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Columnista - 14 mayo, 2020

Notas sobre la reactivación económica

La pandemia por covid-19 ha generado enorme presión a los gobernantes de casi todos los países, especialmente en aquellos donde hay gran polarización, más que todo por ideologías. Lamentablemente, en tal escenario, nuestro país sobresale ampliamente. En algunos países la pandemia no ha paralizado la economía. En esos países sus gobernantes han facilitado los elementos […]

La pandemia por covid-19 ha generado enorme presión a los gobernantes de casi todos los países, especialmente en aquellos donde hay gran polarización, más que todo por ideologías. Lamentablemente, en tal escenario, nuestro país sobresale ampliamente.

En algunos países la pandemia no ha paralizado la economía. En esos países sus gobernantes han facilitado los elementos de protección personal y reforzado las acciones de prevención del contagio, tales como los protocolos de trabajo y la dotación de lo necesario para la atención adecuada de los infectados por el nuevo coronavirus. Claro está, que en estos países prevalece la buena gobernación, la observancia de las normas establecidas, porque hay poca informalidad para la subsistencia de la vida.

Como tácitamente lo dije, en Colombia la situación es muy disímil al anterior contexto; en consecuencia, el presidente Duque ha reactivado la economía escalonadamente en medio de la pandemia, pues en nuestro país una cuarentena demasiado prolongada   podría ser más perjudicial que los efectos negativos de la pandemia, de la cual se ha dicho se podría extender hasta el 2025 y en ese lapso, según cálculos del Gobierno nacional, podrían ser 550.000  los pacientes de covid-19 que, en el país, necesitarían soporte ventilatorio en unidades de cuidados intensivos (UCI), si la mortalidad oscila entre el uno y el 5 %, habría unos 5.500 o 27.500 fallecidos, esto si tuviéramos el equipamiento y personal especializado requerido.

A pesar del aumento de contagiados y muertes diarias por covid-19, ya entramos al esquema de acordeón o “cuarentena inteligente” como la denomina el presidente Duque. Ojalá no lleguemos a lo que ha pasado en países prósperos como Italia, España, Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón, Rusia y está llegando Brasil, donde por falta de ventiladores mecánicos, han tenido que seleccionar a los enfermos de covid-19 que morirían o dejaban morir.

En modo alguno estoy censurando a nuestro presidente ni al de los otros países mencionados, a quienes les correspondió recurrir al tan tremendo drama bioético del ‘Principio del mayor bien’. En medicina, este principio dispone el deber de ofrecerle los recursos escasos a los enfermos que tengan mayor perspectiva clínica de beneficiarse por recibirlos. No cumplir este principio sería desperdiciar recursos y esfuerzos en momentos de extrema necesidad. Sé que esto va en contravía de algunas religiones, pero es la realidad a la que ha llevado la pandemia del covid-19.

En vista de que todavía no se dispone de un tratamiento efectivo contra el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que produce (COVID-19, sigla inglesa de Coronavirus Disease 2019), tampoco de la producción de una vacuna preventiva. Por lo menos debemos confiar en que se tenga el interés y el esmero, tanto de los empresarios como de los trabajadores, en el cumplimiento de los protocolos. Es decir, las empresas entregando los elementos de protección personal y los trabajadores usándolos debidamente.

A las autoridades se les reclama gobernanza transparente, que por favor no aprovechen la Emergencia Sanitaria, tampoco el Estado de Emergencia Económica para obtener beneficios particulares. Si no son cumplidas a cabalidad, poco o nada vale tantos sacrificios.

Columnista
14 mayo, 2020

Notas sobre la reactivación económica

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

La pandemia por covid-19 ha generado enorme presión a los gobernantes de casi todos los países, especialmente en aquellos donde hay gran polarización, más que todo por ideologías. Lamentablemente, en tal escenario, nuestro país sobresale ampliamente. En algunos países la pandemia no ha paralizado la economía. En esos países sus gobernantes han facilitado los elementos […]


La pandemia por covid-19 ha generado enorme presión a los gobernantes de casi todos los países, especialmente en aquellos donde hay gran polarización, más que todo por ideologías. Lamentablemente, en tal escenario, nuestro país sobresale ampliamente.

En algunos países la pandemia no ha paralizado la economía. En esos países sus gobernantes han facilitado los elementos de protección personal y reforzado las acciones de prevención del contagio, tales como los protocolos de trabajo y la dotación de lo necesario para la atención adecuada de los infectados por el nuevo coronavirus. Claro está, que en estos países prevalece la buena gobernación, la observancia de las normas establecidas, porque hay poca informalidad para la subsistencia de la vida.

Como tácitamente lo dije, en Colombia la situación es muy disímil al anterior contexto; en consecuencia, el presidente Duque ha reactivado la economía escalonadamente en medio de la pandemia, pues en nuestro país una cuarentena demasiado prolongada   podría ser más perjudicial que los efectos negativos de la pandemia, de la cual se ha dicho se podría extender hasta el 2025 y en ese lapso, según cálculos del Gobierno nacional, podrían ser 550.000  los pacientes de covid-19 que, en el país, necesitarían soporte ventilatorio en unidades de cuidados intensivos (UCI), si la mortalidad oscila entre el uno y el 5 %, habría unos 5.500 o 27.500 fallecidos, esto si tuviéramos el equipamiento y personal especializado requerido.

A pesar del aumento de contagiados y muertes diarias por covid-19, ya entramos al esquema de acordeón o “cuarentena inteligente” como la denomina el presidente Duque. Ojalá no lleguemos a lo que ha pasado en países prósperos como Italia, España, Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón, Rusia y está llegando Brasil, donde por falta de ventiladores mecánicos, han tenido que seleccionar a los enfermos de covid-19 que morirían o dejaban morir.

En modo alguno estoy censurando a nuestro presidente ni al de los otros países mencionados, a quienes les correspondió recurrir al tan tremendo drama bioético del ‘Principio del mayor bien’. En medicina, este principio dispone el deber de ofrecerle los recursos escasos a los enfermos que tengan mayor perspectiva clínica de beneficiarse por recibirlos. No cumplir este principio sería desperdiciar recursos y esfuerzos en momentos de extrema necesidad. Sé que esto va en contravía de algunas religiones, pero es la realidad a la que ha llevado la pandemia del covid-19.

En vista de que todavía no se dispone de un tratamiento efectivo contra el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que produce (COVID-19, sigla inglesa de Coronavirus Disease 2019), tampoco de la producción de una vacuna preventiva. Por lo menos debemos confiar en que se tenga el interés y el esmero, tanto de los empresarios como de los trabajadores, en el cumplimiento de los protocolos. Es decir, las empresas entregando los elementos de protección personal y los trabajadores usándolos debidamente.

A las autoridades se les reclama gobernanza transparente, que por favor no aprovechen la Emergencia Sanitaria, tampoco el Estado de Emergencia Económica para obtener beneficios particulares. Si no son cumplidas a cabalidad, poco o nada vale tantos sacrificios.