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Columnista - 11 agosto, 2022

“Nosotros no podemos fallar”

la orden del presidente Gustavo Petro de trasladar la espada de Simón Bolívar desde la Casa de Nariño a la Plaza de Bolívar, donde se posesionó, es evidencia obvia de liderazgo enérgico

La tenacidad, es una de las principales características, entre las tantas que identifican a los líderes extraordinarios. Se sobreentiende, que un gran líder debe tener un carácter recio, lógicamente, sin llegar a ser despiadado. 

En consecuencia, la orden del presidente Gustavo Petro de trasladar la espada de Simón Bolívar desde la Casa de Nariño a la Plaza de Bolívar, donde se posesionó, es evidencia obvia de liderazgo enérgico.

“Nosotros no podemos fallar”: así exhortó a sus ministros en la ceremonia de posesión, otra clara advertencia, de que todos los funcionarios a su disposición deben actuar con sumo esmero y temple, sin ignorar las otras iniciativas y sugerencias que tengan la intención de mejorar los proyectos de reformas que ha anunciado el nuevo gobierno, porque el mensaje de unidad nacional conlleva el propósito de acoger lo que le convenga a todos los colombianos y a nuestro país, que requiere  transformaciones estructurales que nos proporcionen bienestar colectivo y convivencia pacífica.  

No cabe duda alguna en que Gustavo Petro se ha preparado para gobernar a Colombia, país plagado de obstáculos, cuya mayoría son factores negativos, entre los cuales sobresalen los intereses particulares de por sí con una gama de amplísima variabilidad, situación muy enredadora de la gobernabilidad que, prácticamente, ha llevado a todos los gobernantes a un callejón sin salida con altísima polarización y enorme indiferencia, estos últimos, lamentablemente, se han aislados en burbujas para no saber la realidad que diariamente nos golpea, humilla y ajusticia abusivamente.

La visión y misión del presidente Gustavo Petro, son señales de que tiene la voluntad política de querer sacar al país de tal callejón, para que no sigamos con la violencia fratricida que hemos soportado durante seis décadas. No más ajusticiamientos extralegales ni asesinatos de policías y soldados por carteles o clanes de narcotráfico, tampoco por facciones subversivas ni por delincuentes comunes.

Es perentorio vigilar eficazmente el erario, poco o nada es útil el recaudo de impuestos si no hay un fuerte control que evite el desfalco de los recursos públicos. Es indispensable erradicar la paradoja de empequeñecer el Estado y enriquecerse a expensas de su fisco. 

Hay que extinguir la exclusión social y también las injusticias en todas sus índoles; en fin, hay que defender y conservar el Estado social de derecho. En este sentido de ideas, el nuevo presidente de la República de Colombia es enfático en que respetará su Constitución Política, por ende, es importante recordar que  el Artículo 2° de la mencionada norma de normas decreta que “Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Las autoridades de la república están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.”

Más de la mitad de los miembros del Congreso Nacional está apoyando al presidente Petro en su gestión gubernamental, su comportamiento ha sido apegado a la ley, incluso por encima de la proporción correspondiente; por ejemplo, en su gabinete ministerial ha designado 9 mujeres de los 18 que lo componen. Sin duda alguna, un comienzo extraordinario nunca visto.   

Columnista
11 agosto, 2022

“Nosotros no podemos fallar”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

la orden del presidente Gustavo Petro de trasladar la espada de Simón Bolívar desde la Casa de Nariño a la Plaza de Bolívar, donde se posesionó, es evidencia obvia de liderazgo enérgico


La tenacidad, es una de las principales características, entre las tantas que identifican a los líderes extraordinarios. Se sobreentiende, que un gran líder debe tener un carácter recio, lógicamente, sin llegar a ser despiadado. 

En consecuencia, la orden del presidente Gustavo Petro de trasladar la espada de Simón Bolívar desde la Casa de Nariño a la Plaza de Bolívar, donde se posesionó, es evidencia obvia de liderazgo enérgico.

“Nosotros no podemos fallar”: así exhortó a sus ministros en la ceremonia de posesión, otra clara advertencia, de que todos los funcionarios a su disposición deben actuar con sumo esmero y temple, sin ignorar las otras iniciativas y sugerencias que tengan la intención de mejorar los proyectos de reformas que ha anunciado el nuevo gobierno, porque el mensaje de unidad nacional conlleva el propósito de acoger lo que le convenga a todos los colombianos y a nuestro país, que requiere  transformaciones estructurales que nos proporcionen bienestar colectivo y convivencia pacífica.  

No cabe duda alguna en que Gustavo Petro se ha preparado para gobernar a Colombia, país plagado de obstáculos, cuya mayoría son factores negativos, entre los cuales sobresalen los intereses particulares de por sí con una gama de amplísima variabilidad, situación muy enredadora de la gobernabilidad que, prácticamente, ha llevado a todos los gobernantes a un callejón sin salida con altísima polarización y enorme indiferencia, estos últimos, lamentablemente, se han aislados en burbujas para no saber la realidad que diariamente nos golpea, humilla y ajusticia abusivamente.

La visión y misión del presidente Gustavo Petro, son señales de que tiene la voluntad política de querer sacar al país de tal callejón, para que no sigamos con la violencia fratricida que hemos soportado durante seis décadas. No más ajusticiamientos extralegales ni asesinatos de policías y soldados por carteles o clanes de narcotráfico, tampoco por facciones subversivas ni por delincuentes comunes.

Es perentorio vigilar eficazmente el erario, poco o nada es útil el recaudo de impuestos si no hay un fuerte control que evite el desfalco de los recursos públicos. Es indispensable erradicar la paradoja de empequeñecer el Estado y enriquecerse a expensas de su fisco. 

Hay que extinguir la exclusión social y también las injusticias en todas sus índoles; en fin, hay que defender y conservar el Estado social de derecho. En este sentido de ideas, el nuevo presidente de la República de Colombia es enfático en que respetará su Constitución Política, por ende, es importante recordar que  el Artículo 2° de la mencionada norma de normas decreta que “Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Las autoridades de la república están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.”

Más de la mitad de los miembros del Congreso Nacional está apoyando al presidente Petro en su gestión gubernamental, su comportamiento ha sido apegado a la ley, incluso por encima de la proporción correspondiente; por ejemplo, en su gabinete ministerial ha designado 9 mujeres de los 18 que lo componen. Sin duda alguna, un comienzo extraordinario nunca visto.