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Columnista - 27 noviembre, 2012

¡No le pegue a la negra!

Por: RODOLFO QUINTERO ROMERO ; Nunca imaginó el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo que el mundo lo olvidaría tan rápido y en cambio recordaría por siempre a las heroicas hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, víctimas de sus esbirros en 1960, al declarar la ONU el 25 de noviembre, fecha de su asesinato, día […]

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Por: RODOLFO QUINTERO ROMERO

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Nunca imaginó el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo que el mundo lo olvidaría tan rápido y en cambio recordaría por siempre a las heroicas hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, víctimas de sus esbirros en 1960, al declarar la ONU el 25 de noviembre, fecha de su asesinato, día internacional de la No violencia contra la Mujer.

Pero la violencia contra las mujeres no comenzó ese día. Hunde sus raíces en la histórica dominación patriarcal y llega hasta nuestro tiempo con fuerza inusitada a pesar de la abundante legislación para protegerlas y al cada vez más fuerte movimiento en defensa de sus derechos.

En Colombia, en el 2011 fueron asesinadas 1490 mujeres; es decir, cuatro diarias; y, a octubre de este año, ya van 932. Medicina Legal informa que para este mismo período han atendido a casi cincuenta mil mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, mientras que la policía reporta solo 8.131 capturas relacionadas con estos actos.

En el Cesar las cosas no son diferentes. Según la encuesta nacional de demografía y salud 2010 de Profamilia, el 32% de nuestras mujeres padece algún tipo de violencia física causada por su pareja y el 35%, el más alto de la región Caribe, ha sufrido amenazas del esposo o compañero. Las mujeres con lesiones, en nuestro Departamento, son las que, en la Costa, reciben menos información sobre las posibilidades de colocar una denuncia y en dónde hacerlo, dificultando su acceso a la justicia.

Suele ocurrir que la violencia intrafamiliar se considere un tema privado que se debe solucionar en el ámbito familiar, pero se trata de un problema público, de violación a los derechos humanos que debe ser atendido por la sociedad y por sus instituciones. Ese cuento de que la “ropa sucia se lava en casa” y que “en peleas de marido y mujer nadie se debe meter”, oculta la violencia intrafamiliar y genera impunidad.

Se necesita en el Cesar y Valledupar una política pública de equidad para la mujer, elaborada de manera participativa e incluyente,consultando con las propias mujeres sus necesidades y propuestas. Existen a nivel local y departamental organizaciones que hay que convocar para este ejercicio, en el entendido de que nadie sabe más sobre mujeres que las mujeres mismas.

Iniciativas locales como la campaña “Párala ya”, la Mesa interinstitucional de equidad de género, la futura creación de la Consejería Regional para la equidad de género, son meritorias y deben mantenerse. Pero se necesita más fortaleza institucional. Tanto el gobernador Monsalvo como el alcalde Socarrás pueden crear secretarías de la Mujer para desarrollar políticas y acciones permanentes que eliminen la brecha de discriminación e inequidad de la mujer en nuestra región.

Nunca antes habíamos tenido un gabinete municipal con un 70% de participación femenina; pero esto no garantiza que ellas promuevan sus derechos. Por ello es necesario capacitarlas en el conocimiento de las normas y políticas que las protegen. Igual aplica para todos los funcionarios públicos que tienen que implementar la legislación.

Sin embargo, quienes más necesitan de educación no son las mujeres sino los hombres. Necesitamos ser reeducados para superar nuestros imaginarios, visiones, valores y cultura machista que nos impiden entender que los hombres y mujeres tenemos iguales derechos. Así como hemos convertido en tabú no pegarle a nuestra madre debemos hacer lo propio con nuestra mujer, esposa, hermanas e hijas. No hay excusas, motivos ni razones que justifiquen la violencia contra la mujer.

Twitter: @rodoquinteromero

Columnista
27 noviembre, 2012

¡No le pegue a la negra!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodolfo Quintero Romero

Por: RODOLFO QUINTERO ROMERO ; Nunca imaginó el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo que el mundo lo olvidaría tan rápido y en cambio recordaría por siempre a las heroicas hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, víctimas de sus esbirros en 1960, al declarar la ONU el 25 de noviembre, fecha de su asesinato, día […]


Por: RODOLFO QUINTERO ROMERO

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Nunca imaginó el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo que el mundo lo olvidaría tan rápido y en cambio recordaría por siempre a las heroicas hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, víctimas de sus esbirros en 1960, al declarar la ONU el 25 de noviembre, fecha de su asesinato, día internacional de la No violencia contra la Mujer.

Pero la violencia contra las mujeres no comenzó ese día. Hunde sus raíces en la histórica dominación patriarcal y llega hasta nuestro tiempo con fuerza inusitada a pesar de la abundante legislación para protegerlas y al cada vez más fuerte movimiento en defensa de sus derechos.

En Colombia, en el 2011 fueron asesinadas 1490 mujeres; es decir, cuatro diarias; y, a octubre de este año, ya van 932. Medicina Legal informa que para este mismo período han atendido a casi cincuenta mil mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, mientras que la policía reporta solo 8.131 capturas relacionadas con estos actos.

En el Cesar las cosas no son diferentes. Según la encuesta nacional de demografía y salud 2010 de Profamilia, el 32% de nuestras mujeres padece algún tipo de violencia física causada por su pareja y el 35%, el más alto de la región Caribe, ha sufrido amenazas del esposo o compañero. Las mujeres con lesiones, en nuestro Departamento, son las que, en la Costa, reciben menos información sobre las posibilidades de colocar una denuncia y en dónde hacerlo, dificultando su acceso a la justicia.

Suele ocurrir que la violencia intrafamiliar se considere un tema privado que se debe solucionar en el ámbito familiar, pero se trata de un problema público, de violación a los derechos humanos que debe ser atendido por la sociedad y por sus instituciones. Ese cuento de que la “ropa sucia se lava en casa” y que “en peleas de marido y mujer nadie se debe meter”, oculta la violencia intrafamiliar y genera impunidad.

Se necesita en el Cesar y Valledupar una política pública de equidad para la mujer, elaborada de manera participativa e incluyente,consultando con las propias mujeres sus necesidades y propuestas. Existen a nivel local y departamental organizaciones que hay que convocar para este ejercicio, en el entendido de que nadie sabe más sobre mujeres que las mujeres mismas.

Iniciativas locales como la campaña “Párala ya”, la Mesa interinstitucional de equidad de género, la futura creación de la Consejería Regional para la equidad de género, son meritorias y deben mantenerse. Pero se necesita más fortaleza institucional. Tanto el gobernador Monsalvo como el alcalde Socarrás pueden crear secretarías de la Mujer para desarrollar políticas y acciones permanentes que eliminen la brecha de discriminación e inequidad de la mujer en nuestra región.

Nunca antes habíamos tenido un gabinete municipal con un 70% de participación femenina; pero esto no garantiza que ellas promuevan sus derechos. Por ello es necesario capacitarlas en el conocimiento de las normas y políticas que las protegen. Igual aplica para todos los funcionarios públicos que tienen que implementar la legislación.

Sin embargo, quienes más necesitan de educación no son las mujeres sino los hombres. Necesitamos ser reeducados para superar nuestros imaginarios, visiones, valores y cultura machista que nos impiden entender que los hombres y mujeres tenemos iguales derechos. Así como hemos convertido en tabú no pegarle a nuestra madre debemos hacer lo propio con nuestra mujer, esposa, hermanas e hijas. No hay excusas, motivos ni razones que justifiquen la violencia contra la mujer.

Twitter: @rodoquinteromero