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Columnista - 23 octubre, 2011

No lo lea, no lo escuche, es perjudicial para la salud

Por: Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público [email protected] Creo que ya suficientemente se habrán dado cuenta que soy, por convicción íntima, bastante apático a participar en el tema de la política;  pero cuando la pluma y la palabra se utilizan de forma irresponsable dando cabida a la intolerancia y a la ofensa fácil y “olímpica”, […]

Por: Luis Rafael Nieto Pardo
Defensor público
[email protected]

Creo que ya suficientemente se habrán dado cuenta que soy, por convicción íntima, bastante apático a participar en el tema de la política;  pero cuando la pluma y la palabra se utilizan de forma irresponsable dando cabida a la intolerancia y a la ofensa fácil y “olímpica”, toca entonces reprobar al ofensor(a) y sobre todo hacerlo(a) caer en cuenta (si acaso lo logra) y sobre todo si usted está en patio ajeno, de que, quien tiene rabo de paja no se arrima a la candela, y quien tiene techo de vidrio no le tira piedras al vecino, tal y como de forma clara y categórica se la cantó Molina.

Y a propósito, quiero que quede bien claro, que con el ex – gobernador sólo me unen tres nexos de valor distinto a los del tinte político: 1) la fugaz amistad que tuve con su señor padre cuando llegué a esta hermosa tierra y a esta, mi segunda patria chica, por allá en los años 70, con pasaporte directo que me otorgara mi gran amigo y paisano el médico oftalmólogo Miguel Facio Lince, quien llegó a ser senador de la república y mantenía más limpia, franca y honesta amistad con el viejo Hernando; 2) la buena y franca amistad que me unió con desinteresado afecto y cariño a su señora madre, la Cacica, quien inclusive, apoyó y se puso la camiseta para sacar adelante una lista al concejo que encabezó su hermano y mi amigo Santa Mejía Araujo, en la cual fungí como suplente, y 3), una característica especial y particular que tenemos en común: el lunar de mechón blanco que tenemos en la parte alta de la entrecana cabellera.

Es por ello que, quien dudosamente se ufana de respaldar procesos de paz, posición que bien daría para considerarla tolerante, no puede llegar a utilizar los medios en un país que de manera ingenua le abrió sus puertas desde hace ya mucho tiempo, y dar cabida a la ofensa y a la calumnia de manera fácil;  pero sobre todo sin mostrar pruebas. Por favor, señora Salud, permítame recordarle, si es que aun no lo sabe, que Colombia es un País Social y Democrático de Derecho;  y por tanto, son sus autoridades, llámese Fiscalía y sus jueces, quienes investigan y deciden quién es o no es culpable.  Mientras ello así no suceda, tal y como se lo dijo Nandito, no se puede señalar ni condenar a nadie;  aparte de ello, nadie puede convertirse en un Catón Moral en nuestro país; sobre todo porque todos, sin excepción, tenemos pecados que confesar, así sean veniales.  Por todo lo anterior, y para cerrar el capítulo tan bochornoso propiciado por la ya no tan saludable cizañera, trascribamos y recordémosle apartes de un ensayo escrito hace algunos años en Vanguardia Liberal, por quien se registró como Antonio Acevedo Linares:

“Si pisoteamos las perspectivas del otro, no tenemos derecho a exigir que se nos respete la nuestra, este principio básico debe guiar los presupuestos sobre los que se asuma la tolerancia.  Si nuestra perspectiva es falsa debemos tener el suficiente coraje intelectual para abandonarla y decantarla en la perspectiva del otro y en el mundo de la cultura.  El conflicto que podría generar la confrontación de las perspectivas sólo puede ser atenuado también mediante la cultura.  La cultura es el hombre, su manera de pensar no autoritaria, sin agredir la perspectiva ganada por el otro, es esa realización y reconocimiento en el otro en tanto que el otro se realiza y se reconoce en mí.  La cultura es el espacio mental y físico que permite el encuentro de las diferentes maneras de concebir la vida.  Cultura es todo lo que nos acerca socialmente a la posibilidad de un encuentro para la tolerancia, el pluralismo y la libertad”.

Columnista
23 octubre, 2011

No lo lea, no lo escuche, es perjudicial para la salud

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Rafael Nieto Pardo

Por: Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público [email protected] Creo que ya suficientemente se habrán dado cuenta que soy, por convicción íntima, bastante apático a participar en el tema de la política;  pero cuando la pluma y la palabra se utilizan de forma irresponsable dando cabida a la intolerancia y a la ofensa fácil y “olímpica”, […]


Por: Luis Rafael Nieto Pardo
Defensor público
[email protected]

Creo que ya suficientemente se habrán dado cuenta que soy, por convicción íntima, bastante apático a participar en el tema de la política;  pero cuando la pluma y la palabra se utilizan de forma irresponsable dando cabida a la intolerancia y a la ofensa fácil y “olímpica”, toca entonces reprobar al ofensor(a) y sobre todo hacerlo(a) caer en cuenta (si acaso lo logra) y sobre todo si usted está en patio ajeno, de que, quien tiene rabo de paja no se arrima a la candela, y quien tiene techo de vidrio no le tira piedras al vecino, tal y como de forma clara y categórica se la cantó Molina.

Y a propósito, quiero que quede bien claro, que con el ex – gobernador sólo me unen tres nexos de valor distinto a los del tinte político: 1) la fugaz amistad que tuve con su señor padre cuando llegué a esta hermosa tierra y a esta, mi segunda patria chica, por allá en los años 70, con pasaporte directo que me otorgara mi gran amigo y paisano el médico oftalmólogo Miguel Facio Lince, quien llegó a ser senador de la república y mantenía más limpia, franca y honesta amistad con el viejo Hernando; 2) la buena y franca amistad que me unió con desinteresado afecto y cariño a su señora madre, la Cacica, quien inclusive, apoyó y se puso la camiseta para sacar adelante una lista al concejo que encabezó su hermano y mi amigo Santa Mejía Araujo, en la cual fungí como suplente, y 3), una característica especial y particular que tenemos en común: el lunar de mechón blanco que tenemos en la parte alta de la entrecana cabellera.

Es por ello que, quien dudosamente se ufana de respaldar procesos de paz, posición que bien daría para considerarla tolerante, no puede llegar a utilizar los medios en un país que de manera ingenua le abrió sus puertas desde hace ya mucho tiempo, y dar cabida a la ofensa y a la calumnia de manera fácil;  pero sobre todo sin mostrar pruebas. Por favor, señora Salud, permítame recordarle, si es que aun no lo sabe, que Colombia es un País Social y Democrático de Derecho;  y por tanto, son sus autoridades, llámese Fiscalía y sus jueces, quienes investigan y deciden quién es o no es culpable.  Mientras ello así no suceda, tal y como se lo dijo Nandito, no se puede señalar ni condenar a nadie;  aparte de ello, nadie puede convertirse en un Catón Moral en nuestro país; sobre todo porque todos, sin excepción, tenemos pecados que confesar, así sean veniales.  Por todo lo anterior, y para cerrar el capítulo tan bochornoso propiciado por la ya no tan saludable cizañera, trascribamos y recordémosle apartes de un ensayo escrito hace algunos años en Vanguardia Liberal, por quien se registró como Antonio Acevedo Linares:

“Si pisoteamos las perspectivas del otro, no tenemos derecho a exigir que se nos respete la nuestra, este principio básico debe guiar los presupuestos sobre los que se asuma la tolerancia.  Si nuestra perspectiva es falsa debemos tener el suficiente coraje intelectual para abandonarla y decantarla en la perspectiva del otro y en el mundo de la cultura.  El conflicto que podría generar la confrontación de las perspectivas sólo puede ser atenuado también mediante la cultura.  La cultura es el hombre, su manera de pensar no autoritaria, sin agredir la perspectiva ganada por el otro, es esa realización y reconocimiento en el otro en tanto que el otro se realiza y se reconoce en mí.  La cultura es el espacio mental y físico que permite el encuentro de las diferentes maneras de concebir la vida.  Cultura es todo lo que nos acerca socialmente a la posibilidad de un encuentro para la tolerancia, el pluralismo y la libertad”.