Se realizó en Valledupar un evento sobre el conflicto y los acuerdos para la paz que se desarrolla en La Habana. La invitación que me hicieron para el certamen ‘Hacia el fin del conflicto’ en el Club Valledupar era para un foro y eso fue lo que no sucedió, a pesar de que en el […]
Se realizó en Valledupar un evento sobre el conflicto y los acuerdos para la paz que se desarrolla en La Habana.
La invitación que me hicieron para el certamen ‘Hacia el fin del conflicto’ en el Club Valledupar era para un foro y eso fue lo que no sucedió, a pesar de que en el escenario estuvieron el líder del equipo negociador Humberto De la Calle y el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo.
Los organizadores no supieron aprovechar el momento para debatir los acuerdos. Esta oportunidad histórica no sucederá otra vez. Los cesarenses y la región requerían mayor participación, porque se vislumbran temas delicados en el posconflicto.
Es que el fin del conflicto implica iniciar esa transición hacia el posconflicto y en esta última parte el país no podrá improvisar, falta una comunicación coherente y significativa entre el presidente Santos, los gobernadores y alcaldes del país y noto que no hay una articulación sistemática entre las instituciones del Estado.
Presidente, gobernadores y alcaldes tendrán que tener una misma orientación política y filosófica; deben hablar el mismo lenguaje, porque como lo han dicho muchos académicos: ‘este no es un problema de un Partido Político’ y la democracia se construye en medio del disenso, no imponiendo voluntades.
En ese sentido se le recomienda al gobernador del Cesar, Franco Ovalle Angarita, que su discurso sea más proactivo, que su administración direccione su atención para el municipio de La Paz en donde se asentará un grueso grupo de las Farc, para llegar con soluciones y controles.
Él mismo Gobernador recordó que hay por lo menos -mal contadas- 430 mil víctimas en el Cesar, algo así como el 40 % de la población.
En este terreno de la integralidad tendrán que moverse los jefes de las Farc y sus subalternos, para controlar sus fuerzas en cuanto al respeto y al cumplimiento de lo pactado, para que cumplan lo firmado con el Gobierno. Las Farc no podrán volver a la época de la barbarie ni las zonas de ubicación podrán servir para delinquir. Tampoco la fuerza pública podrá participar ni colaborar en otro exterminio humano como el ocurrido a los miembros de la Unión Patriótica.
Además, el discurso de cada uno de los actores deberá tener no solo coherencia y unidad, tendrán que integrarle tolerancia y sobre todo acatamiento para los colombianos quienes durante décadas han visto caer asesinados a sus hijos y a sus seres queridos.
En fin, los organizadores del evento malgastaron tiempo en discursos insulsos; sin embargo, la alcaldesa de La Paz, Andrea Ovalle, en un fogoso discurso clamó por acabar con la exclusión y la corrupción y sentenció: “el fin del conflicto no debe dejar la puerta abierta para que comience otro conflicto” y reclamando una “ruta” para el posconflicto llamó la atención del Gobierno en cuanto a la falta de enlaces comunicativos.
Lo otro es que a muchos no les caló la fogosidad del abrazo conciliador entre el hijo de ‘Jorge 40’ y el hermano de ‘Simón Trinidad’. Se alegó que ellos no encajan entre víctimas ni victimarios.
Al final quedaron en las entrañas de los asistentes las palabras del hoy director de la Unidad de Víctimas, Alan Jara, quien no duda en la firma de la Paz “porque uno no quiere que le pase a otro lo que me pasó a mí”, quien durmió 2.760 noches encadenados (con grillos en su nuca y atado) durante su secuestro por las Farc. Hasta la próxima semana.
Se realizó en Valledupar un evento sobre el conflicto y los acuerdos para la paz que se desarrolla en La Habana. La invitación que me hicieron para el certamen ‘Hacia el fin del conflicto’ en el Club Valledupar era para un foro y eso fue lo que no sucedió, a pesar de que en el […]
Se realizó en Valledupar un evento sobre el conflicto y los acuerdos para la paz que se desarrolla en La Habana.
La invitación que me hicieron para el certamen ‘Hacia el fin del conflicto’ en el Club Valledupar era para un foro y eso fue lo que no sucedió, a pesar de que en el escenario estuvieron el líder del equipo negociador Humberto De la Calle y el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo.
Los organizadores no supieron aprovechar el momento para debatir los acuerdos. Esta oportunidad histórica no sucederá otra vez. Los cesarenses y la región requerían mayor participación, porque se vislumbran temas delicados en el posconflicto.
Es que el fin del conflicto implica iniciar esa transición hacia el posconflicto y en esta última parte el país no podrá improvisar, falta una comunicación coherente y significativa entre el presidente Santos, los gobernadores y alcaldes del país y noto que no hay una articulación sistemática entre las instituciones del Estado.
Presidente, gobernadores y alcaldes tendrán que tener una misma orientación política y filosófica; deben hablar el mismo lenguaje, porque como lo han dicho muchos académicos: ‘este no es un problema de un Partido Político’ y la democracia se construye en medio del disenso, no imponiendo voluntades.
En ese sentido se le recomienda al gobernador del Cesar, Franco Ovalle Angarita, que su discurso sea más proactivo, que su administración direccione su atención para el municipio de La Paz en donde se asentará un grueso grupo de las Farc, para llegar con soluciones y controles.
Él mismo Gobernador recordó que hay por lo menos -mal contadas- 430 mil víctimas en el Cesar, algo así como el 40 % de la población.
En este terreno de la integralidad tendrán que moverse los jefes de las Farc y sus subalternos, para controlar sus fuerzas en cuanto al respeto y al cumplimiento de lo pactado, para que cumplan lo firmado con el Gobierno. Las Farc no podrán volver a la época de la barbarie ni las zonas de ubicación podrán servir para delinquir. Tampoco la fuerza pública podrá participar ni colaborar en otro exterminio humano como el ocurrido a los miembros de la Unión Patriótica.
Además, el discurso de cada uno de los actores deberá tener no solo coherencia y unidad, tendrán que integrarle tolerancia y sobre todo acatamiento para los colombianos quienes durante décadas han visto caer asesinados a sus hijos y a sus seres queridos.
En fin, los organizadores del evento malgastaron tiempo en discursos insulsos; sin embargo, la alcaldesa de La Paz, Andrea Ovalle, en un fogoso discurso clamó por acabar con la exclusión y la corrupción y sentenció: “el fin del conflicto no debe dejar la puerta abierta para que comience otro conflicto” y reclamando una “ruta” para el posconflicto llamó la atención del Gobierno en cuanto a la falta de enlaces comunicativos.
Lo otro es que a muchos no les caló la fogosidad del abrazo conciliador entre el hijo de ‘Jorge 40’ y el hermano de ‘Simón Trinidad’. Se alegó que ellos no encajan entre víctimas ni victimarios.
Al final quedaron en las entrañas de los asistentes las palabras del hoy director de la Unidad de Víctimas, Alan Jara, quien no duda en la firma de la Paz “porque uno no quiere que le pase a otro lo que me pasó a mí”, quien durmió 2.760 noches encadenados (con grillos en su nuca y atado) durante su secuestro por las Farc. Hasta la próxima semana.