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Columnista - 20 septiembre, 2011

Nuestra maravillosa historia

BITÁCORA Por: Oscar Ariza Daza Un día como hoy, hace 492 años, Fernando de Magallanes partió del puerto de Sevilla hacia una misión que habría de cambiar el rumbo de la historia, convirtiéndose en la primera circunnavegación al mundo llevada a cabo en forma exitosa. Es interesante conocer el testimonio documental resultado de este viaje, […]

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BITÁCORA

Por: Oscar Ariza Daza

Un día como hoy, hace 492 años, Fernando de Magallanes partió del puerto de Sevilla hacia una misión que habría de cambiar el rumbo de la historia, convirtiéndose en la primera circunnavegación al mundo llevada a cabo en forma exitosa.

Es interesante conocer el testimonio documental resultado de este viaje, descrito por el cronista e historiador italiano Antonio de Pigafetta, uno de los 18 tripulantes de la expedición que sobrevivieron a las inclemencias de la naturaleza, al hambre y al escorbuto que casi los extermina. La importancia de este documento radica en que si proponérselo da cuenta de los orígenes del realismo maravilloso que plantea Carpentier como un elemento natural de la América y no con un artificio literario.

A falta de referentes claros que desde el castellano pudieran explicar la realidad que afloraba ante sus ojos de asombro, Pigafetta tuvo que incorporar a su lengua el mundo indígena y fabular desde el lenguaje una realidad tan inmediata y nueva ante aquellas cosas que por ser tan recientes carecían de nombre y para definirlas había que apelar a la reinvención de la lengua que sin esfuerzo alguno mostraba una mirada distinta de la realidad, desde el asombro por aquello que nunca antes había sido visto, lo que lo hacía diferente e incomparable a la encasillada realidad  europea.

Pigafetta fue el primero en incorporar a la descripción histórica del continente americano el componente maravilloso que sólo es posible percibirlo desde una perspectiva doble, en la que la realidad tiene esa bidimensionalidad semántica a la que rehúye el texto histórico, para dejar en libertad de actuar a la literatura, que hoy propone una reconstrucción de la historia desde cómo pudieron haber sido los hechos.

No obstante, el texto del cronista contiene testimonios oficiales sobre una expedición, narrados con una riqueza literaria, que ha servido de referencia para la creación de obras como  Maluco, la novela de los descubridores, del uruguayo Nicolás Baccino Ponce de León, o el inicio de Cien Años de Soledad en donde se describe un mundo tan reciente que las cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Esa influencia la pone de manifiesto García Márquez en su discurso de aceptación del premio nobel en 1982.

Esa manera particular de explicar la realidad desde el asombro, convierte a un historiador como Pigafetta en un fabulador ejemplar, hasta el punto de describir lo real desde una perspectiva distinta a la que plantea la misma realidad. Un simple cuadrúpedo como la llama, es visto como un animal extraño, compuesto de retazos de otros seres; como si fuera un animal mitológico lo describe por su cabeza y orejas grandes como una mula; el cuello como un camello, las patas de ciervo y la cola de caballo, al igual que su relincho.

Es tanta la atracción por lo fabuloso, que en su texto, nos habla de un árbol mágico que produce agua y que crece en zonas donde jamás llueve, nos menciona gigantes de la Patagonia, de quienes dice que eran tan altos que con la cabeza apenas les podía llegar a la cintura y de las mujeres que tenían  las tetas tan largas que le llegan a la mitad del brazo y andaban desnudas como sus maridos.

Pigafetta  habla también de pájaros con pico de cuchara, de pájaros sin culo, es decir, sin cola y otras aves maravillosas como las que habitaban la isla de Cebú; pájaros negros que se introducían en la boca de las ballenas para arrancarles el corazón.

Razón tenía Carpentier al plantear que lo maravillosos en América es tan real porque existe en estado natural, de allí que los descubridores y conquistadores no tuvieron que esforzarse en construir grandes metáforas, sino dedicarse a describir lo que directamente veían aunque fuera inaceptable y mágico para sus mentes poco acostumbradas al privilegio de mencionar cosas nuevas e irreconocibles.

De allí que después de 492 años sigamos encontrando en esas crónicas del descubrimiento elementos fundamentales para entender nuestra particular manera de vivir desde el realismo maravilloso, pero sobre todo, poder demostrar cómo el castellano es otro, pero mejor, desde que entró en contacto con la exuberante realidad americana que hoy desde su literatura propone replantear la manera de concebir nuestra historia.

[email protected]

Columnista
20 septiembre, 2011

Nuestra maravillosa historia

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Oscar Ariza Daza

BITÁCORA Por: Oscar Ariza Daza Un día como hoy, hace 492 años, Fernando de Magallanes partió del puerto de Sevilla hacia una misión que habría de cambiar el rumbo de la historia, convirtiéndose en la primera circunnavegación al mundo llevada a cabo en forma exitosa. Es interesante conocer el testimonio documental resultado de este viaje, […]


BITÁCORA

Por: Oscar Ariza Daza

Un día como hoy, hace 492 años, Fernando de Magallanes partió del puerto de Sevilla hacia una misión que habría de cambiar el rumbo de la historia, convirtiéndose en la primera circunnavegación al mundo llevada a cabo en forma exitosa.

Es interesante conocer el testimonio documental resultado de este viaje, descrito por el cronista e historiador italiano Antonio de Pigafetta, uno de los 18 tripulantes de la expedición que sobrevivieron a las inclemencias de la naturaleza, al hambre y al escorbuto que casi los extermina. La importancia de este documento radica en que si proponérselo da cuenta de los orígenes del realismo maravilloso que plantea Carpentier como un elemento natural de la América y no con un artificio literario.

A falta de referentes claros que desde el castellano pudieran explicar la realidad que afloraba ante sus ojos de asombro, Pigafetta tuvo que incorporar a su lengua el mundo indígena y fabular desde el lenguaje una realidad tan inmediata y nueva ante aquellas cosas que por ser tan recientes carecían de nombre y para definirlas había que apelar a la reinvención de la lengua que sin esfuerzo alguno mostraba una mirada distinta de la realidad, desde el asombro por aquello que nunca antes había sido visto, lo que lo hacía diferente e incomparable a la encasillada realidad  europea.

Pigafetta fue el primero en incorporar a la descripción histórica del continente americano el componente maravilloso que sólo es posible percibirlo desde una perspectiva doble, en la que la realidad tiene esa bidimensionalidad semántica a la que rehúye el texto histórico, para dejar en libertad de actuar a la literatura, que hoy propone una reconstrucción de la historia desde cómo pudieron haber sido los hechos.

No obstante, el texto del cronista contiene testimonios oficiales sobre una expedición, narrados con una riqueza literaria, que ha servido de referencia para la creación de obras como  Maluco, la novela de los descubridores, del uruguayo Nicolás Baccino Ponce de León, o el inicio de Cien Años de Soledad en donde se describe un mundo tan reciente que las cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Esa influencia la pone de manifiesto García Márquez en su discurso de aceptación del premio nobel en 1982.

Esa manera particular de explicar la realidad desde el asombro, convierte a un historiador como Pigafetta en un fabulador ejemplar, hasta el punto de describir lo real desde una perspectiva distinta a la que plantea la misma realidad. Un simple cuadrúpedo como la llama, es visto como un animal extraño, compuesto de retazos de otros seres; como si fuera un animal mitológico lo describe por su cabeza y orejas grandes como una mula; el cuello como un camello, las patas de ciervo y la cola de caballo, al igual que su relincho.

Es tanta la atracción por lo fabuloso, que en su texto, nos habla de un árbol mágico que produce agua y que crece en zonas donde jamás llueve, nos menciona gigantes de la Patagonia, de quienes dice que eran tan altos que con la cabeza apenas les podía llegar a la cintura y de las mujeres que tenían  las tetas tan largas que le llegan a la mitad del brazo y andaban desnudas como sus maridos.

Pigafetta  habla también de pájaros con pico de cuchara, de pájaros sin culo, es decir, sin cola y otras aves maravillosas como las que habitaban la isla de Cebú; pájaros negros que se introducían en la boca de las ballenas para arrancarles el corazón.

Razón tenía Carpentier al plantear que lo maravillosos en América es tan real porque existe en estado natural, de allí que los descubridores y conquistadores no tuvieron que esforzarse en construir grandes metáforas, sino dedicarse a describir lo que directamente veían aunque fuera inaceptable y mágico para sus mentes poco acostumbradas al privilegio de mencionar cosas nuevas e irreconocibles.

De allí que después de 492 años sigamos encontrando en esas crónicas del descubrimiento elementos fundamentales para entender nuestra particular manera de vivir desde el realismo maravilloso, pero sobre todo, poder demostrar cómo el castellano es otro, pero mejor, desde que entró en contacto con la exuberante realidad americana que hoy desde su literatura propone replantear la manera de concebir nuestra historia.

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