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Columnista - 21 junio, 2023

No es idea mía

Es de mi hijo, y no quiero robarsela, Rodrigo López Aponte, quién me visitó en Pueblo Bello, el antepasado fin de semana . Rodrigo es inteligente  y observador de las cosas comunes y corrientes de la vida práctica. 

Es de mi hijo, y no quiero robarsela, Rodrigo López Aponte, quién me visitó en Pueblo Bello, el antepasado fin de semana . Rodrigo es inteligente  y observador de las cosas comunes y corrientes de la vida práctica. 

Nuestra charla discurrió acerca de una de esas cosas, 

relativa a Pueblo Bello y la administración municipal, no sólo respecto de la actual. 

Cómo ha sido esta y cómo podrían ser las futuras,  respecto del asunto materia de nuestra conversación. 

A su inicio esperábamos mucho del alcalde actual, un hombre joven y buen conversador de los roles de un administrador público, posiblemente tenga obras para mostrar. 

Sin embargo, hay una cuestión que nos inquieta y quizá no la ha considerado. 

Rodrigo, quién  está  vinculado a Pueblo Bello con un inmueble urbano, echa de menos, y yo estoy de acuerdo, 

el que no se haya realizado en Pueblo Bello,  por ninguna administración municipal, pero esperamos que lo haga ojalá la próxima, la reestructuracion  de la llamada zona de La Pista. Esta comprende toda la extensión, a partir del ingreso a la población una vez se sube la loma después de pasar el puente sobre el río Ariguanicito, y termina en la Y, que hace de vértice si,  convenimos que la base del triángulo  es la finca ‘Villatica’, al norte, de propiedad de don Guillermo Castro Mejía. 

Este triángulo es lo que llamamos en Pueblo Bello, La Pista. Que tiene una vieja historia, de cuando un piloto de avioneta de fumigacion de cultivos de algodón, el tolimence capitán Trujillo aterrizaba y levantaba el vuelo allí,  para ir a fumigar los cultivos de Codazzi.

Dentro de ella, está el parque en el lado norte. Un espacio acolchado de césped, rodeado por un sendero pavimentado, que, juntamente, es peatonal y  ciclovía y camino para las vacas y las bestias, mansas y serreras, para los perros callejeros, por su puesto 

siempre pringado por los excrementos de los animales y a veces, de los humanos. 

Un asalariado, permanente,  cuidador del parque, sería suficiente para podar los árboles, hacer el regadío y mantenerlo  en condiciones de limpieza y humanidad, y  los malos olores también desaparecerían. Pero de ese cuasimuladar,  ninguna administración municipal se ha dado por enterada. 

Del otro lado, enmallado, una parte, es un estadio de fútbol, hoy día presidido por un conjunto de casetas, de ventas varias  y del otro, juegos gimnasticos, otras casetas, y un conjunto de árboles “peritas”(varios están enfermos por abandono),  sembrados por las alcaldías del doctor Rodolfo Campo Soto, cuando Pueblo Bello era un corregimiento de Valledupar. Aquí el desaseo también es 

notorio, pero podria ser remediado por el mismo empleado referido antes. 

En lo que más entra la idea de mi hijo Rodrigo, es en lo siguiente . Me dice él que respecto de Pueblo Bello, se debería cambiar la idea de turismo masivo y fiestero por la de un ámbito de residencias o casas u hoteles, para  el descanso y el silencio,  reflexión y  meditación,  lectura y  estudio, 

construcción de centros de convenciones y simposios,  ancianatos, spas y clínicas de salud especializadas, aprovechando la benignidad del clima. 

La zona de parques debería mantenerse y aumentarse,  para esos fines recreativos y de esparcimiento de las familias con el criterio de socializacion,  y estas podrían contribuir al mejoramiento ambiental, rearborizando los 

espacios vacíos, para crear un destino de venta de bonos de carbono, que sería una renta municipal, y las actividades actuales deportivas, trasladarlas hacia otros sectores de terreno. Desde los montés de Pueblo Bello.

Columnista
21 junio, 2023

No es idea mía

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Es de mi hijo, y no quiero robarsela, Rodrigo López Aponte, quién me visitó en Pueblo Bello, el antepasado fin de semana . Rodrigo es inteligente  y observador de las cosas comunes y corrientes de la vida práctica. 


Es de mi hijo, y no quiero robarsela, Rodrigo López Aponte, quién me visitó en Pueblo Bello, el antepasado fin de semana . Rodrigo es inteligente  y observador de las cosas comunes y corrientes de la vida práctica. 

Nuestra charla discurrió acerca de una de esas cosas, 

relativa a Pueblo Bello y la administración municipal, no sólo respecto de la actual. 

Cómo ha sido esta y cómo podrían ser las futuras,  respecto del asunto materia de nuestra conversación. 

A su inicio esperábamos mucho del alcalde actual, un hombre joven y buen conversador de los roles de un administrador público, posiblemente tenga obras para mostrar. 

Sin embargo, hay una cuestión que nos inquieta y quizá no la ha considerado. 

Rodrigo, quién  está  vinculado a Pueblo Bello con un inmueble urbano, echa de menos, y yo estoy de acuerdo, 

el que no se haya realizado en Pueblo Bello,  por ninguna administración municipal, pero esperamos que lo haga ojalá la próxima, la reestructuracion  de la llamada zona de La Pista. Esta comprende toda la extensión, a partir del ingreso a la población una vez se sube la loma después de pasar el puente sobre el río Ariguanicito, y termina en la Y, que hace de vértice si,  convenimos que la base del triángulo  es la finca ‘Villatica’, al norte, de propiedad de don Guillermo Castro Mejía. 

Este triángulo es lo que llamamos en Pueblo Bello, La Pista. Que tiene una vieja historia, de cuando un piloto de avioneta de fumigacion de cultivos de algodón, el tolimence capitán Trujillo aterrizaba y levantaba el vuelo allí,  para ir a fumigar los cultivos de Codazzi.

Dentro de ella, está el parque en el lado norte. Un espacio acolchado de césped, rodeado por un sendero pavimentado, que, juntamente, es peatonal y  ciclovía y camino para las vacas y las bestias, mansas y serreras, para los perros callejeros, por su puesto 

siempre pringado por los excrementos de los animales y a veces, de los humanos. 

Un asalariado, permanente,  cuidador del parque, sería suficiente para podar los árboles, hacer el regadío y mantenerlo  en condiciones de limpieza y humanidad, y  los malos olores también desaparecerían. Pero de ese cuasimuladar,  ninguna administración municipal se ha dado por enterada. 

Del otro lado, enmallado, una parte, es un estadio de fútbol, hoy día presidido por un conjunto de casetas, de ventas varias  y del otro, juegos gimnasticos, otras casetas, y un conjunto de árboles “peritas”(varios están enfermos por abandono),  sembrados por las alcaldías del doctor Rodolfo Campo Soto, cuando Pueblo Bello era un corregimiento de Valledupar. Aquí el desaseo también es 

notorio, pero podria ser remediado por el mismo empleado referido antes. 

En lo que más entra la idea de mi hijo Rodrigo, es en lo siguiente . Me dice él que respecto de Pueblo Bello, se debería cambiar la idea de turismo masivo y fiestero por la de un ámbito de residencias o casas u hoteles, para  el descanso y el silencio,  reflexión y  meditación,  lectura y  estudio, 

construcción de centros de convenciones y simposios,  ancianatos, spas y clínicas de salud especializadas, aprovechando la benignidad del clima. 

La zona de parques debería mantenerse y aumentarse,  para esos fines recreativos y de esparcimiento de las familias con el criterio de socializacion,  y estas podrían contribuir al mejoramiento ambiental, rearborizando los 

espacios vacíos, para crear un destino de venta de bonos de carbono, que sería una renta municipal, y las actividades actuales deportivas, trasladarlas hacia otros sectores de terreno. Desde los montés de Pueblo Bello.