Sin saber qué me espera’, ‘El sentido de mi vida’, ‘En busca de ella’, ‘La herencia’, ‘Así me hizo Dios’.  Toda la narración del libro está titulada con canciones vallenatas”.

¿Cómo le va a Valledupar con la serie en ‘streaming’?

La gente sabrá que hay un lugar en el mundo que se llama Valledupar, pero no le quedará claro que se ha desarrollado la música vallenata.  No podemos desconocer que sonar, darse a conocer por un acontecimiento extraordinario, llama la atención, que es el primer paso para mostrar los buenos atributos y productos de una localidad.  Y eso es ganancia.  Muchos conocen a Medellín más por Escobar que por su belleza primaveral y pujanza. Y a Chicago por haber soportado a Al Capone.  ¿Alguien conocía que era Wuhan, antes del coronavirus?  De modo que ahora en muchas partes se podrá referir a Valledupar más como el sitio del osado robo que como aquella ‘capital mundial del vallenato’.

En las imágenes no está mostrada la ciudad ni sus paisajes. No se rodó sino en Santa Marta y en el interior. Y no sabemos de vallenatos que hayan participado en su dirección y producción, ni en su elenco de actores.

Se hizo solo un despliegue en vallas en la ciudad con ocasión de su estreno pero tampoco paga Netflix ningún tipo de impuestos o salarios.

Esta reflexión la hacemos porque las historias vallenatas, y esa es historia vallenata, no musical, vienen alimentando a la industria audiovisual, de televisión y cine, y de ello no ha quedado ‘ni el forro’ como lo recordó a EL PILON el joven Rubén Casalins.

Unas telenovelas se han rodado acá con algunos actores naturales locales, pero la producción en general es externa. No ha quedado una academia de actuación ni de producción cinematográfica, no hay carreras en las universidades locales, no hay un festival de cine, ni una política cultural del gobierno de atraer la producción y rodaje en el territorio.