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Editorial - 1 diciembre, 2020

No solo hay obras inconclusas, también procesos inconclusos

Hace cinco años la organización de las Naciones Unidas, a través del agente de la cultura y patrimonio, la Unesco, declaró a la música vallenata tradicional del Magdalena Grande como patrimonio inmaterial en necesidad urgente de salvaguardia. ¿Qué se hizo, qué sigue? En nuestras páginas, el gestor cultural Carlos Llanos, en escrito que igual de claro es controversial, expone un testimonio para que se implemente el Plan Especial de Salvaguardia, PES.

Hace cinco años la organización de las Naciones Unidas, a través del agente de la cultura y patrimonio, la Unesco, declaró a la música vallenata tradicional del Magdalena Grande como patrimonio inmaterial en necesidad urgente de salvaguardia. ¿Qué se hizo, qué sigue? En nuestras páginas, el gestor cultural Carlos Llanos, en escrito que igual de claro es controversial, expone un testimonio para que se implemente el Plan Especial de Salvaguardia, PES.

Ese instrumento está ahí, podría incluso ser mejorado, pero es una base para continuar la brega, que, por lo visto, demandó no pocos esfuerzos y coordinaciones. Fue un documento que sirvió de argumento en el trámite ante la Unesco, y fue aprobado mediante resolución del Ministerio en el año 2014.

Parecería que el cambio de ministras de cultura, de Paula Marcela Moreno a Mariana Garcés, y los de las respectivas dependencias de Patrimonio, habrían producido un giro, y se le dio a una entidad de la costa, como el Observatorio del Caribe, lo que podía hacerse, con la artesana dedicación, conocimiento y pasión de la gente de este territorio del Magdalena Grande: Magdalena, Cesar y La Guajira, que vio nacer esa música de acordeón y cantos que a principios de los años 50 alguien llamó vallenatos. (Magdalena fue, mucho antes, la circunscripción estatal que en la Gran Colombia e inicios de la Nueva Granada, incluía a Ocaña, Mompox, Santa Marta, Cartagena, Tenerife, Tamalameque, Chiriguaná y Puerto Real, al sur, hoy Gamarra, y del acordeón no se tenia ningún conocimiento hasta finales del siglo XIX).

Hay otra declaración reciente, la de Valledupar Ciudad Creativa, que también tiene la rúbrica de La Unesco; llamamos también a su desarrrollo. Tenemos el temor de que no se pase más que de declaraciones y declaraciones. En el epílogo del mandato de Tuto Uhía se le metió la ficha y el presidente Duque, en su luna de miel con Valledupar y su mundo musical, y en el afán de mostrar las bondades de la economía Naranja, dio un apoyo inconmensurable.

Pero tenemos hoy la tarea de evaluar con ánimo autocrítico, a veces duro; a veces con la vehemencia y frustración, que expone Llanos, del protagonista de la novela que no pudo exhibirse. No puede ser que el proceso del vallenato quede ahí. Debe aclararse si la Fundación del Festival ha puesto palos en la rueda o ha habido dificultades de comunicación, egos y celos, que es el peor de los males de nuestro ser. Y podría explicar que no se sienta doliente de ese reconocimiento. No podemos pensar que como yo no lo hice o trabajé, lo que podría verse del grupo que trabajó el PES, o del pasado alcalde, que impulsó la declaración de Ciudad Creativa, ahora los llamados a continuar y revivir las buenas iniciativas no lo hagan.

No podemos además de ser campeones de obras inconclusas convertirnos en los de los procesos inconclusos.

RECONOCIMIENTO AL ALCALDE MELLO CASTRO

Si fue maravilloso el concierto de Silvestre es justo reconocer que contra los malos presagios, que el agua, que el río, que la aglomeración, que esto, que aquello, la Alcaldía le dio un buen manejo a su organización.

Editorial
1 diciembre, 2020

No solo hay obras inconclusas, también procesos inconclusos

Hace cinco años la organización de las Naciones Unidas, a través del agente de la cultura y patrimonio, la Unesco, declaró a la música vallenata tradicional del Magdalena Grande como patrimonio inmaterial en necesidad urgente de salvaguardia. ¿Qué se hizo, qué sigue? En nuestras páginas, el gestor cultural Carlos Llanos, en escrito que igual de claro es controversial, expone un testimonio para que se implemente el Plan Especial de Salvaguardia, PES.


Hace cinco años la organización de las Naciones Unidas, a través del agente de la cultura y patrimonio, la Unesco, declaró a la música vallenata tradicional del Magdalena Grande como patrimonio inmaterial en necesidad urgente de salvaguardia. ¿Qué se hizo, qué sigue? En nuestras páginas, el gestor cultural Carlos Llanos, en escrito que igual de claro es controversial, expone un testimonio para que se implemente el Plan Especial de Salvaguardia, PES.

Ese instrumento está ahí, podría incluso ser mejorado, pero es una base para continuar la brega, que, por lo visto, demandó no pocos esfuerzos y coordinaciones. Fue un documento que sirvió de argumento en el trámite ante la Unesco, y fue aprobado mediante resolución del Ministerio en el año 2014.

Parecería que el cambio de ministras de cultura, de Paula Marcela Moreno a Mariana Garcés, y los de las respectivas dependencias de Patrimonio, habrían producido un giro, y se le dio a una entidad de la costa, como el Observatorio del Caribe, lo que podía hacerse, con la artesana dedicación, conocimiento y pasión de la gente de este territorio del Magdalena Grande: Magdalena, Cesar y La Guajira, que vio nacer esa música de acordeón y cantos que a principios de los años 50 alguien llamó vallenatos. (Magdalena fue, mucho antes, la circunscripción estatal que en la Gran Colombia e inicios de la Nueva Granada, incluía a Ocaña, Mompox, Santa Marta, Cartagena, Tenerife, Tamalameque, Chiriguaná y Puerto Real, al sur, hoy Gamarra, y del acordeón no se tenia ningún conocimiento hasta finales del siglo XIX).

Hay otra declaración reciente, la de Valledupar Ciudad Creativa, que también tiene la rúbrica de La Unesco; llamamos también a su desarrrollo. Tenemos el temor de que no se pase más que de declaraciones y declaraciones. En el epílogo del mandato de Tuto Uhía se le metió la ficha y el presidente Duque, en su luna de miel con Valledupar y su mundo musical, y en el afán de mostrar las bondades de la economía Naranja, dio un apoyo inconmensurable.

Pero tenemos hoy la tarea de evaluar con ánimo autocrítico, a veces duro; a veces con la vehemencia y frustración, que expone Llanos, del protagonista de la novela que no pudo exhibirse. No puede ser que el proceso del vallenato quede ahí. Debe aclararse si la Fundación del Festival ha puesto palos en la rueda o ha habido dificultades de comunicación, egos y celos, que es el peor de los males de nuestro ser. Y podría explicar que no se sienta doliente de ese reconocimiento. No podemos pensar que como yo no lo hice o trabajé, lo que podría verse del grupo que trabajó el PES, o del pasado alcalde, que impulsó la declaración de Ciudad Creativa, ahora los llamados a continuar y revivir las buenas iniciativas no lo hagan.

No podemos además de ser campeones de obras inconclusas convertirnos en los de los procesos inconclusos.

RECONOCIMIENTO AL ALCALDE MELLO CASTRO

Si fue maravilloso el concierto de Silvestre es justo reconocer que contra los malos presagios, que el agua, que el río, que la aglomeración, que esto, que aquello, la Alcaldía le dio un buen manejo a su organización.