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Editorial - 22 abril, 2025

Nuestro idioma acorralado por las redes

Tal vez uno de los aspectos más afectados por las dinámicas modernas de nuestra sociedad es el uso del idioma, eso se evidencia en los millones de mensajes que a diario circulan por las distintas redes sociales donde son cambiantes las formas de escribir y de expresarse la gente.

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Tal vez uno de los aspectos más afectados por las dinámicas modernas de nuestra sociedad es el uso del idioma, eso se evidencia en los millones de mensajes que a diario circulan por las distintas redes sociales donde son cambiantes las formas de escribir y de expresarse la gente.

Es un tema que, en esta fecha 23 de abril, en la que se celebran el Día del Idioma y Día del Libro, merece ser analizado en pro de la conservación de la calidad lingüística.

Al analizar las formas actuales de cómo se comunica la gente se percibe un cierto desinterés por el arte de hablar y escribir bien, todo ello en detrimento de la elegancia y calidad de los contenidos, situación que tiene su origen en las diferentes tecnologías digitales y el poco tiempo empleado para la lectura.
Pareciera que estuviera en vía de extinción el arte de adornar los mensajes con los términos adecuados para cada escenario comunicativo. Las redes sociales han contribuido al mal uso de las palabras que en la mayoría de veces ha sufrido transformaciones poco ortodoxas. Es común ver en las redes la desaparición de los conectores lingüísticos, de las preposiciones, de los artículos, del uso adecuado de los signos ortográficos, de la imposición de palabras no reconocidas por la Real Academia de la Lengua Española y de unos giros extraños al momento de modular para enviar mensajes de audios. Ahora la letra K, de manera arbitraria, ha reemplazado a muchas otras letras del abecedario. Es decir, surgieron nuevos códigos y abreviaturas cargadas de errores ortográficos, pero con la complacencia de muchos, en especial de los jóvenes.

Frente a todo eso, acogemos la propuesta de nuestro columnista, docente y poeta, José Atuesta Mindiola, en el sentido de “motivar la lectura y la escritura en las instituciones educativas. En efecto, los docentes de idioma siempre han organizado con sus estudiantes eventos académicos, tales como concursos de lectura y de escritura, recitales, dramas y cantos. Estos escenarios son propicios para despertar el interés por la comunicación verbal y escrita”, afirma.

Importante tener en cuenta lo que explica el profesor Atuesta al señalar que “la estrategia pedagógica para despertar el amor por la lectura no es imponer lo que se debe leer, el docente debe permitir que el estudiante tenga la opción de elegir el cuento, la poesía o la novela que desea leer. Eso implica que haya bibliotecas en los colegios con suficiente dotación de libros y con personas preparadas que puedan organizar un plan de actividades: recitales y conversatorios con escritores regionales que presenten sus libros, con el fin de fortalecer los procesos de lectura y escritura”.

También compartimos la idea de llamar y valorar todo ese cumulo de conocimientos de reconocidos escritores nuestros como Mary Daza Orozco, Yanitza Fontalvo Díaz, Alonso Sánchez Baute, Luis Barros Pavajeau Luis Felipe Núñez Mestre y de tantos columnistas locales que a diario cultivan el arte de escribir bien y de fomentar el buen hábito de la lectura.

La invitación es a enamorarnos de las palabras y evitar que las redes sociales continúan con esa tendencia de deteriorar nuestro lenguaje, para que volvamos a esas épocas en la que alguna vez fue un arte el hecho de hablar y escribir con claridad, elegancia y profundidad. No permitamos que nuestro idioma se vea cada vez más relegado por la velocidad, la informalidad y, en muchos casos, por la negligencia lingüística, en especial en nuestra región vallenata donde tenemos una juventud que tiene el compromiso de seguir cultivando las letras como insumos para la inspiración de hermosas canciones.

Editorial
22 abril, 2025

Nuestro idioma acorralado por las redes

Tal vez uno de los aspectos más afectados por las dinámicas modernas de nuestra sociedad es el uso del idioma, eso se evidencia en los millones de mensajes que a diario circulan por las distintas redes sociales donde son cambiantes las formas de escribir y de expresarse la gente.


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Tal vez uno de los aspectos más afectados por las dinámicas modernas de nuestra sociedad es el uso del idioma, eso se evidencia en los millones de mensajes que a diario circulan por las distintas redes sociales donde son cambiantes las formas de escribir y de expresarse la gente.

Es un tema que, en esta fecha 23 de abril, en la que se celebran el Día del Idioma y Día del Libro, merece ser analizado en pro de la conservación de la calidad lingüística.

Al analizar las formas actuales de cómo se comunica la gente se percibe un cierto desinterés por el arte de hablar y escribir bien, todo ello en detrimento de la elegancia y calidad de los contenidos, situación que tiene su origen en las diferentes tecnologías digitales y el poco tiempo empleado para la lectura.
Pareciera que estuviera en vía de extinción el arte de adornar los mensajes con los términos adecuados para cada escenario comunicativo. Las redes sociales han contribuido al mal uso de las palabras que en la mayoría de veces ha sufrido transformaciones poco ortodoxas. Es común ver en las redes la desaparición de los conectores lingüísticos, de las preposiciones, de los artículos, del uso adecuado de los signos ortográficos, de la imposición de palabras no reconocidas por la Real Academia de la Lengua Española y de unos giros extraños al momento de modular para enviar mensajes de audios. Ahora la letra K, de manera arbitraria, ha reemplazado a muchas otras letras del abecedario. Es decir, surgieron nuevos códigos y abreviaturas cargadas de errores ortográficos, pero con la complacencia de muchos, en especial de los jóvenes.

Frente a todo eso, acogemos la propuesta de nuestro columnista, docente y poeta, José Atuesta Mindiola, en el sentido de “motivar la lectura y la escritura en las instituciones educativas. En efecto, los docentes de idioma siempre han organizado con sus estudiantes eventos académicos, tales como concursos de lectura y de escritura, recitales, dramas y cantos. Estos escenarios son propicios para despertar el interés por la comunicación verbal y escrita”, afirma.

Importante tener en cuenta lo que explica el profesor Atuesta al señalar que “la estrategia pedagógica para despertar el amor por la lectura no es imponer lo que se debe leer, el docente debe permitir que el estudiante tenga la opción de elegir el cuento, la poesía o la novela que desea leer. Eso implica que haya bibliotecas en los colegios con suficiente dotación de libros y con personas preparadas que puedan organizar un plan de actividades: recitales y conversatorios con escritores regionales que presenten sus libros, con el fin de fortalecer los procesos de lectura y escritura”.

También compartimos la idea de llamar y valorar todo ese cumulo de conocimientos de reconocidos escritores nuestros como Mary Daza Orozco, Yanitza Fontalvo Díaz, Alonso Sánchez Baute, Luis Barros Pavajeau Luis Felipe Núñez Mestre y de tantos columnistas locales que a diario cultivan el arte de escribir bien y de fomentar el buen hábito de la lectura.

La invitación es a enamorarnos de las palabras y evitar que las redes sociales continúan con esa tendencia de deteriorar nuestro lenguaje, para que volvamos a esas épocas en la que alguna vez fue un arte el hecho de hablar y escribir con claridad, elegancia y profundidad. No permitamos que nuestro idioma se vea cada vez más relegado por la velocidad, la informalidad y, en muchos casos, por la negligencia lingüística, en especial en nuestra región vallenata donde tenemos una juventud que tiene el compromiso de seguir cultivando las letras como insumos para la inspiración de hermosas canciones.