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Columnista - 8 julio, 2022

Nuestra cultura en los juegos

La comunidad en general quedó feliz y satisfecha con algo que no conocían y que por primera vez tuvieron la oportunidad de vivir y gozarse.

Valledupar por fin conoció y disfrutó de un evento deportivo internacional de alto nivel, con un balance positivo y exitoso se clausuraron los XIX Juegos Bolivarianos 2022. 

La comunidad en general quedó feliz y satisfecha con algo que no conocían y que por primera vez tuvieron la oportunidad de vivir y gozarse.

Se de familias completas que se trasladaban desde tempranas horas a los escenarios deportivos y permanecían todo el día en este plan, e inclusive personas que no habían descubierto su gusto por el deporte y en concreto por algunas disciplinas son ahora aficionados y gomosos de ellas.

En lo deportivo las cifras positivas que dejaron los juegos están en el orden del día. Colombia campeón con 354 medallas en total y lejos del segundo que fue Venezuela con 208 medallas. 3.254 deportistas y la representación de 11 países no es un guarismo despreciable.  Los puestos de trabajo creados antes y durante el certamen movieron positivamente nuestra maltrecha economía. En general el balance de estas justas deportivas fue totalmente positivo. 

Todo ello no obsta para que mencionemos algunos pequeños lunares, aunque sabemos que hubo otros. El primero tiene que ver con la falta de eficiencia y eficacia de nuestras autoridades locales para el cumplimiento de sus compromisos con la entrega de obras relacionadas con los escenarios deportivos, y otro fue la falta de articulación entre las autoridades deportivas organizadoras del evento y las autoridades culturales del municipio y el departamento.

Por esos días estuve hospedado en uno de los buenos hoteles de Valledupar que se encontraba repleto de deportistas y allí alcancé a escuchar varias inquietudes de algunos extranjeros que por primera vez llegaban a esta región del País. 

Entre las preguntas más recurrentes que escuché, están: ¿Qué es eso del vallenato?  ¿Esa música es originaria de aquí? ¿Qué es una parranda?. Todo ello me llevó a concluir que faltó una verdadera articulación entre la organización del certamen deportivo con los gestores culturales, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y los artistas vallenatos, para que se hubiese dado un cursillo intensivo y pedagógico sobre nuestra cultura y específicamente sobre la joya de la corona del Valle, la música vallenata. 

Ello hubiese logrado no solo que los deportistas y demás visitantes se llevaran una buena impresión de la ciudad y su gente, sino que además en un evento distinto al Festival Vallenato también tenemos que ofrecer y vender nuestro principal producto.

De otro lado, resulta inexplicable que teniendo en Valledupar un coliseo envidiable por cualquier ciudad del mundo, como lo es el Cacique Upar ubicado en el Parque La Leyenda, hagamos la inauguración y la clausura en un parque o una plaza pública que no posee la infraestructura y las comodidades de aquel. 

Ahora, tanto en los actos inaugurales, como de clausura se presentaron bastantes bailes típicos y música vallenata, pero los extranjeros no sabían nada sobre el tema, porque tampoco los presentadores explicaban, así fuera brevemente de lo que se trataba.  En conclusión como dijo un amigo “La llama del folclor vallenato no alumbró en Valledupar”

COLOFÓN: Está calientico el álbum musical de Elder Dayan y Lucas Dangond titulado “Para ustedes” y a mí personalmente me gustan varios temas, también debo felicitar a esos muchachos por la calidad del trabajo que hicieron, ya le dedicaré una próxima columna exclusiva a analizarlo y comentarlo, sé que dará mucho de qué hablar.

Columnista
8 julio, 2022

Nuestra cultura en los juegos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

La comunidad en general quedó feliz y satisfecha con algo que no conocían y que por primera vez tuvieron la oportunidad de vivir y gozarse.


Valledupar por fin conoció y disfrutó de un evento deportivo internacional de alto nivel, con un balance positivo y exitoso se clausuraron los XIX Juegos Bolivarianos 2022. 

La comunidad en general quedó feliz y satisfecha con algo que no conocían y que por primera vez tuvieron la oportunidad de vivir y gozarse.

Se de familias completas que se trasladaban desde tempranas horas a los escenarios deportivos y permanecían todo el día en este plan, e inclusive personas que no habían descubierto su gusto por el deporte y en concreto por algunas disciplinas son ahora aficionados y gomosos de ellas.

En lo deportivo las cifras positivas que dejaron los juegos están en el orden del día. Colombia campeón con 354 medallas en total y lejos del segundo que fue Venezuela con 208 medallas. 3.254 deportistas y la representación de 11 países no es un guarismo despreciable.  Los puestos de trabajo creados antes y durante el certamen movieron positivamente nuestra maltrecha economía. En general el balance de estas justas deportivas fue totalmente positivo. 

Todo ello no obsta para que mencionemos algunos pequeños lunares, aunque sabemos que hubo otros. El primero tiene que ver con la falta de eficiencia y eficacia de nuestras autoridades locales para el cumplimiento de sus compromisos con la entrega de obras relacionadas con los escenarios deportivos, y otro fue la falta de articulación entre las autoridades deportivas organizadoras del evento y las autoridades culturales del municipio y el departamento.

Por esos días estuve hospedado en uno de los buenos hoteles de Valledupar que se encontraba repleto de deportistas y allí alcancé a escuchar varias inquietudes de algunos extranjeros que por primera vez llegaban a esta región del País. 

Entre las preguntas más recurrentes que escuché, están: ¿Qué es eso del vallenato?  ¿Esa música es originaria de aquí? ¿Qué es una parranda?. Todo ello me llevó a concluir que faltó una verdadera articulación entre la organización del certamen deportivo con los gestores culturales, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y los artistas vallenatos, para que se hubiese dado un cursillo intensivo y pedagógico sobre nuestra cultura y específicamente sobre la joya de la corona del Valle, la música vallenata. 

Ello hubiese logrado no solo que los deportistas y demás visitantes se llevaran una buena impresión de la ciudad y su gente, sino que además en un evento distinto al Festival Vallenato también tenemos que ofrecer y vender nuestro principal producto.

De otro lado, resulta inexplicable que teniendo en Valledupar un coliseo envidiable por cualquier ciudad del mundo, como lo es el Cacique Upar ubicado en el Parque La Leyenda, hagamos la inauguración y la clausura en un parque o una plaza pública que no posee la infraestructura y las comodidades de aquel. 

Ahora, tanto en los actos inaugurales, como de clausura se presentaron bastantes bailes típicos y música vallenata, pero los extranjeros no sabían nada sobre el tema, porque tampoco los presentadores explicaban, así fuera brevemente de lo que se trataba.  En conclusión como dijo un amigo “La llama del folclor vallenato no alumbró en Valledupar”

COLOFÓN: Está calientico el álbum musical de Elder Dayan y Lucas Dangond titulado “Para ustedes” y a mí personalmente me gustan varios temas, también debo felicitar a esos muchachos por la calidad del trabajo que hicieron, ya le dedicaré una próxima columna exclusiva a analizarlo y comentarlo, sé que dará mucho de qué hablar.