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Columnista - 12 agosto, 2016

No voy a Patillal

Esta columna la hubiese podido titular más bien “me voy pa’ Patillal “y en contraposición al gran Armando Zabaleta cuanto le cantó a ese pueblo por la temprana partida de su amigo Fredy Molina, pudiese estar cantando: “Me voy pa’ patillal porque me embarga la alegría, al ver que en ese pueblo van a homenajear […]

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Esta columna la hubiese podido titular más bien “me voy pa’ Patillal “y en contraposición al gran Armando Zabaleta cuanto le cantó a ese pueblo por la temprana partida de su amigo Fredy Molina, pudiese estar cantando:
“Me voy pa’ patillal porque me embarga la alegría, al ver que en ese pueblo van a homenajear a un amigo mío”.

Por estos días me he llenado de orgullo y alegría cuando me entero de la noticia de que la edición 28 del Festival Tierra de Compositores de Patillal, Cesar, se hará en homenaje a mi compañero de estudios en el insigne Colegio Loperena y gran amigo de vieja data, Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, quien no necesita de presentación alguna, por su obra majestuosa dentro de la musica nuestra, y quien tiene hace rato ubicado un pedestal de honor entre los más grandes acordeoneros de la historia del vallenato.

Se me estaba volviendo costumbre pasar la fiesta más importante para nosotros los católicos en esa hermosa población de Patillal; llevo varios años concursando en el Festival Tierra de Compositores, que se efectúa precisamente los 24 y 25 de diciembre; sin embargo, este año anuncio que no cruzaré el río Badillo en Navidad, con algo de tristeza por no poder acompañar al amigo en su homenaje y voy a contarles la razón.

Patillal, como lo anuncia certeramente el nombre del festival, es sin duda alguna tierra de compositores. Estoy completamente seguro de que no existe en Colombia otro pueblo que los supere en porcentaje de cantautores por número de habitantes, pero eso no es suficiente para que los organizadores del histórico y hermoso festival que realizan cada año en esa fecha tan emblemática, vivan convencidos de que en la final del concurso de canción inédita deben estar solo los patillaleros y si se les llega a colar algún foráneo, hay que asegurarse de que por bien que le vaya, no supere un tercer lugar.

Son muchos los compositores a los que les he escuchado: yo no voy a participar a Patillal porque en ese pueblo son muy localistas en el concurso de la canción inédita, y sacrificar una fecha tan especial, que la mayoría de mortales la quiere pasar en familia a sabiendas de que por muy buena que sea la canción allá no pasa nada con ella, no tiene sentido alguno.

Es cierto que uno de los objetivos y fines por los que se hacen estos festivales de pueblos, es para impulsar a los prospectos nativos; pero no le hace ningún bien al evento el hecho de que de antemano los foráneos sepan que, por muy buena que sea su canción, solo llegará a la semifinal.

La inversión que hace un compositor para tener una participación decorosa en un festival, es importante; hay que pagarles a los músicos acompañantes, cubrirle los viáticos y demás; en general no es fácil ni viable concursar en esas condiciones; por eso este año, con el dolor del alma “No voy a Patillal”.

Columnista
12 agosto, 2016

No voy a Patillal

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Esta columna la hubiese podido titular más bien “me voy pa’ Patillal “y en contraposición al gran Armando Zabaleta cuanto le cantó a ese pueblo por la temprana partida de su amigo Fredy Molina, pudiese estar cantando: “Me voy pa’ patillal porque me embarga la alegría, al ver que en ese pueblo van a homenajear […]


Esta columna la hubiese podido titular más bien “me voy pa’ Patillal “y en contraposición al gran Armando Zabaleta cuanto le cantó a ese pueblo por la temprana partida de su amigo Fredy Molina, pudiese estar cantando:
“Me voy pa’ patillal porque me embarga la alegría, al ver que en ese pueblo van a homenajear a un amigo mío”.

Por estos días me he llenado de orgullo y alegría cuando me entero de la noticia de que la edición 28 del Festival Tierra de Compositores de Patillal, Cesar, se hará en homenaje a mi compañero de estudios en el insigne Colegio Loperena y gran amigo de vieja data, Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, quien no necesita de presentación alguna, por su obra majestuosa dentro de la musica nuestra, y quien tiene hace rato ubicado un pedestal de honor entre los más grandes acordeoneros de la historia del vallenato.

Se me estaba volviendo costumbre pasar la fiesta más importante para nosotros los católicos en esa hermosa población de Patillal; llevo varios años concursando en el Festival Tierra de Compositores, que se efectúa precisamente los 24 y 25 de diciembre; sin embargo, este año anuncio que no cruzaré el río Badillo en Navidad, con algo de tristeza por no poder acompañar al amigo en su homenaje y voy a contarles la razón.

Patillal, como lo anuncia certeramente el nombre del festival, es sin duda alguna tierra de compositores. Estoy completamente seguro de que no existe en Colombia otro pueblo que los supere en porcentaje de cantautores por número de habitantes, pero eso no es suficiente para que los organizadores del histórico y hermoso festival que realizan cada año en esa fecha tan emblemática, vivan convencidos de que en la final del concurso de canción inédita deben estar solo los patillaleros y si se les llega a colar algún foráneo, hay que asegurarse de que por bien que le vaya, no supere un tercer lugar.

Son muchos los compositores a los que les he escuchado: yo no voy a participar a Patillal porque en ese pueblo son muy localistas en el concurso de la canción inédita, y sacrificar una fecha tan especial, que la mayoría de mortales la quiere pasar en familia a sabiendas de que por muy buena que sea la canción allá no pasa nada con ella, no tiene sentido alguno.

Es cierto que uno de los objetivos y fines por los que se hacen estos festivales de pueblos, es para impulsar a los prospectos nativos; pero no le hace ningún bien al evento el hecho de que de antemano los foráneos sepan que, por muy buena que sea su canción, solo llegará a la semifinal.

La inversión que hace un compositor para tener una participación decorosa en un festival, es importante; hay que pagarles a los músicos acompañantes, cubrirle los viáticos y demás; en general no es fácil ni viable concursar en esas condiciones; por eso este año, con el dolor del alma “No voy a Patillal”.