Los rápidos y efectivos resultados de la investigación judicial por el cruel asesinato del joven ganadero vallenato, Juan Felipe Ustáriz González, ha generado enorme regocijo social, no solo en la ciudad de Valledupar, sino en todo el país. Esta contundente celeridad y eficacia, le ha endosado reconocimiento a la policía y demás autoridades encargadas de […]
Los rápidos y efectivos resultados de la investigación judicial por el cruel asesinato del joven ganadero vallenato, Juan Felipe Ustáriz González, ha generado enorme regocijo social, no solo en la ciudad de Valledupar, sino en todo el país.
Esta contundente celeridad y eficacia, le ha endosado reconocimiento a la policía y demás autoridades encargadas de brindarle seguridad a la gente que habita todo el territorio nacional. Meritoria actuación que motiva, reitero, a creer en los miembros de la fuerza pública, en quienes se desconfía por sus habituales involucramientos en actos delictivos.
La esperanza de la sociedad decente es que ojalá las altas autoridades se comprometan en aplicar justicia como debe ser: imparcial y rigurosa. Ya que, con este desempeño judicial, por lo menos se disminuiría la aplicación de justicia por mano propia, tan usual en nuestro país.
En realidad, es deplorable la incisiva petición de que el gobierno permita el uso personal de armas, con el pretextó de que la gente se pueda proteger de los delincuentes. Tal solicitud es crasa insensatez, que la buena ciudadanía debe rechazar con suma firmeza, lo contrario es promoción de la criminalidad que tantos desmanes y odios ha provocado en la población colombiana.
Lo más grave es que hay personas que gozan aplicando justicia con sus propias manos. A tales personas las vemos a menudo en los medios de comunicación, sobre todo en las redes sociales. ¡Lamentable tanta injusticia! Porque la verdad, nada justifica tanta barbaridad, cometida con la complacencia de una muchedumbre azuzando monstruosidades similares a la irracionalidad.
A propósito de tantos desmanes y odios, pareciera que estamos lejos al menos de amainarlos, mientras en el país persista la recalcitrante polarización política, que no admite reconciliación y tampoco convivencia pacífica, siquiera como la vivida en Europa occidental o por lo menos la convivida en Costa Rica, pequeño país de Centroamérica que nos queda más cercano, para no hacer comparación con países que han adquirido cultura de paz a través de muchos y extensos conflictos.
Da grima ver como estamos perdiendo la oportunidad de vivir con mayor tranquilidad, porque si bien es cierto que la guerrilla marxista le ha producido mucho daño a nuestro país y que no ha declinado la búsqueda del poder, también con ideología no radical se puede conservar el dominio gubernamental, y la negociación política de la guerra por la paz es lo más conveniente, pero otros defiende sus intereses particulares.
Los rápidos y efectivos resultados de la investigación judicial por el cruel asesinato del joven ganadero vallenato, Juan Felipe Ustáriz González, ha generado enorme regocijo social, no solo en la ciudad de Valledupar, sino en todo el país. Esta contundente celeridad y eficacia, le ha endosado reconocimiento a la policía y demás autoridades encargadas de […]
Los rápidos y efectivos resultados de la investigación judicial por el cruel asesinato del joven ganadero vallenato, Juan Felipe Ustáriz González, ha generado enorme regocijo social, no solo en la ciudad de Valledupar, sino en todo el país.
Esta contundente celeridad y eficacia, le ha endosado reconocimiento a la policía y demás autoridades encargadas de brindarle seguridad a la gente que habita todo el territorio nacional. Meritoria actuación que motiva, reitero, a creer en los miembros de la fuerza pública, en quienes se desconfía por sus habituales involucramientos en actos delictivos.
La esperanza de la sociedad decente es que ojalá las altas autoridades se comprometan en aplicar justicia como debe ser: imparcial y rigurosa. Ya que, con este desempeño judicial, por lo menos se disminuiría la aplicación de justicia por mano propia, tan usual en nuestro país.
En realidad, es deplorable la incisiva petición de que el gobierno permita el uso personal de armas, con el pretextó de que la gente se pueda proteger de los delincuentes. Tal solicitud es crasa insensatez, que la buena ciudadanía debe rechazar con suma firmeza, lo contrario es promoción de la criminalidad que tantos desmanes y odios ha provocado en la población colombiana.
Lo más grave es que hay personas que gozan aplicando justicia con sus propias manos. A tales personas las vemos a menudo en los medios de comunicación, sobre todo en las redes sociales. ¡Lamentable tanta injusticia! Porque la verdad, nada justifica tanta barbaridad, cometida con la complacencia de una muchedumbre azuzando monstruosidades similares a la irracionalidad.
A propósito de tantos desmanes y odios, pareciera que estamos lejos al menos de amainarlos, mientras en el país persista la recalcitrante polarización política, que no admite reconciliación y tampoco convivencia pacífica, siquiera como la vivida en Europa occidental o por lo menos la convivida en Costa Rica, pequeño país de Centroamérica que nos queda más cercano, para no hacer comparación con países que han adquirido cultura de paz a través de muchos y extensos conflictos.
Da grima ver como estamos perdiendo la oportunidad de vivir con mayor tranquilidad, porque si bien es cierto que la guerrilla marxista le ha producido mucho daño a nuestro país y que no ha declinado la búsqueda del poder, también con ideología no radical se puede conservar el dominio gubernamental, y la negociación política de la guerra por la paz es lo más conveniente, pero otros defiende sus intereses particulares.