En las dos columnas anteriores comenté sobre el Valledupar de 1954 al 90 más o menos y creo que lo hice con claridad y evidencia, de pronto algo se me olvidó y hoy trataré sobre el “otro Valle”, el que está en pleno proceso de desarrollo con sus bellos conjuntos residenciales cerrados y barrios abiertos […]
En las dos columnas anteriores comenté sobre el Valledupar de 1954 al 90 más o menos y creo que lo hice con claridad y evidencia, de pronto algo se me olvidó y hoy trataré sobre el “otro Valle”, el que está en pleno proceso de desarrollo con sus bellos conjuntos residenciales cerrados y barrios abiertos e imponentes edificios y cientos de casa campo con sus bellas arborizaciones y zonas verdes; con sus elegantes y modernos Centros Comerciales, adecuados escenarios deportivos que permitieron unos Juegos Bolivarianos, clínicas a la par de las mejores del país, centro de diagnóstico desde Cástulo y Chepita a quienes tenemos tanto que agradecerles hasta el ultramoderno PET de José Calderón y compañía, universidades desde la pública UPC que comenzó con escasos estudiantes y hoy supera los diez mil, y en lo privado la UDES, acertadamente dirigida por el doctor Carlos Morón Cuello, templos católicos más de 30, incluida la Catedral más grande y moderna del país y de otras religiones, megacolegios, más de 50 de segunda enseñanza, amplias avenidas y otras en construcción con un proceso de celeridad arrolladora, alcantarillado pluvial en desarrollo, lo mismo que el Centro de Vendedores Ambulantes.
Esto no lo ataja nadie, por lo cual podemos afirmar que “no estamos llevaos” y que al contrario vamos pa lante; y es cierto que tenemos falencias que arreglar, como el mal estado del anillo vial, más claro, la huecamenta que hay en calles y carreras y que sería bueno que “Ernesto que va arreglar esto” siguiera el ejemplo de su emulo y colega Char en Barranquilla quien está dispuesto a no dejar un solo hueco y ya lleva “cogíos” más de 300 de los miles que hay, armonizar los semáforos que tanto molestia le causan a los que manejamos, llevar a su estado anterior la dirección de las calles y carreras como la calle 14 y ahora la séptima, porque desapareció la causa para tomar esa determinación, como fueron las obras del Centro Histórico y la pavimentación de la intersección de la octava con séptima A o B. Bueno, fallas tenemos bastantes pero corregibles, si oyeran lo que los columnistas de EL PILÓN escribimos, entre otras cosas.
Me dediqué a recorrer “el nuevo Valle” y quedé sorprendido de tantos conjuntos residenciales y edificios nuevos y bonitos: Citaringa, Las Villa Ligia que son 4, Los Cañaguates, Quintas del Country, Rincón de Villa Alba, Los Corales, Rosario Norte —también 4—, San Pedro, El Portal del Rosario, Balcones de Santa Helena, Altos de Comfacesar, La Castellana, Barcelona, Casa Blanca, Las Orquídeas, Callejas, Los Rosales, Diomedes Daza, María Camila Norte, Las Trinitarias, Santillana, Las Margaritas, Granadillo, Rosario Real, Las Cachuchas, Los Campanos, Santa Rosalía, Los Mayales, Los Cocos, Las Américas con sus seccionales Brasil, Chile, Argentina y otros, Mar de Plata, Villa Bolivariana, Don Clemente y Don Carmelo, Villa Clara y los nuevos conjuntos cerrados con todas sus comodidades dentro del Novalito. Ya me aburrí y me cansé de visitar tantos barrios y me quedan muchos por fuera, tal como el Rafael Escalona, Morales, Marín, Chimila, San Vicente, sede de la Catedral. Quieren más, y eso que no he relacionado a los cientos de torres con muchos pisos y miles de apartamentos en barrios de todos los estratos sociales. Sigo en mi próxima columna con la revolución cultural, científica y educativa para que vean que este Valle va a mil, como Toyota nuevo pidiendo vía y “que no está llevao” como creen algunos indiferentes e indolentes que no les agrada esta situación y viven criticando tonterías.
Como ven, falta bastante y creo prudente seguir, por eso la próxima es la IV etapa, como en las carreras ciclísticas.
José Manuel Aponte Martínez
En las dos columnas anteriores comenté sobre el Valledupar de 1954 al 90 más o menos y creo que lo hice con claridad y evidencia, de pronto algo se me olvidó y hoy trataré sobre el “otro Valle”, el que está en pleno proceso de desarrollo con sus bellos conjuntos residenciales cerrados y barrios abiertos […]
En las dos columnas anteriores comenté sobre el Valledupar de 1954 al 90 más o menos y creo que lo hice con claridad y evidencia, de pronto algo se me olvidó y hoy trataré sobre el “otro Valle”, el que está en pleno proceso de desarrollo con sus bellos conjuntos residenciales cerrados y barrios abiertos e imponentes edificios y cientos de casa campo con sus bellas arborizaciones y zonas verdes; con sus elegantes y modernos Centros Comerciales, adecuados escenarios deportivos que permitieron unos Juegos Bolivarianos, clínicas a la par de las mejores del país, centro de diagnóstico desde Cástulo y Chepita a quienes tenemos tanto que agradecerles hasta el ultramoderno PET de José Calderón y compañía, universidades desde la pública UPC que comenzó con escasos estudiantes y hoy supera los diez mil, y en lo privado la UDES, acertadamente dirigida por el doctor Carlos Morón Cuello, templos católicos más de 30, incluida la Catedral más grande y moderna del país y de otras religiones, megacolegios, más de 50 de segunda enseñanza, amplias avenidas y otras en construcción con un proceso de celeridad arrolladora, alcantarillado pluvial en desarrollo, lo mismo que el Centro de Vendedores Ambulantes.
Esto no lo ataja nadie, por lo cual podemos afirmar que “no estamos llevaos” y que al contrario vamos pa lante; y es cierto que tenemos falencias que arreglar, como el mal estado del anillo vial, más claro, la huecamenta que hay en calles y carreras y que sería bueno que “Ernesto que va arreglar esto” siguiera el ejemplo de su emulo y colega Char en Barranquilla quien está dispuesto a no dejar un solo hueco y ya lleva “cogíos” más de 300 de los miles que hay, armonizar los semáforos que tanto molestia le causan a los que manejamos, llevar a su estado anterior la dirección de las calles y carreras como la calle 14 y ahora la séptima, porque desapareció la causa para tomar esa determinación, como fueron las obras del Centro Histórico y la pavimentación de la intersección de la octava con séptima A o B. Bueno, fallas tenemos bastantes pero corregibles, si oyeran lo que los columnistas de EL PILÓN escribimos, entre otras cosas.
Me dediqué a recorrer “el nuevo Valle” y quedé sorprendido de tantos conjuntos residenciales y edificios nuevos y bonitos: Citaringa, Las Villa Ligia que son 4, Los Cañaguates, Quintas del Country, Rincón de Villa Alba, Los Corales, Rosario Norte —también 4—, San Pedro, El Portal del Rosario, Balcones de Santa Helena, Altos de Comfacesar, La Castellana, Barcelona, Casa Blanca, Las Orquídeas, Callejas, Los Rosales, Diomedes Daza, María Camila Norte, Las Trinitarias, Santillana, Las Margaritas, Granadillo, Rosario Real, Las Cachuchas, Los Campanos, Santa Rosalía, Los Mayales, Los Cocos, Las Américas con sus seccionales Brasil, Chile, Argentina y otros, Mar de Plata, Villa Bolivariana, Don Clemente y Don Carmelo, Villa Clara y los nuevos conjuntos cerrados con todas sus comodidades dentro del Novalito. Ya me aburrí y me cansé de visitar tantos barrios y me quedan muchos por fuera, tal como el Rafael Escalona, Morales, Marín, Chimila, San Vicente, sede de la Catedral. Quieren más, y eso que no he relacionado a los cientos de torres con muchos pisos y miles de apartamentos en barrios de todos los estratos sociales. Sigo en mi próxima columna con la revolución cultural, científica y educativa para que vean que este Valle va a mil, como Toyota nuevo pidiendo vía y “que no está llevao” como creen algunos indiferentes e indolentes que no les agrada esta situación y viven criticando tonterías.
Como ven, falta bastante y creo prudente seguir, por eso la próxima es la IV etapa, como en las carreras ciclísticas.
José Manuel Aponte Martínez