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Columnista - 29 agosto, 2024

No son especulaciones

No son especulaciones mías, tal como lo ha sostenido alguien, quizás por defender sus intereses, sino una realidad y si no se toman medidas preventivas, de pronto, ojalá Dios quiera que no, suframos en carne propia los efectos de esa delincuencia.

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La cosa está fea, pasó de gris a negro, está pelúa, pues al ritmo que va, voy a tener que abstenerme de ir a La Paz, pueblo de mis amores donde tuve y tengo tantos amigos, los mejores, entre ellos El Negro Morón, Álvaro Olivella Araújo, mi compadre Ubaldo Torres, El Nene y Gabelo Oñate; donde en la hermosa casa de don Pedro Olivella tenía pieza y llave para llegar a dormir a la hora que me diera la gana; allá me deleito comiéndome una rica almojábana marca “Alicia”, con un delicioso tinto donde mi querida cuñada Edda Rosa o en la tradicional casa de la familia de Luisa Oñate, donde llego como si fuera mía o voy donde “Luquita Gnecco” a degustar los mejores pastelitos o a consumir unas arepuelas que no tienen igual, al igual que el arroz de cerdo donde El Flaco; donde Edulfo a despacharme con el mejor pollo frito del mundo completándolo con un sancocho de mondongo, no cayos a la madrileña donde María a beber un agua de maíz requetehelada con una arepa de queso y en la tarde un vaso de peto blanco como una perla donde la Vieja Julia o a los “fritos”, como llama el célebre Jubalito a todos sus productos, especialmente los dedones, llamados deditos elaborados con queso especial y fina harina. 

En fin, todo eso se va a acabar y no son especulaciones mías, estamos ante una realidad que no se puede ignorar: en menos de 20 días en la nueva y cómoda vía La Pepe Castro han atracado y robado los carros a mi sobrino Erwin Aroca, una Mercedes nuevecita cuando regresaba del sepelio de mi querida cuñada Fanny Morón Oñate, a la doctora Gloria Áñez, hermana del exdiputado doctor Hilario Añez, la despojaron de su camioneta Patrol también nueva, lo mismo que le sucedió al señor René Cogollo, a quien dejaron a pie, pues su lujosa Nissan se la llevaron como si fuera de ellos, esto sin contar con los atracos menores que son el pan de cada día y para rematar asaltaron los talleres de la maquinaria utilizada en la construcción de la segunda parte que pondrá a La Paz tan cerca del Valle que definitivamente será esta población un sitio ideal para vivir, siempre y cuando no siga creciendo este pulpo delincuencial que hoy la azota inmisericormente.

No son especulaciones mías, tal como lo ha sostenido alguien, quizás por defender sus intereses, sino una realidad y si no se toman medidas preventivas, de pronto, ojalá Dios quiera que no, suframos en carne propia los efectos de esa delincuencia.

Señor comandante de la Policía, desde esta columna le hago un llamado muy respetuoso para que le brinde protección a los que transitan por esa vía y mande a sus hombres que la recorran en sus motos, que son bastantes, y si es posible se instale un puesto de control; además señores alcaldes del Valle y La Paz, es urgente e inaplazable iluminarla, pues da miedo transitar en ella de noche y los bandidos aprovechan esa situación para despojar de sus haberes a los que por ahí transitan, tal como está sucediendo en el momento.

No entiendo, no lo creo, es un imposible que sea verdad, que ahora la Policía no pueda salir de las zonas urbanas, pues de pronto se encuentran con la guerrilla y los secuestran y no pueden hacer nada porque tienen la orden de no agredir a los elenos y faruchos.

Mi más sentidas condolencias a la familia García Baute, especialmente a mi gran amigo y condiscípulo Chema García, su esposo, a sus hijas y a su hermana mi querida Luisa, esposa de mi primo Enrique por el dolor que los embarga por la muerte de Lesbia; ella fue una mujer muy importante, que contribuyó al desarrollo y embellecimiento de esta ciudad cuando como gerente del Inscredial construyó los barrios Sicarare y Guatapurí y además fue un gendarme permanente del bienestar y tranquilidad de su Valle querido. ¡Paz en su tumba!   

Por: José Manuel Aponte Martínez.

Columnista
29 agosto, 2024

No son especulaciones

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

No son especulaciones mías, tal como lo ha sostenido alguien, quizás por defender sus intereses, sino una realidad y si no se toman medidas preventivas, de pronto, ojalá Dios quiera que no, suframos en carne propia los efectos de esa delincuencia.


La cosa está fea, pasó de gris a negro, está pelúa, pues al ritmo que va, voy a tener que abstenerme de ir a La Paz, pueblo de mis amores donde tuve y tengo tantos amigos, los mejores, entre ellos El Negro Morón, Álvaro Olivella Araújo, mi compadre Ubaldo Torres, El Nene y Gabelo Oñate; donde en la hermosa casa de don Pedro Olivella tenía pieza y llave para llegar a dormir a la hora que me diera la gana; allá me deleito comiéndome una rica almojábana marca “Alicia”, con un delicioso tinto donde mi querida cuñada Edda Rosa o en la tradicional casa de la familia de Luisa Oñate, donde llego como si fuera mía o voy donde “Luquita Gnecco” a degustar los mejores pastelitos o a consumir unas arepuelas que no tienen igual, al igual que el arroz de cerdo donde El Flaco; donde Edulfo a despacharme con el mejor pollo frito del mundo completándolo con un sancocho de mondongo, no cayos a la madrileña donde María a beber un agua de maíz requetehelada con una arepa de queso y en la tarde un vaso de peto blanco como una perla donde la Vieja Julia o a los “fritos”, como llama el célebre Jubalito a todos sus productos, especialmente los dedones, llamados deditos elaborados con queso especial y fina harina. 

En fin, todo eso se va a acabar y no son especulaciones mías, estamos ante una realidad que no se puede ignorar: en menos de 20 días en la nueva y cómoda vía La Pepe Castro han atracado y robado los carros a mi sobrino Erwin Aroca, una Mercedes nuevecita cuando regresaba del sepelio de mi querida cuñada Fanny Morón Oñate, a la doctora Gloria Áñez, hermana del exdiputado doctor Hilario Añez, la despojaron de su camioneta Patrol también nueva, lo mismo que le sucedió al señor René Cogollo, a quien dejaron a pie, pues su lujosa Nissan se la llevaron como si fuera de ellos, esto sin contar con los atracos menores que son el pan de cada día y para rematar asaltaron los talleres de la maquinaria utilizada en la construcción de la segunda parte que pondrá a La Paz tan cerca del Valle que definitivamente será esta población un sitio ideal para vivir, siempre y cuando no siga creciendo este pulpo delincuencial que hoy la azota inmisericormente.

No son especulaciones mías, tal como lo ha sostenido alguien, quizás por defender sus intereses, sino una realidad y si no se toman medidas preventivas, de pronto, ojalá Dios quiera que no, suframos en carne propia los efectos de esa delincuencia.

Señor comandante de la Policía, desde esta columna le hago un llamado muy respetuoso para que le brinde protección a los que transitan por esa vía y mande a sus hombres que la recorran en sus motos, que son bastantes, y si es posible se instale un puesto de control; además señores alcaldes del Valle y La Paz, es urgente e inaplazable iluminarla, pues da miedo transitar en ella de noche y los bandidos aprovechan esa situación para despojar de sus haberes a los que por ahí transitan, tal como está sucediendo en el momento.

No entiendo, no lo creo, es un imposible que sea verdad, que ahora la Policía no pueda salir de las zonas urbanas, pues de pronto se encuentran con la guerrilla y los secuestran y no pueden hacer nada porque tienen la orden de no agredir a los elenos y faruchos.

Mi más sentidas condolencias a la familia García Baute, especialmente a mi gran amigo y condiscípulo Chema García, su esposo, a sus hijas y a su hermana mi querida Luisa, esposa de mi primo Enrique por el dolor que los embarga por la muerte de Lesbia; ella fue una mujer muy importante, que contribuyó al desarrollo y embellecimiento de esta ciudad cuando como gerente del Inscredial construyó los barrios Sicarare y Guatapurí y además fue un gendarme permanente del bienestar y tranquilidad de su Valle querido. ¡Paz en su tumba!   

Por: José Manuel Aponte Martínez.