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Columnista - 4 abril, 2012

Nuestra cultura de trabajo

Por: Basilio Padilla Los avances y el poderío económico de muchos países han tenido mucho que ver  con la cultura y la disciplina de trabajo que ellos tienen. Mencionemos tres países como ejemplo: Japón, EE.UU., y la China. En el Japón los trabajadores no cesan sus actividades en caso de huelga, su protesta es utilizar […]

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Por: Basilio Padilla

Los avances y el poderío económico de muchos países han tenido mucho que ver  con la cultura y la disciplina de trabajo que ellos tienen. Mencionemos tres países como ejemplo: Japón, EE.UU., y la China. En el Japón los trabajadores no cesan sus actividades en caso de huelga, su protesta es utilizar una banda negra en sus brazos.
En los años 80, cuando la calidad de los automóviles americanos tuvo una fuerte decaída, el sistema empresarial americano, consideró importante aprender de la devoción laboral japonesa para comenzar una restructuración de sus propias prácticas de trabajo y disminuir la influencia nociva de los fuertes sindicatos de Detroit. Todo esto a pesar de la conocida disciplina y aprovechamiento del tiempo de los americanos con su popular  dicho “time is Money.” (El tiempo es dinero).
Este lema se ajusta bien a la forma de vida en Norteamérica, donde existen muy pocos días feriados y – generalmente- todos los negocios permanecen abiertos los sábados y parte del domingo. Comparemos esto con lo que hacemos en nuestro país, donde la mayoría de los lunes son feriados y los puentes se encuentran en todas partes. Los trabajadores, especialmente en el área de la construcción no se presentan los lunes, ya que para ellos todos los fines de semana, desde el sábado hasta el lunes son feriados. Parte de esta cultura viciada es el hecho de que en vez de ahorrar las ganancias semanales del trabajo, ellas desaparecen bajo las influencias nocivas del alcohol. Por estas mismas razones de tipo social en nuestro país, la pobreza trae más pobreza y las riquezas aún más riquezas, excluyendo de este cuadro a la clase media que – en nuestro medio- casi no existe. Agregado a todo esto es la disciplina personal, basada en lo que se puede obtener económicamente, en detrimento de la calidad empresarial que ya existe en otras partes. Esta cultura se extiende a todas las actividades de nuestra vida y la variedad de nuestras empresas.
Detalles de todas estas actividades laborales son bien conocidas en las tiendas, bancos, talleres, donde la atención al cliente deja mucho que desear y donde nuestros ciudadanos aceptan con toda calma esta suerte, como si nada se pudiese hacer frente a ello. En el caso del trabajador japonés, donde la calidad de los carros Toyota excede los parámetros trazados en todas las civilizaciones es digno de admirar. Ellos asimilan asimismo lo que otros trabajadores del mundo hacen, reproducen los equipos que luego exportan a todas partes un unos altos controles de calidad.

Algo similar sucede en la China, con la única diferencia que en este país la calidad sufre un poco, debido al alto volumen de producción y al control estatal de las empresas. Tradicionalmente los países donde el gobierno tiene la tendencia a controlar la empresa, la calidad es mucho más baja. El milagro de la China ha sido una combinación capitalista-comunista, que  funciona para ellos y les ha dado una ventaja  ante todas las economías del mundo. Es muy conocido que al trabajador chino no se le brindan los beneficios que ellos pudieran tener en una economía libre como la del Japón o los EE.UU.
Mirando el futuro en nuestro medio tenemos que educar a nuestra fuerza laboral, capacitarlos, disciplinarlos, educarlos y sobre todo enseñarles el valor de la responsabilidad. Solo así podremos competir con el resto del país y el mundo.

Columnista
4 abril, 2012

Nuestra cultura de trabajo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla Los avances y el poderío económico de muchos países han tenido mucho que ver  con la cultura y la disciplina de trabajo que ellos tienen. Mencionemos tres países como ejemplo: Japón, EE.UU., y la China. En el Japón los trabajadores no cesan sus actividades en caso de huelga, su protesta es utilizar […]


Por: Basilio Padilla

Los avances y el poderío económico de muchos países han tenido mucho que ver  con la cultura y la disciplina de trabajo que ellos tienen. Mencionemos tres países como ejemplo: Japón, EE.UU., y la China. En el Japón los trabajadores no cesan sus actividades en caso de huelga, su protesta es utilizar una banda negra en sus brazos.
En los años 80, cuando la calidad de los automóviles americanos tuvo una fuerte decaída, el sistema empresarial americano, consideró importante aprender de la devoción laboral japonesa para comenzar una restructuración de sus propias prácticas de trabajo y disminuir la influencia nociva de los fuertes sindicatos de Detroit. Todo esto a pesar de la conocida disciplina y aprovechamiento del tiempo de los americanos con su popular  dicho “time is Money.” (El tiempo es dinero).
Este lema se ajusta bien a la forma de vida en Norteamérica, donde existen muy pocos días feriados y – generalmente- todos los negocios permanecen abiertos los sábados y parte del domingo. Comparemos esto con lo que hacemos en nuestro país, donde la mayoría de los lunes son feriados y los puentes se encuentran en todas partes. Los trabajadores, especialmente en el área de la construcción no se presentan los lunes, ya que para ellos todos los fines de semana, desde el sábado hasta el lunes son feriados. Parte de esta cultura viciada es el hecho de que en vez de ahorrar las ganancias semanales del trabajo, ellas desaparecen bajo las influencias nocivas del alcohol. Por estas mismas razones de tipo social en nuestro país, la pobreza trae más pobreza y las riquezas aún más riquezas, excluyendo de este cuadro a la clase media que – en nuestro medio- casi no existe. Agregado a todo esto es la disciplina personal, basada en lo que se puede obtener económicamente, en detrimento de la calidad empresarial que ya existe en otras partes. Esta cultura se extiende a todas las actividades de nuestra vida y la variedad de nuestras empresas.
Detalles de todas estas actividades laborales son bien conocidas en las tiendas, bancos, talleres, donde la atención al cliente deja mucho que desear y donde nuestros ciudadanos aceptan con toda calma esta suerte, como si nada se pudiese hacer frente a ello. En el caso del trabajador japonés, donde la calidad de los carros Toyota excede los parámetros trazados en todas las civilizaciones es digno de admirar. Ellos asimilan asimismo lo que otros trabajadores del mundo hacen, reproducen los equipos que luego exportan a todas partes un unos altos controles de calidad.

Algo similar sucede en la China, con la única diferencia que en este país la calidad sufre un poco, debido al alto volumen de producción y al control estatal de las empresas. Tradicionalmente los países donde el gobierno tiene la tendencia a controlar la empresa, la calidad es mucho más baja. El milagro de la China ha sido una combinación capitalista-comunista, que  funciona para ellos y les ha dado una ventaja  ante todas las economías del mundo. Es muy conocido que al trabajador chino no se le brindan los beneficios que ellos pudieran tener en una economía libre como la del Japón o los EE.UU.
Mirando el futuro en nuestro medio tenemos que educar a nuestra fuerza laboral, capacitarlos, disciplinarlos, educarlos y sobre todo enseñarles el valor de la responsabilidad. Solo así podremos competir con el resto del país y el mundo.